[De Fondo: Gustavo Cerati - Puente]
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Ese día yo trabajaba en un periódico, tenía tiempo libre antes de las cuatro y eso me daba tiempo de checar blogs, sobre todo nuevos. En ese entonces entré a uno, uno que no sabía que era un blog secreto.
Después tú me agregaste al mensajero, y después de muchas conversaciones, llamadas a celular y letras, nos comenzamos a enamorar. Fue muy raro saber que tú decías que vivías en el sur de mi ciudad pero no, de hecho vivías al norte. Aunque para ser docente te faltaban clases de Geografía.
Te llegué a apreciar mucho, sobretodo por esas largas llamadas de Tulancingo a México en donde los contábamos todo, donde éramos soportes de cada uno, creo que hubiéramos sido una gran pareja, a pesar de ella odiaba todo lo que considerara fresa y le gustaba mucho la trova, y de un pequeñísimo detalle: tenías novio.
Recuerdo ese día en el que fui a tu cuidad a conocerte en persona: fue un gran día. Nos queríamos tanto pero tú tenías alguien y creí que sería difícil poderte dar un beso, así que al final perdí toda esperanza. Pero antes de tomar el camión que me llevaría a casa, me despediste con un beso, rápido, sorpresivo, fulminante.
Después la distancia pudo más, dejaste de tener Internet y sólo nos comunicábamos por correo electrónico. En cada mail yo escribía todo eso que me hacías sentir y lo mucho que te extrañaba y que esperaba que tomaras una decisión respecto a nosotros. Pero al final y tras una discusión terrible, optamos por no volver a vernos, porque al final escogiste a tu novio; y por mi parte yo me prometí no volverme a relacionar con mujeres que están en una relación.
Pasó el tiempo y volvimos a ser amigos pero mantuvimos nuestra distancia. Hasta que hace poco me volviste a hablar de esos mails y que nadie te había escrito como yo y no sé que más. Aunque no lo he olvidado, tú tenías una pareja y yo también, además no estaba dispuesto a arriesgar mi corazón de nuevo.
Todavía tengo guardado el reloj de metal que me regalaste y esa vela enorme y azul, las guardo con mucho cariño a pesar de que las cosas no salieron bien y que lo malo prefiero enterrarlo en el olvido. Pero siempre recordaré que para el amor y las distancias, se necesita un puente. Creo que si esto fuera de películas, lo nuestro sin duda sería como “Los Puentes de Madison”, y que, en el momento que nos quisimos, siempre hubo ese algo que nos mantuvo conectados.
Arriba el sol
Abajo el reflejo
Ve cómo estalla mi alma
Ya estás aquí
Y el paso que dimos
Es causa y es efecto
Cruza el amor
Yo cruzaré los dedos
A veces suelo mirar a la luna y me sale tu recuerdo.
Nos vemos en el futuro.
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