domingo, marzo 27, 2011

EL PODER DE DECIR "NO"

[De Fondo: The Cranberries – Free To Decide]

En la universidad tuve una materia de un semestre llamada Ética. Mis recuerdos respecto a ella son muy vagos y poco claros; sin embargo, entre todos ellos destaca uno: en una vez que uno de mis compañeros cuestionó a la maestra sobre la realidad, que para obtener cosas tenías que verte obligado a hacer otras y le planteó una situación: si para avanzar una ejecutiva tenía que acostarse con su jefe ¿A quién tenía que hacer caso, a sus valores o al jefe? La maestra, con una sabiduría categórica nos dijo a todos: hay algo que, estando en esas circunstancias, nunca se debe olvidar: uno no está atrapado, siempre tenemos la capacidad de elegir.

Esa lección nunca la olvidé y después de ello nunca hubo algo que me obligara más que mi propia voluntad. Aún estoy en una situación en la que nadie depende de mí y que ninguna obligación me ata. Siempre he valorado mi libertad, mi tiempo y mi espacio y yo sé a quién se los cedo. Después de llevar algo de camino en la vida no me ilusionan cosas que no se obtienen por justicia, donde no hay oportunidades claras de crecimiento o con personas que no tienen calidad humana. He conocido muchas durante toda mi vida y he decidido no seguirlas; de hecho, siempre procuro apartarme de ellas.

Hace unos días rechacé una oferta de mi trabajo porque no me convenía. Muchas veces lo he hecho y esta vez no iba a ser la excepción. Por cosas como las que me pasaron muchos se emocionan, pero yo dije “no”. Como toda decisión, siempre tiene sus consecuencias, mas siempre he valorado el poder de decidir. Bueno o malo, sí es la vida: una consecutiva toma de decisiones, una carrera donde tomas distintas rutas esperando a no perderte en una, como en todo camino, hay que saber tomar la salida para no llegar a un destino que no quieres.

A veces olvidamos que la vida es transitoria, que sólo estamos de paso; también que nacemos libres. Siempre he creído que la mayor responsabilidad que tiene uno (cuando se es joven y no casado) es con uno mismo. Ahorita me acordé de una canción que puede quedar ad hoc para el momento. No es de mis favoritas de The Cranberries, pero su mensaje es potente:



Es tiempo de tomar decisiones, la siguiente la sabrán en mi próximo post, porque sí, vendré aquí más seguido.

Nos vemos en el futuro.

viernes, marzo 18, 2011

¡QUÉ MARAVILLOSO MUNDO!

[De Fondo: Rod Stewart feat. Stevie Wonder - What a Wonderful World]

Fue cuando era niño, gracias a un comercial, conocí esa canción originalmente interpretada por Louis Amstrong…



¿Qué ha pasado en estos casi tres meses? Intentaré explicarme sin debrayar mucho: Sobreviví a los primeros tres meses en el trabajo y en él he hecho buenos amigos. La paga es buena, los jefes tienen poca calidad humana y hay uno que se cree el gran conocedor cuando sólo sabe cometer decisiones pendejas. Me volví muy unido con mis compañeros y creo que eso nos ha ayudado a sobrevivir ante diversas adversidades. En breve se separan la mitad de nosotros y poco a poco se agregan más compañeros. Aún así esperamos que la amistad se conserve, son excelentes personas…

… recuerdo que apenas y sabía algo de inglés: “¡Qué maravilloso mundo!”, fue lo único que entendí. Esa voz rasposa parecía salir de una voz de risa, reflejaba ternura y parecía, en mi desconocimiento, una melodía para celebrar (¡Qué universalidad de la música!).

Mi novia me ha convencido que me quiere y me ha dado a conocer su poder de transformar detalles sencillos en golpes demoledores. En un principio no supe cómo reaccionar y cometí algunos errores. Ella me dio una oportunidad más y ahí seguimos, con poco tiempo para vernos, con miel derramada en el Messenger, con salidas los fines de semana, con nuestros defectos y con la determinación de que disfrutemos el uno del otro. Yo espero también convencerla de que la quiero, porque así es y mucho.

…Durante muchos años pensé esta canción. Después escuché la versión de Joey Ramone al final de Bowling for Comubine, un epílogo interesante que Michael Moore le diera a su discurso cinematográfico contra la cultura de las armas y violencia en Estados Unidos…

El tiempo siempre ha sido lo que falta y aunque me choca esta carencia. He aprovechado bien el que me queda para dormir, volver a leer, escuchar música mientras intento maquinar un discurso para volver a escribir. Quisiera a veces que las distancias no fueran tan largas, que a los políticos no se les ocurriera hacer cantidades estúpidas de obras viales al mismo tiempo, que no hubiera tanto tráfico. Me he acostumbrado y eso ha hecho que los trayectos no se me hagan pesados. La música como siempre, ayuda.

Todo lo que desee lo tengo en este momento: trabajo, novia, dos teléfonos móviles, disfruto de la compañía de mis amigos, ya hasta tengo audífonos nuevos, juego FIFA, de a muy poquito pero bajo de peso, estoy todo el día en Twitter, escucho y descubro melodías que después me acompañan. Deseaba volver a escribir pero no hallaba cómo vaciar todo eso en la hoja en blanco, quería encontrar algo que sirviera como una fotografía del momento. Y esa imagen la encontré en una canción que me acompaña todas las mañanas en mi camino al trabajo: Rod Stewart, con esa voz rasposa le agrega nostalgia a la letra que camina sobre un piano, y aderezada con un Stevie Wonder que no necesita cantar pero que hace arreglos titánicos con la armónica; parece que no halla límites entre la evocación de recuerdos, el romanticismo, la ternura, la elegancia, el principio y fin de las cosas. Cada que la escucho, además de evocar aquella tonada de la infancia, me hace disfrutar todos los días y comenzar de una buena forma las mañanas, lo bien que la estoy pasando ahorita con lo que tengo y que lo demás no importa, tanto que hasta pienso para mí: What a wonderful world!



Nos vemos en el futuro (¡Ya extrañaba escribir eso!).