martes, julio 07, 2009

LA ÚLTIMA HORA DEL CAFÉ

Imposible no sentir nostalgia.

La semana pasada y después de muchas dificultades y un año en que nuestras vidas cambiaron radicalmente, Minerva y yo volvimos a grabar La Hora del Café, quizá por última vez.

Todavía recuerdo hace un año, los detalles quedan en mi mente y fue de los mejores episodios. Después de un año no sabía si la misma magia que entre los dos ocurría mientras grabábamos estuviera presente, aún grabando en la distancia. Fue agradable asegurarme que fue como si el tiempo no hubiera pasado, como si hubiera sido ayer, como si ella no hubiera tenido tiempo y yo no hubiera tenido pretextos. Todo desapareció y cuando menos me di cuenta la Hora del Café volvió a vivir.

Hace más un año había varios podcast amateurs. Ella y yo los escuchábamos y recordamos que debíamos volver a intentarlo, así se grabó una segunda temporada del nuestro podcast. Para mí fue el inicio de muchas cosas, después salté a correspondencias y terminé con Parabús, que me llenó de grandes satisfacciones, pero nada de eso hubiera sido posible sin Minerva. Ante mi rigidez de los proyectos posteriores, encontré en esta última emisión de la Hora del Café una bocanada de aire, la mezcla perfecta entre el orden y la irreverencia, la camaradería que no había olvidado, la última oportunidad para esa mezcla entre el pasado y el presente.

Siempre me causa nostalgia escuchar los podcast pasados, así que compartir los micrófonos con Minerva ha sido una gran experiencia. En ella veo el talento del que muchas veces carezco mientras hago grabaciones y sé que con una dirección correcta podrá realizar todos sus sueños. Me da mucho gusto ver cuánto ha crecido en un año y espero que en un futuro escuchar grandes cosas de ella.

Por mi parte, aún quedan cosas por resolver en mi vida. No sé qué me depare en futuro, pero sin duda fue bueno cerrar de buena manera este ciclo. Sé que en varias ocasiones he mencionado que los tiempos pasados no vuelven. Afortunadamente, aunque sea por una hora, todo fue como antes, fuimos dos muchachos que nos sentábamos en frente de un micro, tomando café, riéndonos de las desgracias de la vida y de las añoranzas del ayer, creyendo que hacíamos el mejor podcast del momento. Fue un instante maravilloso que deseo que ustedes compartan conmigo.

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Gracias Mine, fueron momentos excelentes.

Nos vemos en el futuro.

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