No sé por qué me rehusé al momento. Puedo dar muchas razones y al mismo tiempo rechazarlas todas. En realidad no había ningún inconveniente, no le gustan los hoteles, no tengo dinero para uno y podía quedarme de sábado a domingo en su casa. Pasar del continuo jugueteo en el cine a la hora cuchi cuchi (Beto le Boticuá dixit). Me encanta postergar lo inevitable.
“Ahora sí” dije, se quedó bastante sorprendida. “¿No te vas a echar para atrás?” de seguro pasó por su mente mil veces. Y cuando menos me doy cuenta ya estoy en el metro, mirando afuera del vagón a Calzada de Tlalpan. El transporte pasa de largo por aquel hotel sabinesco, quizá él tenga razón cuando escribió que “al lugar donde has sido feliz es mejor que no trates nunca de regresar”.
Ella moría sueño, había tenido días bastante pesados; sin embargo se rehusó a cancelar para dormir un poco. De aquí en adelante sería mi responsabilidad que no se durmiera, eso me quedaba bastante claro. Ya vamos en un micro para su casa. El sur es bastante raro, me siento un extranjero internándome en una nación enemiga. La plática hace la inmersión más rápida y de repente llegamos a ese departamento oscuro, falto de muebles con dos puertas cerradas, una de ellas mi destino.
El plan era que ella se iba a bañar, mismo que se acabó cuando la tomé entre mis brazos, cuando acabó con mis quiénsabecuántos días sin ejercer. Ella ya me había prevenido que había comprado vino, yo no soy de tomar vino, pero me gustaba a cada sorbo. Aprendí que había que tomarlo de a poquito porque cada que lo ingería, sabía mejor… después fuimos por una caguama.
Se iba a dormir, no la dejé, después se nos quitó el cansancio, invitamos al insomnio, la lluvia nos acompañó gran parte de la noche. Le puse la rolita que da título al post. Jagger cantando y provocando a la vez. Piano, guitarra bajo y batería dictando qué hacer. Pongo en práctica el aprendizaje del tacto, como en ninja que ya sabe qué puntos atacar con precisión. Tengo bastante éxito y sonrío de satisfacción, como hace años que no lo hago.
Dormí cerca de cuatro horas. Era temprano, me vestí silencioso para no despertarla. Tenía que regresar a casa y me esperaba un largo regreso. Los puestos de comida apenas comenzaban a organizarse y yo quería detenerme para comer al menos un taco. Dos horas y media después, ya estaba en casa.
Ha sido de las mejores noches del año, ahora que lo pienso. Lo necesitaba, he estado tan en mis broncas, tan falto de pasión, tan fuera de mí que esto es una bocanada de aire. Todo eso se disipó cuando, entre besos en la espalda y el cuello, susurraba cantando:
♪Let's spend the night together
Now I need you more than ever
Let's spend the night together now♫
Nos vemos en el futuro.
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