Las cuatro de la mañana es a la hora que suelo dormirme… y se me ocurre escribir.
Es raro, si usara toda esa capacidad de escribir que de repente uso en el microblogging, podría postear en este blog una vez al día, tres veces a la semana en el big blogger, o aún mejor, podría escribir mi novela que ya la tengo desocupada. Trato de escribir sin detenerme y que mi corazón hable, sin pensarlo tanto, ya es demasiando tarde para pensar de lo que voy a escribir.
Hace unos días una amiga me dijo que si no tenía una fuente de inspiración, al menos me la inventara. Digo, me gustan muchas mujeres y quizá podría tomar el pedacito de una, los pedazotes de otra (dixit Mauricio Garcés) y crear lo que yo llamaría una Venusina, esa mujer perfecta capaz de sacarme suspiros y que pueda inspirarme a escribir.
Claro, mientras más pienso menos motivos encuentro para escribir. Ahora cuando tengo todo el tiempo del mundo, me encanta desperdiciarlo, mi videojuego se ha convertido en mi panacea de triunfos, mismos que en la vida real no se han dado. Ya sé que ahora todo mundo vendrá a decirme que no me esfuerzo lo suficiente… y de veras lo hice, cuando fue su tiempo lo hice. También me he vuelto intolerante a los malos comentarios, me producen un efecto parecido a la intolerancia a la lactosa.
Me enoja que desde que me conoce una mujer me llame luego luego amigo, cuando en realidad quiere decir “ni se te ocurra querer algo conmigo”. Vamos, las tácticas perras las he abandonado desde que me rompieron el corazón, es decir, el traje de Gordolfo Gelatino lo he tirado al bote de basura y no lo pienso recoger en un buen rato. Ahora, con esto como premisa ¿Cómo podré escribir de un tipo que conquista mujeres?
Hago dos comidas diarias, en la tarde y en la noche. Pocos días los he dedicado a desayunar y ver los primeros rayos de la mañana. Ya no como lo mismo y siento que eso de a poco me esta ayudando con mi peso. Con esto del calor tomo más agua… pero no me hablen de ejercicio que no lo practico desde mis gloriosos días en el spinning hace dos años.
Hoy no me quejaré del amor, ni del trabajo, ni la mala vida, ni del dinero que escasea o mejor dicho que es inexistente, creo que ya he dicho suficiente. Bueno, solo diré que me afecta mucho no conseguir trabajo, que no le parezca atractivo a las mujeres, que no tenga dinero para salir y que escribir ya no sea tan prioritario…
Si, ya sé que si la vida te da limones hay que hacer limonada… ¿Pero si no te gusta la limonada? No sé, en ese caso habría que mejor hacer nieve de limón. A veces creo que un hombre sin esperanza es como una vela sin lumbre. En fin, solo puedo ver como la vida pasa frente a mis ojos, siendo yo un espectador invisible.
Las cuatro de la mañana es a la hora que suelo dormirme… y creo que es el momento en el que debería estar despertando.
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