Hoy soñé con la muchacha a la que le escribía poemas en prepa y que nunca me peló. En el sueño, era como si esos poemas los hubieran transformado en una obra de teatro, representada en una pequeña aula. A lo lejos estaba ella, llorando. Nos acercamos el uno al otro y ella me dice “perdóname”. Según esto, yo la abrazo y recito la última parte que están actuando atrás de mí. Lo más cagado es que después ya no estaba ella y fui a un restaurante para festejar la obra con Venusina, la cuál, como siempre, andaba en su onda. Es raro cómo nos juega rudo el subconsciente.
No importa lo lejos, o la falta de comunicación, inclusive nuestros propios problemas. Los amigos siempre están ahí y es una bendición tenerlos en la vida.
El martes tuve una entrevista de trabajo. La persona que me entrevistó fue muy amable y yo, a diferencia de muchas ocasiones, fui más desenvuelto. Lo que más me sorprendió de la plática no fue la misma; sino una fotografía vieja enmarcada dentro de esa pequeña oficina: el entrevistador, quizá hace como 30 años con Gloria Gaynor (sí, la de I Will Survive) y su fantástico peinado afro. Si yo tuviera una foto con mi artista favorito sería con McCartney, pero lo más seguro es que ya no venga dar conciertos a México y si lo hace, será aún más complicado sacarme una foto con él.
Ayer sólo salí un par de horas al medio día… y regresé con una parte del cuello quemada! Fui a resolver un encargo y vi que las obras viales están haciendo la vida imposible a los automovilistas en mi amado pueblo bicicletero. En fin, todo sea para que los políticos se alcen el cuello y tengamos (después de las obras, claro) menores tiempos de llegada a nuestros hogares.
Me hace falta echar la chela, pero desgraciadamente me acabé el dinero del mes. Por ahí quizá se hace la peda del 8, junto con buenos cuates la próxima semana, para ser específicos, en sábado. También tengo ganas de ir al cine, si todo sale bien (y me pongo de acuerdo con Mine) iré el martes. Por alguna u otra razón no se me ha hecho el milagrito.
Se acabó el mes de julio… por fin. Se viene agosto, un mes antes de que venga el para mí fatídico septiembre. De alguna manera tuve miedo a pensar que viene el mes patrio porque ya van dos años consecutivos que no me va bien en ese mes; pero después lo pienso mejor y veo que eso que suelo llamar “mi septiembre negro” es una pendejada y que los días que vienen no serán donde me sucedan cosas malas.
Todavía me faltan más cosas por escribir en el día. Le pondré velocidad al asunto.
Nos vemos en el futuro.
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