viernes, julio 17, 2009

LA LLUVIA DE LOS PENSAMIENTOS

Es de noche, empieza a llover y con las gotas se precipitan mis pensamientos.

Estoy tan acostumbrado a que las cosas no cambien que la transformación parece una pared infranqueable. Tengo que aprender de nuevo a salir, a perder el miedo. A veces creo que tienen razón esas filosofías occidentales en las que sugieren el “desaprender” para empezar de nuevo. La resistencia al cambio es mi problema. Debo volver a aprender ciertos hábitos.

Hoy es día de pagar impuestos. Odio que el día 17 caiga en viernes. Afortunadamente la cantidad a pagar es mínima, con lo cual tendré algo de dinero para no estar tan roto. Todavía me falta 15 días más para cobrar, así que me veré limitado. Al menos mi hermana dice que me llevará a ver Harry Potter, necesito ir al cine, se me han ido varias pelis que he querido ver.

El finde me la pasé genial en casa de @sAngelle junto con varios twitteros. Vamos, hasta conté chiste, cosa que no hacía desde hace dos años. Tomé cerveza y comí cemitas que preparó la anfitriona. Estuvo muy chido. Me hizo recordar también los antiguos días del paranoicast, porque ahí @specktro con su macbook empezó a grabar un ustream que convertirá (o convirtió ya) en un podcast.

Sin embargo, el sábado en la noche, de regreso a casa, cómo extrañé a mi amiga para contarle esas cosas que no puedo contar en el blog, me dieron ganas de hablarle a Leo, pero no me atreví. Mis posibilidades sólo se limitaron a ellos dos en ese momento. Una, mi paño de lágrimas y el otro, mi compañero (o más bien dicho, mentor) de pedas. Tenía ganas de que alguien me escuchara, no estaba aún lo suficientemente alcoholizado, no quise encender la computadora. Esta vez la tristeza y el desahogo me los guardaría para mí.

Creo que son los bemoles de crecer, tienes que hacer las cosas por ti mismo. Todavía me falta exorcizar muchos demonios. No dejo de pensar que es en gran medida culpa mía las circunstancias en las que vivo, el no haberle dicho mis sentimientos a la chica que me gusta, el no buscar con ansia las cosas que quiero, como un trabajo, independencia y no aislarme como suelo hacerlo ya sea por falta de dinero o voluntad.

Ahorita ya dejó de llover. Creo que el mood de “querido diario” siempre me ayuda a desahogarme un poco. Por eso me agrada mi blog: quizá las cosas que escribo ya no me pertenezcan del todo, pero el espacio es mío y yo lo lleno como me gusta. También me ha costado trabajo soportar la crítica pero ya no temeré de ella ni me avergonzaré… y creo que eso ya es un buen inicio.

Falta mucho para agosto, pero ya quiero que llegue…

Nos vemos en el futuro.

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