domingo, noviembre 21, 2010

KISSING A PUMA

-Qué?
-Te quiero besar…

La conocí la semana pasada en la tocada de Delator en la Roma. Buena plática, buena onda y un carácter bastante fuerte. Todo pasó muy rápido y cuando menos me di cuenta nos teníamos abrazados escuchando la música y terminó dándome su teléfono antes de irse. Nos habíamos besado y yo le había prometido que la llamaría. Ella no me creyó.

En la semana la agregué al Messenger, me agregó a Twitter y nos estuvimos mandando mensajes SMS. Ella está ocupada entre su escuela y el trabajo, yo con mi chamba y las distancias tengo para que el tiempo se me desvanezca. Ella dice que somos muy parecidos. Yo le digo que además hay cosas que nos harán chocar. A ella le dicen a regañadientes que beso bien. Yo tuve en mi paladar el recuerdo de sus besos mezclados con cerveza durante la semana. Ella no deja de recordarme lo que me dijo ese sábado: quiero algo formal; yo mi respuesta: quiero conocerte.

Una de las cosas que más me gustan de ella es que le encanta el fútbol, podría decir que de la misma forma en que yo. Le va a los Pumas (algún defecto debía tener) y en el partido del miércoles me mandó mensajes cuando los universitarios hicieron el primer gol. Creyente en el karma como soy, no respondí los mensajes y me hago parte de la carrilla. Es genial cuando puedes hablar con alguien de alguna de tus pasiones y con ella se presta, aunque el destino haya puesto a nuestros equipos en la liguilla.

Cómo le había prometido, el fin de semana nos volveríamos a ver (cosa que tampoco me creyó). Fuimos al Starbucks de Alameda (porque también ama el café) y platicamos, tratando de conocernos mejor. Nos habíamos acabado nuestros respectivos frappés cuando le propuse ir a ver el partido a un lugar. Quince minutos después ya estábamos en el Otro Río tomando cerveza y apenas vi la pantalla del bar me tocó ver que el Cruz Azul ya iba perdiendo por un gol. Mientras ella estaba emocionada viendo cada jugada peligrosa de los pumas, en cada botella me bebía mi preocupación porque todo lo malo que le podía pasarle a un equipo le pasó: no tener posesión del balón en ningún lapso del partido: gol a los primeros minutos, lesión de jugadores, expulsión de otro más y una mano que al final decidió el resultado. ¡Hubieran visto la efusividad con la que ella celebró ese penal que se convirtió en gol, como yo lo hubiera festejado!

Al medio tiempo la miré de frente y le pregunté si quería andar conmigo. Me dijo que sí.

Al final, Pumas borró de la cancha al líder general. El bar lleno de seguidores universitarios festejaba el triunfo como un campeonato y yo estaba con la cara desencaja. Es increíble el consuelo que hallé en sus brazos, me besó una y otra vez. Cada vez que lo hacía, no se sentía tan mal la decepción por la derrota futbolística. Claro que hacía chistes y quizá los seguirá haciendo hasta el miércoles o jueves, pero podía soportar mejor la carrilla. Me despedí de ella en el metro, tenía que irse temprano porque ya muy noche no hay transporte donde vive: been there, done that. En un mensaje me escribe que hará todo lo posible para que funcione; apenas hace unas horas lo vi y le prometí que yo también lo haría. Apenas y nos estamos conociendo, ambos no sabemos lo que nos deparan los siguientes días.

Gracias a Dios, tengo trabajo y novia. No sé qué hice para que las cosas hayan cambiado radicalmente en mi vida, pero mientras eso dura lo disfrutaré lo más que pueda.

Nos vemos en el futuro.

martes, noviembre 16, 2010

AMARTE NO ES...



Amarte no es poco. No es algo que se pueda decir de forma sencilla, que le pueda expresar a alguien más. No es una ocurrencia en una noche de copas, no es algo que se escriba sin tener destinatario. No son palabras escritas a mí mismo. No es una enfermedad que se cure con pastillas ni dolencia que se aminore con alcohol. Amarte no es sólo desear tu cuerpo, no es imaginar todo el día tu sonrisa ni adivinar tus pensamientos de noche. No es cantar por las noches a mitad de la calle. No es derramar miel y decirlo a todo mundo. Tampoco es creer verte en los rostros de mujeres que se cruzan por mi camino. No es un discurso cliché hecho sin mero talento. No es la luna, ser inerte al que muchos le piden que sea testigo y cómplice. Amarte no es soñarte todas las noches, no es encontrar dicha en el sonido de tu voz, no es ser cursi. No es la espera en el teléfono, ni en el mensajero instantáneo y mucho menos la contemplación de tu fotografía. Amarte no es el deseo reprimido del subconsciente, no es dibujar con los ojos el contorno de tus piernas ni el calor de tus pechos. No son conclusiones apresuradas de un momento fugaz. Amarte no es dejar de amarme a mí mismo, no es ser omnisciente para vigilar tu pasos, tampoco son celos injustificados ni un contrato bilateral de la propiedad. No es un día en azar en el mes de abril ni un año bisiesto. Amarte no es deseo intermitente ni fuego que quema, no es una pistola cargada ni una tarjeta de crédito para el alma, no se puede comprar como una revista ni contener en una canción pop. No son seis letras y menos la composición de dos palabras. Amarte no es lo que aparento, no es lo que todo mundo puede ver, no es condena, maldición o lastre cochambroso. No es mentira, no es parcialidad, velocidad, nimiedad o confusión. Para nada es casualidad o un juego de azar el amarte.

Trato de explicarlo y no puedo. Ignoro al destino que siempre de ti me separa y juego engañarme a mí mismo. Sé que no tengo oportunidades contigo, que nunca me has visto de esa manera y en vano escribo para alcanzarte. No leerás esto y tampoco te reconocerás en la fotografía. Redacté el primer párrafo desde mi iPod mientras emprendía el regreso a casa. No lo pensé, quiero no pensarlo cuando se trata de ti. Quizá sólo es el complejo:



Nos vemos en el futuro.

domingo, noviembre 14, 2010

AQUÍ

El viernes por la noche me asaltaron en el transporte público, en la noche, de regreso a casa.

Se subieron rápido al camión lleno, llevaban armas y pasaron a cada lugar a hurtar teléfonos celulares y dinero. A mí sólo me robaron lana. A un necio que no quería soltar su teléfono lo golpearon. Bajaron rápidamente. Así de rápido cambia la vida. En un instante tienes y al siguiente el viento se lo lleva todo. Todo cambia y a veces no estamos preparados para lo que deja de ser igual.

Ya mantengo suficientes miedos como para cargar otro. Tampoco diré que soy un valiente porque disto de serlo; sin embargo y desde la primera vez que me asaltaron (BTW, la única vez que me fui de pinta) me prometí quino tendría miedo y si me fuese posible, trataría de mantener la cordura en ese momento difícil.

Estoy vivo y ese pensamiento lo he tomado de consuelos mientras mis entrañas se consumen por el coraje. Trato de mantener la paz y doy gracias a Dios. Aprecio la vida aunque a veces quisiera la paz de los sepulcros. Trato de ver la vida como a una ventaja y quisiera lograr cosas imposibles como el sábado, donde hice rendir mi tiempo y logré hacer muchas cosas en un tiempo muy corto.

Aún hay cosas que no cambian en mi vida. Espero que con la misma rapidez con la que aquellos asaltantes llegaron y se llevaron cosas, así puedan suceder las modificaciones. Si todavía hay un poco de justicia en este mundo supongo que las cosas deberían suceder de esa manera. Mientras yo hago mi parte para que las cosas cambien, no me queda más que esperar y tener fe.

Ese mismo viernes recordé Aquí que Jumbo. Así me siento ahorita. Pese a las cosas que faltan o que no son como quiero, está mi esperanza que la circunstancia pueda ser variable en cualquier momento porque estoy vivo y sigo aquí:



Nos vemos en el futuro.

viernes, noviembre 05, 2010

COMER, TWITTEAR, AMAR

Durante este año he subido de peso. Eso siempre trae consecuencias al cuerpo y a la manera de vestir. Las tallas suben, el cansancio aumenta y la actividad física es inexistente. Durante este mes he evitado el refresco y las tortillas, como a mis horas con cubiertos y tomo un litro de agua. Yo no he visto resultados en este tiempo y eso me desagrada, ya que eso significa comprarse ropa nueva, tengo mucha que está en buenas condiciones y que no me gustaría dejar porque ya no me queda.

¡Pero qué rico es comer! Lo amo, es un placer que ha venido a sustituir muchos otros en mi vida. A la comida no le tienes que andar rogando ni acercarte tímidamente; deleitas el paladar con cada bocado, sientes cómo todo ese bienestar ingresa a tu cuerpo, percibes la textura, el sabor, los olores y mientras más sabrosa sea se disfruta más. Cómo he odiado no irme por una hamburguesa o unas quesadillas en la hora de la comida. El fin de semana me doy gusto tomando refresco y tortillas, comiendo comida grasosa y golosinas. Me siento libre de ese exilio de alimentación que vivo cada cinco días.

En otras cosas, por fin en twitter me hicieron caso y me mandaron un correo preguntándome si todo estaba bien. Ya les volví a escribir mi problema. Yo espero poder regresar a mi cuenta pronto, porque ahí es donde me siento tan a gusto. Quizá a mi regreso termine borrando a infinidad de contactos que no aportan algo. Si algo aprendí de mi nueva cuenta es que no necesitas seguir a más de 900 para tener un timeline agradable y sano. Cuando regrese daré unfollow a la mitad de los que tengo, de todos modos a veces ni contestan un saludo, ni te siguen la plática cuando tú lo haces. Sin querer se vuelven prescindibles. Con la ausencia de mi cuenta también empecé a retomar el gusto por twittear, aunque pocos me contesten, sólo lean o me ignoren.

Aún así extraño ese twitter de hace dos o tres años, cuando las cosas eran menos complicadas y sólo éramos un puñado de tipos que no querían ser twittstars, hacerle la barba a las estrellas o pedir follow. Ese en donde veías al de tu línea de tiempo con una sonrisa, planeabas el fin de semana por el gusto de la camaradería. Y sobre todo, extraño a la persona de la que me enamoré en ese tiempo.

Es inevitable no encontrar una foto suya sin querer en las redes sociales. Recordé por qué había capturado mi atención. Amo su forma de ser, me vuelve loco. Recuerdo aquellas veces de desvelo, de noche de confesiones, le dije todo menos que me tenía cautivado. Hoy está fuera de mi alcance, creo que anda con alguien. Me evade cuando la invito a salir. A veces siento que no le dije que me gustaba en su momento, no me fijé cuando fue que me enamoré, nunca lo vi venir. Hoy tengo que seguir adelante, tratando de superar algo que jamás fue.

Y por el título, sí, el domingo pasado vi Eat, Pray, Love, basada en el libro de Elizabeth Gilbert, protagonizada por Julia Roberts y dirigida por Ryan Murphy, guionista, productor y director de series como Nip/Tuck y Glee. Buena película pero se le nota lo “novato” al director en el final porque resuelve el conflicto muy rápido; sin embargo tiene escena memorables. Es un libro/película que no puedes dejar de revisar. Les dejo el tráiler para los que no la han visto:



Yo también ando planeando mi viaje… =)

Nos vemos en el futuro.

miércoles, noviembre 03, 2010

EL RELAX MODE

Hay momentos en los que me invade el miedo.

Era fácil pedirle a mi entonces novia que me leyera la mano y que me explicara el futuro. Aún así el miedo no se iba: si algo aprendí es que el porvenir siempre es ambiguo, nunca es exacto y carece de control. La vida se parece más a un auto a gran velocidad sin volante y con fallas en los frenos. El saberlo me causaba estrés, tanto que ya le debo mi colitis. Hay cosas que están fuera de tus manos y que inevitablemente afectan lo que está a tu alcance.

Mi trabajo es un reto todos los días y cuando comenzó a volverse uno más difícil sentí pavor. Pensé de inmediato en este blog. Son mis propias letras, lo que me gusta, la bitácora de mi vida. Durante seis años he buscado preguntas y respuestas. Nunca he querido ser una estrella o alguien reconocido por lo que escribo en mi blog. Tampoco vi este espacio como un reto para promover campañas, para cumplir expectativas de alguien o para ganar fama. Hacer algo a lo que no estoy acostumbrado me causa temor, la diversión se vuelve compromiso y uno se siente como pez fuera del agua: sin control.

Creo que este reto fue la gota que derramó el vaso. No pude más. El mundo me absorbió en su dinámica y me sentí intimidado. Lo importante, quizá lo más importante de todo es que no estoy sólo. Tuve consuelo y consejo en mi familia, ternura y firmeza. Era lo que necesitaba escuchar y si quizá eso no cambiaba las circunstancias, al menos me hizo desahogarme y sentirme bien de momento.

Hay que sumarle la incertidumbre del proyecto en el que estoy, también me invadió el miedo a no tener trabajo y eso me saturó. Pero después de apoyo me sentí mejor y tuve momento de pensar. No me queda otra que seguir echándole ganas a pesar de que las planeaciones las cambien como calcetines. Levantarme temprano, llegar a tiempo, cumplir con cada cosa que me manden y mantener esa alegría que he tenido con el pensamiento de que tengo trabajo y con ello puedo cambiar cosas en mi vida.

Pero, ya con mi quincena, con el caos organizacional y en la noche con un videojuego nuevo pensé ¿Por qué no estoy disfrutando esto? Por qué no me relajo y dejo que las cosas fluyan, qué tenga lo que tenga que durar. Mientras, lo tomaré con calma, gastaré en lo que quiera, sanearé mis deudas y me divertiré en el proceso.

Si alguien quiere divertirse conmigo la invitación está abierta; si no, será un excelente camino para disfrutar cómo cambio en estos momentos. =)

Nos vemos en el futuro.