domingo, enero 27, 2013

CAMBIOS

Vivimos en un mundo en el que sabemos que cambiar es muy difícil: es uno de los propósitos más recurrentes, de las mentiras menos creíbles. Es más fácil decir “nada cambia” cuando este factor es determinante para la evolución del hombre, para su historia y para el destino mismo. Tal vez no es como lo esperamos y a veces no es tan vistoso, pero todo cambia.

Por ello es lógico, pero a la vez triste, que no le crean a quien ya ha cambiado…

Tanto cambiar como notar el cambio no es cosa de un día para otro, cada paso puede ser imperceptible y no siempre sigue el paso del tiempo. Gracias a los cambios hemos llegado a lugares insospechados, logros que creíamos imposibles se han materializado. Lo improbable, el caos mismo, es la fórmula misma de la vida. Así como todo cambia, que todos lo hagan no es extraño.

Hubo un momento de mi vida en que creí que nada cambiaría. Vivía mi vida entre cuatro paredes, no tenía trabajo, ni novia, se burlaban de mí y de mis sueños, yo pensé que esta lamentable situación duraría para siempre. Un día, cuando menos lo esperé, empezaron a cambiar cosas, gracias a Dios.

Quizá hoy puedo reconocer que en su momento no valoré los cambios, afortunadamente hoy puedo ver el camino recorrido y decir que no me ha ido mal y el panorama hacia adelante es satisfactorio. Si quito esos factores que no he obtenido no me puedo arrepentir. Lo único que queda es promover más cambios mientras la vida y Dios me lo permitan.

Hoy puedo anunciarles el siguiente paso: a partir de febrero me mudo a mi ciudad natal, la bella México Distrito Federal. Es un anhelo que ha tardado muchos años en realizarse, uno que era necesario para mejorar mi estilo de vida. A la vez es un reto para probarme a mí mismo, para crecer, para explotar mi potencial, para ser de una vez y para siempre un hombre diferente.

No pude evitar recordar a Bowie en esta ocasión:



♪I said that time may change me
But I can't trace time♫

Nos vemos en el futuro.

miércoles, enero 09, 2013

NO DEJES DE SONREÍR

¿Qué ilumina tu rostro, realza la majestad de tus ojos? ¿Hacia dónde dirigen tus fosas nasales? ¿Cuál es la bandera de tu belleza, el síntoma de tus alegrías? Ese don es tu sonrisa. La que todos vemos, la que enamora a los hombres, la que decora el ego de tus fotos, la que dibujas mientras inclinas tu cabeza de lado, un perfume gráfico que enchina la piel de los demás.

No la pierdas por los sinsabores de la vida, por las decepciones de la gente, por los males del corazón, por un mal día, por discusiones con las personas que amas, por las palabras de los que te odian, por los desencuentros familiares, por la cobardía de los que tiran la piedra y esconden la mano. Como decía, la sonrisa es tu don. Enseña orgullosa tu mueca de confianza en la comisura de tus labios: no hay nada que no tenga solución y ningún mal es para siempre. Todo pasa, no te hundas en la tristeza y déjala ir, no te pertenece; solo es un pañuelo desechable, la tormenta que precede a la calma.

Sonríele a quien amas y a quien es imprescindible en tu vida, no podrás darle un mejor regalo a su alma. Sonríe a un extraño, ganarás sus favores y obtendrás su gracia. Regala una sonrisa en los malos tiempos y espantarás a la adversidad. Sonríe a quien te da la mano y no te deja caer; será el mejor pago al esfuerzo. Dibuja una sonrisa frente a la vida y ella te devolverá una mejor. Sonríele a quien te escribe estas letras y te dedicará unas mejores.

Nada ni nadie tiene derecho a arrebatarte la sonrisa, tú tienes el poder de usar bien tu don, de no dárselo a nadie, de compartirlo con quien tú quieres. Abre los ojos, enfoca la mirada, relaja los músculos de la cara, procura que tu cabello no estorbe esa visión y mueve tus labios al compás de la alegría, devela un poco de tus dientes y logra el arqueado perfecto. Logra lo que mujeres de todos los tiempos crean con el sutil pero magnífico gesto: el embrujo, la cautividad, la sonrisa reflejo, la atención desarmada o el suspiro… dependiendo a quién le compartas ese gesto de la belleza del alma.

Cuando estés triste, cuando sientas que no puedes más, cuando creas que las cosas no pueden cambiar o cuando veas que la realidad no puede ser mejor, no dejes de sonreír. Acompaña de actitud tus pasos, no te olvides de ti y busca en tu interior aquello que eres, fuiste y serás… y cuando lo encuentres, será sencillo alzar la cara y pintarte de sonrisas. Así tendrás la fuerza para saltar cualquier adversidad, la templanza para tomar decisiones y esperanza de que, eventualmente, todo estará bien.

Cuando no podamos o no quieras platicar, lee esto en los momentos difíciles y sin que te des cuenta, tomarás el camino hacia sentirte mejor, te lo prometo. =)

Gerson.