Hoy soñé con la muchacha a la que le escribía poemas en prepa y que nunca me peló. En el sueño, era como si esos poemas los hubieran transformado en una obra de teatro, representada en una pequeña aula. A lo lejos estaba ella, llorando. Nos acercamos el uno al otro y ella me dice “perdóname”. Según esto, yo la abrazo y recito la última parte que están actuando atrás de mí. Lo más cagado es que después ya no estaba ella y fui a un restaurante para festejar la obra con Venusina, la cuál, como siempre, andaba en su onda. Es raro cómo nos juega rudo el subconsciente.
No importa lo lejos, o la falta de comunicación, inclusive nuestros propios problemas. Los amigos siempre están ahí y es una bendición tenerlos en la vida.
El martes tuve una entrevista de trabajo. La persona que me entrevistó fue muy amable y yo, a diferencia de muchas ocasiones, fui más desenvuelto. Lo que más me sorprendió de la plática no fue la misma; sino una fotografía vieja enmarcada dentro de esa pequeña oficina: el entrevistador, quizá hace como 30 años con Gloria Gaynor (sí, la de I Will Survive) y su fantástico peinado afro. Si yo tuviera una foto con mi artista favorito sería con McCartney, pero lo más seguro es que ya no venga dar conciertos a México y si lo hace, será aún más complicado sacarme una foto con él.
Ayer sólo salí un par de horas al medio día… y regresé con una parte del cuello quemada! Fui a resolver un encargo y vi que las obras viales están haciendo la vida imposible a los automovilistas en mi amado pueblo bicicletero. En fin, todo sea para que los políticos se alcen el cuello y tengamos (después de las obras, claro) menores tiempos de llegada a nuestros hogares.
Me hace falta echar la chela, pero desgraciadamente me acabé el dinero del mes. Por ahí quizá se hace la peda del 8, junto con buenos cuates la próxima semana, para ser específicos, en sábado. También tengo ganas de ir al cine, si todo sale bien (y me pongo de acuerdo con Mine) iré el martes. Por alguna u otra razón no se me ha hecho el milagrito.
Se acabó el mes de julio… por fin. Se viene agosto, un mes antes de que venga el para mí fatídico septiembre. De alguna manera tuve miedo a pensar que viene el mes patrio porque ya van dos años consecutivos que no me va bien en ese mes; pero después lo pienso mejor y veo que eso que suelo llamar “mi septiembre negro” es una pendejada y que los días que vienen no serán donde me sucedan cosas malas.
Todavía me faltan más cosas por escribir en el día. Le pondré velocidad al asunto.
Nos vemos en el futuro.
Bienvenido: ¿Quieres conocerme? Todo está aquí: mis días, lo que me gusta, mis ambiciones y sueños. En línea desde octubre de 2004.
viernes, julio 31, 2009
martes, julio 28, 2009
LA CARTA 09
Queridísima:
Hoy más que nunca te extrañé. Sobra decirlo, he tenido dos años difíciles y en cada caída eché de menos tu hombro para llorar, como aquella vez que me escuchaste en mi última decepción amorosa, cuando no sabía qué hacer y tú fuiste tan fuerte, ecuánime y sensible para escucharme.
Sabes? Recientemente he sido objeto de burla de personas que ni me conocen, ya no sólo de las que creen conocerme y cada vez son más. Les parecen bufonadas cada cosa que escribo, hablan a mis espaldas y a pesar de las veces que ha sucedido no logro acostumbrarme. Es como ir por el mundo con un blanco en el pecho, recibiendo cada impacto de quién sabe dónde. Me pongo mi armadura de chingueasumadreelmundo y puedo soportarlo… pero hoy fue un día diferente.
Hoy fui a una entrevista de trabajo y en algún momento respondí que tenía dos años sin un empleo. Hoy mi padre lo supo y empezó con un sermón que empezó con “no siempre es bueno decir la verdad”, pasando por “tu carrera no sirve para nada”, dando el revival a “te mereces lo que te está pasando”, “mira a tu tío que estudió lo mismo cómo está” y varias cosas más.
Esas palabras me sepultaron, fueron una lanza en mi costado y me desmoroné. Callé, mordiendo por dentro mi lengua y ante él mantuve firme mi semblante; después caí, porque hubo cosas que él tenía razón y por miedo o vergüenza no me he atrevido a reconocer: no he tomado a la vida por los cuernos… lo que signifique eso.
Recordé por qué estudié comunicación: yo quería escribir y no terminar como un desempleado por haber estudiado letras, no quería arquitectura porque quería desmarcarme de mi papá, quería ser diferente. Cinco años después terminé con un pequeñísimo trabajo, viviendo en casa de mis padres y con la mayor parte del tiempo enfrente de una computadora. Muchos hacen lo mismo pero por esos mismos motivos siempre me chingan, sobre todo gente que no conozco y que (creo yo) tienen una vida demasiado aburrida (la mía lo es más) y necesitan chingar a alguien. Los comentarios que leí en twitter hoy me dieron la razón.
Me es inconcebible pensar en el teléfono y estás muy lejos como para ir a tomar un café o unas chelas. Es curioso que, a pesar de nuestros esfuerzos por develarnos, la gente no nos conozca o lo haga mal. Creen saber lo que pensamos y lo que sentimos, suponen nuestra amistad y les es semejante a un texto mal traducido. Estoy tan seguro de ello que publicaré esta carta en mi blog, sin miedo, como lo he hecho desde que puse mi nombre en mis textos. Hoy no pensé en nadie más para escribirle mi día, una voz en mi oído me lo confirmó y espero que leas esto pronto. Yo sólo te pido que seas fuerte y que encuentres pronto sentido a las cosas que pasan; asimismo, yo también buscaré reordenar todo este caos en el que se ha convertido mi vida.
Saludos a todos allá.
Gerson.
Hoy más que nunca te extrañé. Sobra decirlo, he tenido dos años difíciles y en cada caída eché de menos tu hombro para llorar, como aquella vez que me escuchaste en mi última decepción amorosa, cuando no sabía qué hacer y tú fuiste tan fuerte, ecuánime y sensible para escucharme.
Sabes? Recientemente he sido objeto de burla de personas que ni me conocen, ya no sólo de las que creen conocerme y cada vez son más. Les parecen bufonadas cada cosa que escribo, hablan a mis espaldas y a pesar de las veces que ha sucedido no logro acostumbrarme. Es como ir por el mundo con un blanco en el pecho, recibiendo cada impacto de quién sabe dónde. Me pongo mi armadura de chingueasumadreelmundo y puedo soportarlo… pero hoy fue un día diferente.
Hoy fui a una entrevista de trabajo y en algún momento respondí que tenía dos años sin un empleo. Hoy mi padre lo supo y empezó con un sermón que empezó con “no siempre es bueno decir la verdad”, pasando por “tu carrera no sirve para nada”, dando el revival a “te mereces lo que te está pasando”, “mira a tu tío que estudió lo mismo cómo está” y varias cosas más.
Esas palabras me sepultaron, fueron una lanza en mi costado y me desmoroné. Callé, mordiendo por dentro mi lengua y ante él mantuve firme mi semblante; después caí, porque hubo cosas que él tenía razón y por miedo o vergüenza no me he atrevido a reconocer: no he tomado a la vida por los cuernos… lo que signifique eso.
Recordé por qué estudié comunicación: yo quería escribir y no terminar como un desempleado por haber estudiado letras, no quería arquitectura porque quería desmarcarme de mi papá, quería ser diferente. Cinco años después terminé con un pequeñísimo trabajo, viviendo en casa de mis padres y con la mayor parte del tiempo enfrente de una computadora. Muchos hacen lo mismo pero por esos mismos motivos siempre me chingan, sobre todo gente que no conozco y que (creo yo) tienen una vida demasiado aburrida (la mía lo es más) y necesitan chingar a alguien. Los comentarios que leí en twitter hoy me dieron la razón.
Me es inconcebible pensar en el teléfono y estás muy lejos como para ir a tomar un café o unas chelas. Es curioso que, a pesar de nuestros esfuerzos por develarnos, la gente no nos conozca o lo haga mal. Creen saber lo que pensamos y lo que sentimos, suponen nuestra amistad y les es semejante a un texto mal traducido. Estoy tan seguro de ello que publicaré esta carta en mi blog, sin miedo, como lo he hecho desde que puse mi nombre en mis textos. Hoy no pensé en nadie más para escribirle mi día, una voz en mi oído me lo confirmó y espero que leas esto pronto. Yo sólo te pido que seas fuerte y que encuentres pronto sentido a las cosas que pasan; asimismo, yo también buscaré reordenar todo este caos en el que se ha convertido mi vida.
Saludos a todos allá.
Gerson.
martes, julio 21, 2009
POR EL GUSTO DE HACERLO
¿Hace cuánto que no haces algo sólo por el gusto de hacerlo?
A veces estamos tan atados tanto a la rutina y a las costumbres que difícilmente podemos hacer algo distinto. Casi siempre hacemos las cosas, “porque debemos hacerlas”, porque es parte de nuestro trabajo, porque tenemos pendientes, actividades que por su consecución diaria se vuelven mecánicas. Pareciera como si no hubiese margen de error para realizar algo fuera de lo planeado, algo que no sea absolutamente necesario.
Si duda me ha servido este tiempo de descanso para editar el podcast de Parabús. No es que no me guste el trabajo de edición, sino que empieza a perder un poquito el sabor de la novedad, la búsqueda de posibilidades ante la estructura misma de las grabaciones. Sólo puedes hablar de ciertos temas, tienes que ser objetivo y de pronto todas las inquietudes ajenas se guardan para una mejor ocasión. Y este es un buen momento.
Hace poco estuve escuchando los podcast de Dixo dedicados a un top 5, donde los locutores/podcasters sea abren un poquito, so pretexto de anunciar un teléfono (que casualmente es el modelo del tlalocphone) y un servicio de descarga de música gratuita, para darnos a conocer canciones que significan algo en sus vidas. Los escuché y me sentí francamente inspirado. Tomé el micrófono, cargué unas canciones y dos horas después ya tenía una grabación con el mismo concepto, pero editado por mi.
Descarga este podcast haciendo click aquí.
¿Por qué lo hice? Por el simple gusto de hacerlo. Nadie me va a pagar la mención (ni espero que lo hagan), ni me recomendó qué música poner, ni entro en la pose del gran comunicador que usa los medios alternativos, no soy de esos. Sin embargo, era algo que tuve el deseo de hacerlo, de probarme y de hacer cosas diferentes a las usuales. Es como si me consintiera a mí mismo, o cuando tomas una ruta diferente a la casa, o compras algo que se te antojó o sales temprano del trabajo porque ya no hay qué hacer.
Si lo escuchan, espero que les guste. No soy profesional (y eso se nota) pero lo hice con mucho feeling.
Nos vemos (o nos escuchamos) en el futuro.
domingo, julio 19, 2009
LAS BATALLAS ENTRE EL PADRE Y EL HIJO
Por lógica, por costumbre e inclusive por religión se piensa que el hijo hace lo que ve del padre, es el primer gran ejemplo en los primeros años de nuestra vida, el referente con respecto a la educación, símbolo del machismo mexicano y por lo tanto artífice de la cultura. Aunque la figura paterna no tiene tanta fuerza afectiva en Latinoamérica (se pondera a la madre: creadora, educadora, sufridora y ser redentor), sigue siendo el portador de la sangre, del apellido, de la estafeta, la que (se den cuenta o no) pasarán con vida a su hijo varón.
Siempre me es imposible no comparar mi niñez con la de mi padre. Él, viviendo entre la tierra de una colonia aún sin modernizar, con una madre que todavía tiene que atender a sus demás hermanos, que no son pocos, saliendo a la calle, donde hay más por descubrir. Yo, habitando en el mismo lugar ya modernizado, más de veinte años después, con la atención de todos, siendo un pequeño príncipe que no necesitaba salir del castillo.
Así como mi padre aprendió muchas cosas de mi abuelo, también hubo muchas disyuntivas, como en la música, cuando él amaba el rock y su padre lo respetaba, pero el no entendía más que el bolero. Así también yo, cuando tuve que decidir qué carrera elegir, elegí comunicación… mi padre respetó mi decisión, mas no estaba de acuerdo, alegaba que no me podría ayudar cuando fuera grande.
Mientras crecía, aprendí que había más visiones del mundo que las de papá. Su música no era la única o la mejor, había formas de ser o pensar distintas a las que me habían enseñado, más influencias y gustos, todo un mundo de posibilidades por descubrir. Así fui siendo yo, el que le gustaba leer y escribir, que no era el vago y en ese entonces menos maleado. Hay veces que mi padre no sabe de dónde he sacado algunas formas de ser distintas a las de él.
Existen cosas que nos unen, pero también muchas que nos separan, tanto que muchas veces hemos terminado en discusiones acaloradas, perdiendo la razón, hiriéndonos el uno al otro, y luego también despreciando nuestras debilidades a pesar de admirarnos (él mi inteligencia y yo su experiencia). Nos olvidamos a veces que somos padre e hijo y nos faltamos al respeto. Él y yo somos muy complicados a la hora de perdonar, muy pocas veces admitiremos que nos equivocamos. A pesar de que podamos hablarnos después de algunos días, tanto él como yo guardamos las cicatrices.
Durante todo mi tiempo entre los vivos, mi padre siempre ha querido que sea mejor que él y siempre me ha presionado para serlo. Quizá este comportamiento sea instintivo e inherente en el hombre. Apenas leía a Thor, que en una mística plática con su padre muerto Odín, en el que decía que era una tradición “matar al padre”; mientras en los dioses era literal, en los hombres siempre era superar las obras de su progenitor.
Hoy volví a reñir con él. A veces se me olvida que todo lo que tengo, lo debo en gran parte a su esfuerzo, una parte de mí es indudablemente suya. No nos pediremos perdón, nunca lo hemos hecho, yo podré disculparme mil veces con todo el mundo pero con él mis reglas son distintas. Y después de las mil batallas que enfrentamos juntos y entre nosotros, la idea de “matar al padre” aún es una meta lejana. El listón de sus obras es muy grande, espero algún día poder superarlo.
Nos vemos en el futuro.
Siempre me es imposible no comparar mi niñez con la de mi padre. Él, viviendo entre la tierra de una colonia aún sin modernizar, con una madre que todavía tiene que atender a sus demás hermanos, que no son pocos, saliendo a la calle, donde hay más por descubrir. Yo, habitando en el mismo lugar ya modernizado, más de veinte años después, con la atención de todos, siendo un pequeño príncipe que no necesitaba salir del castillo.
Así como mi padre aprendió muchas cosas de mi abuelo, también hubo muchas disyuntivas, como en la música, cuando él amaba el rock y su padre lo respetaba, pero el no entendía más que el bolero. Así también yo, cuando tuve que decidir qué carrera elegir, elegí comunicación… mi padre respetó mi decisión, mas no estaba de acuerdo, alegaba que no me podría ayudar cuando fuera grande.
Mientras crecía, aprendí que había más visiones del mundo que las de papá. Su música no era la única o la mejor, había formas de ser o pensar distintas a las que me habían enseñado, más influencias y gustos, todo un mundo de posibilidades por descubrir. Así fui siendo yo, el que le gustaba leer y escribir, que no era el vago y en ese entonces menos maleado. Hay veces que mi padre no sabe de dónde he sacado algunas formas de ser distintas a las de él.
Existen cosas que nos unen, pero también muchas que nos separan, tanto que muchas veces hemos terminado en discusiones acaloradas, perdiendo la razón, hiriéndonos el uno al otro, y luego también despreciando nuestras debilidades a pesar de admirarnos (él mi inteligencia y yo su experiencia). Nos olvidamos a veces que somos padre e hijo y nos faltamos al respeto. Él y yo somos muy complicados a la hora de perdonar, muy pocas veces admitiremos que nos equivocamos. A pesar de que podamos hablarnos después de algunos días, tanto él como yo guardamos las cicatrices.
Durante todo mi tiempo entre los vivos, mi padre siempre ha querido que sea mejor que él y siempre me ha presionado para serlo. Quizá este comportamiento sea instintivo e inherente en el hombre. Apenas leía a Thor, que en una mística plática con su padre muerto Odín, en el que decía que era una tradición “matar al padre”; mientras en los dioses era literal, en los hombres siempre era superar las obras de su progenitor.
Hoy volví a reñir con él. A veces se me olvida que todo lo que tengo, lo debo en gran parte a su esfuerzo, una parte de mí es indudablemente suya. No nos pediremos perdón, nunca lo hemos hecho, yo podré disculparme mil veces con todo el mundo pero con él mis reglas son distintas. Y después de las mil batallas que enfrentamos juntos y entre nosotros, la idea de “matar al padre” aún es una meta lejana. El listón de sus obras es muy grande, espero algún día poder superarlo.
Nos vemos en el futuro.
viernes, julio 17, 2009
LA LLUVIA DE LOS PENSAMIENTOS
Es de noche, empieza a llover y con las gotas se precipitan mis pensamientos.
Estoy tan acostumbrado a que las cosas no cambien que la transformación parece una pared infranqueable. Tengo que aprender de nuevo a salir, a perder el miedo. A veces creo que tienen razón esas filosofías occidentales en las que sugieren el “desaprender” para empezar de nuevo. La resistencia al cambio es mi problema. Debo volver a aprender ciertos hábitos.
Hoy es día de pagar impuestos. Odio que el día 17 caiga en viernes. Afortunadamente la cantidad a pagar es mínima, con lo cual tendré algo de dinero para no estar tan roto. Todavía me falta 15 días más para cobrar, así que me veré limitado. Al menos mi hermana dice que me llevará a ver Harry Potter, necesito ir al cine, se me han ido varias pelis que he querido ver.
El finde me la pasé genial en casa de @sAngelle junto con varios twitteros. Vamos, hasta conté chiste, cosa que no hacía desde hace dos años. Tomé cerveza y comí cemitas que preparó la anfitriona. Estuvo muy chido. Me hizo recordar también los antiguos días del paranoicast, porque ahí @specktro con su macbook empezó a grabar un ustream que convertirá (o convirtió ya) en un podcast.
Sin embargo, el sábado en la noche, de regreso a casa, cómo extrañé a mi amiga para contarle esas cosas que no puedo contar en el blog, me dieron ganas de hablarle a Leo, pero no me atreví. Mis posibilidades sólo se limitaron a ellos dos en ese momento. Una, mi paño de lágrimas y el otro, mi compañero (o más bien dicho, mentor) de pedas. Tenía ganas de que alguien me escuchara, no estaba aún lo suficientemente alcoholizado, no quise encender la computadora. Esta vez la tristeza y el desahogo me los guardaría para mí.
Creo que son los bemoles de crecer, tienes que hacer las cosas por ti mismo. Todavía me falta exorcizar muchos demonios. No dejo de pensar que es en gran medida culpa mía las circunstancias en las que vivo, el no haberle dicho mis sentimientos a la chica que me gusta, el no buscar con ansia las cosas que quiero, como un trabajo, independencia y no aislarme como suelo hacerlo ya sea por falta de dinero o voluntad.
Ahorita ya dejó de llover. Creo que el mood de “querido diario” siempre me ayuda a desahogarme un poco. Por eso me agrada mi blog: quizá las cosas que escribo ya no me pertenezcan del todo, pero el espacio es mío y yo lo lleno como me gusta. También me ha costado trabajo soportar la crítica pero ya no temeré de ella ni me avergonzaré… y creo que eso ya es un buen inicio.
Falta mucho para agosto, pero ya quiero que llegue…
Nos vemos en el futuro.
Estoy tan acostumbrado a que las cosas no cambien que la transformación parece una pared infranqueable. Tengo que aprender de nuevo a salir, a perder el miedo. A veces creo que tienen razón esas filosofías occidentales en las que sugieren el “desaprender” para empezar de nuevo. La resistencia al cambio es mi problema. Debo volver a aprender ciertos hábitos.
Hoy es día de pagar impuestos. Odio que el día 17 caiga en viernes. Afortunadamente la cantidad a pagar es mínima, con lo cual tendré algo de dinero para no estar tan roto. Todavía me falta 15 días más para cobrar, así que me veré limitado. Al menos mi hermana dice que me llevará a ver Harry Potter, necesito ir al cine, se me han ido varias pelis que he querido ver.
El finde me la pasé genial en casa de @sAngelle junto con varios twitteros. Vamos, hasta conté chiste, cosa que no hacía desde hace dos años. Tomé cerveza y comí cemitas que preparó la anfitriona. Estuvo muy chido. Me hizo recordar también los antiguos días del paranoicast, porque ahí @specktro con su macbook empezó a grabar un ustream que convertirá (o convirtió ya) en un podcast.
Sin embargo, el sábado en la noche, de regreso a casa, cómo extrañé a mi amiga para contarle esas cosas que no puedo contar en el blog, me dieron ganas de hablarle a Leo, pero no me atreví. Mis posibilidades sólo se limitaron a ellos dos en ese momento. Una, mi paño de lágrimas y el otro, mi compañero (o más bien dicho, mentor) de pedas. Tenía ganas de que alguien me escuchara, no estaba aún lo suficientemente alcoholizado, no quise encender la computadora. Esta vez la tristeza y el desahogo me los guardaría para mí.
Creo que son los bemoles de crecer, tienes que hacer las cosas por ti mismo. Todavía me falta exorcizar muchos demonios. No dejo de pensar que es en gran medida culpa mía las circunstancias en las que vivo, el no haberle dicho mis sentimientos a la chica que me gusta, el no buscar con ansia las cosas que quiero, como un trabajo, independencia y no aislarme como suelo hacerlo ya sea por falta de dinero o voluntad.
Ahorita ya dejó de llover. Creo que el mood de “querido diario” siempre me ayuda a desahogarme un poco. Por eso me agrada mi blog: quizá las cosas que escribo ya no me pertenezcan del todo, pero el espacio es mío y yo lo lleno como me gusta. También me ha costado trabajo soportar la crítica pero ya no temeré de ella ni me avergonzaré… y creo que eso ya es un buen inicio.
Falta mucho para agosto, pero ya quiero que llegue…
Nos vemos en el futuro.
martes, julio 14, 2009
TLALOCMAN #600
Este es el post número 600 de El Blog de Gerson Obrajero:
El Tlalocman, originalmente fue una canción escrita por Carlos Monsivais para un espectáculo conceptual creado por Alfonso Arau llamado Los Tepetatles. Esta parodia psicodélica de los Beatles tuvo ecos más tarde en un grupo formado por otro Arau, Sergio, y junto a Botellita de Jerez, enriquecerían la canción con una especie de rito al dios de la lluvia. La canción fue del agrado de todos los fans, en especial de un niño pequeño llamado Gerson.
¿Por qué no había héroes mexicanos? Se preguntaba incrédulo este niño cuando escuchó en la radio la canción de los botellos. Ahí había uno. Era fácil visulizarse como el tlalocman y usar el cuarto que compartía como cuartel general (Batman y el Hombre Araña de la televisión también tenían uno ¿por qué él no?), usar como máscara un suéter y enfrentar, aunque sea en la imaginación, a villanos que se encarnaban en algunas personas que conocía.
Pasaron más de diez años. Ese niño físicamente había crecido y se encontraba frente a una computadora. Le pedían un nombre de usuario para hacerse de un correo electrónico, de pronto se acordó de aquel héroe de la canción. Sonaba bien, recordó la letra, supo que era un sobrenombre adecuado y al dar enter retomó el manto que había dejado… ya no era Gerson, tímido y opacado, genial pero discreto: era alguien más.
El tlalocman era la máscara, le permitió a ese joven ser distinto, valiente, propositivo, capaz de materializar los sueños y no verlos como imposibles. En internet quienes lo conocieron no sabían de dónde venía, pero su empuje era de admirarse, algunos lo creían un viejo, otros un loco, muchos más un aliado. Fuera de la computadora, volvía a ser Gerson, era una doble vida que no se mezclaba, una especie de nueva personalidad en donde el nombre cambiaba las reglas. Gerson no podía hacer las cosas; el tlalocman sí.
Gerson y Tlalocman eran uno; pero estas dos entidades eran distintas, contradictorias entre sí. Cuando Gerson descubrió los blogs, vio que era necesario unir esas dos partes. Ya era adulto, no podía seguir más con esos juegos mentales. Sin embargo, en el trayecto y con las derrotas constantes, con el reconocimiento del nombre y el olvido del nickname, era imposible volver a ser el tlalocman y retomar todo aquello que lo hizo grande. Ahora todos conocían a Gerson, con sus virtudes, también con sus defectos. Al superhéroe ya no lo conocieron.
La máscara se desvaneció, de ser física él la miraría con nostalgia. Aún no ha aprendido a hacer las cosas del tlalocman sin ponerse el manto, ni adjudicarse las hazañas del héroe para que el hombre que ahora es, las imite o supere. A veces piensa que sería genial que la identidad del personaje fuera como un traje para volverlo a usar, aunque sea por unos pocos instantes y ser el tipo que apoyaba al cómic mexicano, que se metió a convenciones sin conocer a nadie, que movió consciencias de una industria, que escribió guiones, tocó las estrellas y vio por un instante sus sueños.
Quizá el tlalocman no está muerto, quizá esté todavía en la mente de Gerson, esperando el momento oportuno para volver a salir y ayudar al portador del manto, ahora que más lo necesita.
El Tlalocman, originalmente fue una canción escrita por Carlos Monsivais para un espectáculo conceptual creado por Alfonso Arau llamado Los Tepetatles. Esta parodia psicodélica de los Beatles tuvo ecos más tarde en un grupo formado por otro Arau, Sergio, y junto a Botellita de Jerez, enriquecerían la canción con una especie de rito al dios de la lluvia. La canción fue del agrado de todos los fans, en especial de un niño pequeño llamado Gerson.
¿Por qué no había héroes mexicanos? Se preguntaba incrédulo este niño cuando escuchó en la radio la canción de los botellos. Ahí había uno. Era fácil visulizarse como el tlalocman y usar el cuarto que compartía como cuartel general (Batman y el Hombre Araña de la televisión también tenían uno ¿por qué él no?), usar como máscara un suéter y enfrentar, aunque sea en la imaginación, a villanos que se encarnaban en algunas personas que conocía.
Pasaron más de diez años. Ese niño físicamente había crecido y se encontraba frente a una computadora. Le pedían un nombre de usuario para hacerse de un correo electrónico, de pronto se acordó de aquel héroe de la canción. Sonaba bien, recordó la letra, supo que era un sobrenombre adecuado y al dar enter retomó el manto que había dejado… ya no era Gerson, tímido y opacado, genial pero discreto: era alguien más.
El tlalocman era la máscara, le permitió a ese joven ser distinto, valiente, propositivo, capaz de materializar los sueños y no verlos como imposibles. En internet quienes lo conocieron no sabían de dónde venía, pero su empuje era de admirarse, algunos lo creían un viejo, otros un loco, muchos más un aliado. Fuera de la computadora, volvía a ser Gerson, era una doble vida que no se mezclaba, una especie de nueva personalidad en donde el nombre cambiaba las reglas. Gerson no podía hacer las cosas; el tlalocman sí.
Gerson y Tlalocman eran uno; pero estas dos entidades eran distintas, contradictorias entre sí. Cuando Gerson descubrió los blogs, vio que era necesario unir esas dos partes. Ya era adulto, no podía seguir más con esos juegos mentales. Sin embargo, en el trayecto y con las derrotas constantes, con el reconocimiento del nombre y el olvido del nickname, era imposible volver a ser el tlalocman y retomar todo aquello que lo hizo grande. Ahora todos conocían a Gerson, con sus virtudes, también con sus defectos. Al superhéroe ya no lo conocieron.
La máscara se desvaneció, de ser física él la miraría con nostalgia. Aún no ha aprendido a hacer las cosas del tlalocman sin ponerse el manto, ni adjudicarse las hazañas del héroe para que el hombre que ahora es, las imite o supere. A veces piensa que sería genial que la identidad del personaje fuera como un traje para volverlo a usar, aunque sea por unos pocos instantes y ser el tipo que apoyaba al cómic mexicano, que se metió a convenciones sin conocer a nadie, que movió consciencias de una industria, que escribió guiones, tocó las estrellas y vio por un instante sus sueños.
Quizá el tlalocman no está muerto, quizá esté todavía en la mente de Gerson, esperando el momento oportuno para volver a salir y ayudar al portador del manto, ahora que más lo necesita.
FIN
(por ahora...)
(por ahora...)
viernes, julio 10, 2009
SOBREVIVIR
…estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos…
San Pablo. 2 Corintios 4:8-9
Durante estos cinco años he perdido muchas cosas, sobre todo en el terreno amoroso. Si ustedes han sido capaces de seguirme todo este tiempo podrán afirmar la oración anterior de forma categórica. Hubo momento donde aquí mismo me desahogué tantas veces, deseando no perder, sumergiéndome en el mar de la derrota. Pero no me ahogué, salí y aquí estoy.
Hay un cuate por ahí en twitter que últimamente ha estado “muy emo”. Es más joven que yo y es imposible no verme reflejado en cada update que se azota y cada que borra lo que escribió, para no dejar constancia de las mismas derrotas, para no dejar posibilidad a ser descubierto, a fomentar el olvido. Creo que a veces esas experiencias nos recuerdan que los humanos somos sensibles, que si nos lastiman, nos duele. Pero a diferencia de ciertas heridas que uno puede recibir físicamente, quizá las del alma sólo la puedan opacar o disminuir, sin embargo no son lo suficientemente fuertes como para arrancarte la vida.
Hace un par de días platiqué con una amiga entrañable que ahora vive por Cancún. Durante estos últimos años, ella ha sufrido problemas físicos y ahorita está pasando por una situación muy fuerte; no obstante, ella se mantiene fuerte, con la fe y la esperanza de que las cosas vayan a cambiar, deseándome lo mejor y echándome porras como siempre, a pesar de que por dentro pueda estar frágil.
¿Qué tan importante es el tema de sobrevivir que hasta en historias ficticias lo encuentro? Con esto de que el Capitán América va a revivir, me puse a revisar los últimos números de la historieta. Después de muchos años (y quizá el cliché definitivo y telenovelero de los cómics) su antiguo amigo de la segunda guerra mundial regresa de la muerte, ahora convertido en su enemigo. Cuando el capi logra devolverle la memoria a su compañero llamado Bucky, él, avergonzado huye. Cuando le preguntan al héroe por su antiguo camarada sólo atina a responder “estará bien, es un sobreviviente”.
Minerva me decía antes de grabar el podcast que ella creía que había temas musicales que “por destino” nos llegaban, justo cuando las necesitamos… y por más raro que pueda sonar eso, estoy empezando a creer yo también. Me laten mucho las canciones de David Bowie, son anacrónicas, sinceras, bastante divertidas, hasta un poco sofisticadas, podría decir. Hace casi diez años sacó esta canción llamada “Survive”, también hace diez se grabó este video para vh1 (extraño la tele de paga) de su serie Storytellers. Llegó a mí por medio de mis suscripciones de youtube… justo cuando más la necesitaba.
Quizá sea como la frase de San Pablo, con la que inicié este post. Aún existe la esperanza, todavía hay terreno para construir ante el sismo que ha sido mi vida, cuando haya reconstruido habré olvidado las ruinas pasadas. Y ahora, más que nunca, sobrevivir se ha vuelto más que indispensable.
Nos vemos en el futuro.
martes, julio 07, 2009
LA ÚLTIMA HORA DEL CAFÉ
Imposible no sentir nostalgia.
La semana pasada y después de muchas dificultades y un año en que nuestras vidas cambiaron radicalmente, Minerva y yo volvimos a grabar La Hora del Café, quizá por última vez.
Todavía recuerdo hace un año, los detalles quedan en mi mente y fue de los mejores episodios. Después de un año no sabía si la misma magia que entre los dos ocurría mientras grabábamos estuviera presente, aún grabando en la distancia. Fue agradable asegurarme que fue como si el tiempo no hubiera pasado, como si hubiera sido ayer, como si ella no hubiera tenido tiempo y yo no hubiera tenido pretextos. Todo desapareció y cuando menos me di cuenta la Hora del Café volvió a vivir.
Hace más un año había varios podcast amateurs. Ella y yo los escuchábamos y recordamos que debíamos volver a intentarlo, así se grabó una segunda temporada del nuestro podcast. Para mí fue el inicio de muchas cosas, después salté a correspondencias y terminé con Parabús, que me llenó de grandes satisfacciones, pero nada de eso hubiera sido posible sin Minerva. Ante mi rigidez de los proyectos posteriores, encontré en esta última emisión de la Hora del Café una bocanada de aire, la mezcla perfecta entre el orden y la irreverencia, la camaradería que no había olvidado, la última oportunidad para esa mezcla entre el pasado y el presente.
Siempre me causa nostalgia escuchar los podcast pasados, así que compartir los micrófonos con Minerva ha sido una gran experiencia. En ella veo el talento del que muchas veces carezco mientras hago grabaciones y sé que con una dirección correcta podrá realizar todos sus sueños. Me da mucho gusto ver cuánto ha crecido en un año y espero que en un futuro escuchar grandes cosas de ella.
Por mi parte, aún quedan cosas por resolver en mi vida. No sé qué me depare en futuro, pero sin duda fue bueno cerrar de buena manera este ciclo. Sé que en varias ocasiones he mencionado que los tiempos pasados no vuelven. Afortunadamente, aunque sea por una hora, todo fue como antes, fuimos dos muchachos que nos sentábamos en frente de un micro, tomando café, riéndonos de las desgracias de la vida y de las añoranzas del ayer, creyendo que hacíamos el mejor podcast del momento. Fue un instante maravilloso que deseo que ustedes compartan conmigo.
Para abrir el podcast en una nueva ventana, haz click aquí.
Para descargarlo directamente a tu equipo, haz click acá.
Gracias Mine, fueron momentos excelentes.
Nos vemos en el futuro.
La semana pasada y después de muchas dificultades y un año en que nuestras vidas cambiaron radicalmente, Minerva y yo volvimos a grabar La Hora del Café, quizá por última vez.
Todavía recuerdo hace un año, los detalles quedan en mi mente y fue de los mejores episodios. Después de un año no sabía si la misma magia que entre los dos ocurría mientras grabábamos estuviera presente, aún grabando en la distancia. Fue agradable asegurarme que fue como si el tiempo no hubiera pasado, como si hubiera sido ayer, como si ella no hubiera tenido tiempo y yo no hubiera tenido pretextos. Todo desapareció y cuando menos me di cuenta la Hora del Café volvió a vivir.
Hace más un año había varios podcast amateurs. Ella y yo los escuchábamos y recordamos que debíamos volver a intentarlo, así se grabó una segunda temporada del nuestro podcast. Para mí fue el inicio de muchas cosas, después salté a correspondencias y terminé con Parabús, que me llenó de grandes satisfacciones, pero nada de eso hubiera sido posible sin Minerva. Ante mi rigidez de los proyectos posteriores, encontré en esta última emisión de la Hora del Café una bocanada de aire, la mezcla perfecta entre el orden y la irreverencia, la camaradería que no había olvidado, la última oportunidad para esa mezcla entre el pasado y el presente.
Siempre me causa nostalgia escuchar los podcast pasados, así que compartir los micrófonos con Minerva ha sido una gran experiencia. En ella veo el talento del que muchas veces carezco mientras hago grabaciones y sé que con una dirección correcta podrá realizar todos sus sueños. Me da mucho gusto ver cuánto ha crecido en un año y espero que en un futuro escuchar grandes cosas de ella.
Por mi parte, aún quedan cosas por resolver en mi vida. No sé qué me depare en futuro, pero sin duda fue bueno cerrar de buena manera este ciclo. Sé que en varias ocasiones he mencionado que los tiempos pasados no vuelven. Afortunadamente, aunque sea por una hora, todo fue como antes, fuimos dos muchachos que nos sentábamos en frente de un micro, tomando café, riéndonos de las desgracias de la vida y de las añoranzas del ayer, creyendo que hacíamos el mejor podcast del momento. Fue un instante maravilloso que deseo que ustedes compartan conmigo.
Para abrir el podcast en una nueva ventana, haz click aquí.
Para descargarlo directamente a tu equipo, haz click acá.
Gracias Mine, fueron momentos excelentes.
Nos vemos en el futuro.
domingo, julio 05, 2009
ELECCIONES 2009
Hace escasos minutos, su bloguero de confianza fue a votar…
Obviamente, y según mis derechos como ciudadano de los Estados Unidos Mexicanos mantendré en secreto por quién voté. Pero puedo asegurar que le he dado gusto a todas las opiniones con respecto a los comicios intermedios del 2009. Tenía tres boletas para ejercer mi decisión, una de diputado local, otra de diputado local y una más para presidente municipal, opciones suficientes como para darle gusto a todos (y a mí, por supuesto):
Voté por el “menos malo” (lo que sea que eso signifique)…
Voté por el de mi elección…
… Y ANULÉ MI VOTO.
Nos vemos en el futuro! =)
Obviamente, y según mis derechos como ciudadano de los Estados Unidos Mexicanos mantendré en secreto por quién voté. Pero puedo asegurar que le he dado gusto a todas las opiniones con respecto a los comicios intermedios del 2009. Tenía tres boletas para ejercer mi decisión, una de diputado local, otra de diputado local y una más para presidente municipal, opciones suficientes como para darle gusto a todos (y a mí, por supuesto):
Voté por el “menos malo” (lo que sea que eso signifique)…
Voté por el de mi elección…
… Y ANULÉ MI VOTO.
Nos vemos en el futuro! =)
PEDOPOST III
Esta vez no borraré el post. Verémla forma de reuperar la segunda aprte.
Hace poco fue el cumple de mi mjor amiga, las extraño tanro. En fines de semanas tan chiodos xcomo estos ha sido imposible no extrañarla. Que beba tanto, que camine de un lado a otro como si no hubiera crecido, con esa actitud que niña, gritando y saltando. Exigente cuando hacía fantal, tgenual siempre.
Venusina no es real, bueno sí lo es pero ahorita está bastante lejos de mimalcance, es raromverl a en fotos de fiestas en las que no fui invitafdo, con gente que conozco y son chidos y con otros que no me caen nada bien y que se dicen blogfstars. Tan lejos de mí está que es mejor olvidarla, para que pendejos no usen su nombre haciéndose pasar por ella, parafraseando cosas de mi blog, jugando bromas pesadas. Juro por el altísimo que de encontrar a esos tipos les voy a partir su madre. En mi cumpleaños le dije a ella si sabía de Venusina y ella se sorprendió y no supo de lo que hablaba. Ella nunca supo que ella, la otra festejada, es la… cómo decirlo, musa de los escritos de la proveniente del segundo planeta.
Hoy Marcelito dejó que no hubiewra ley seca y que pudiera chupar como quisiera. Me dolí a cada paso los faulosos cadillacs, pero me refugiaba en la oscuridad del corsa azul de mi amigo Leo. Intenté subir una miagen sin lograrlo, me equivoqué al hacerlo pero no importa. No piensa en mi, sigue siendo mi amiga, oh melancolía.
Ojalá el cambiar fuera tan fácil. No lo es. Cuesta mucho trabajo quitarse esos lastres que uno arraqstra. El no dimirmor a mis horas, el no hacer ejercicio, el no comer menos, el no enamorarme de la mujer que me guste. Aún no puedo. Soy una persona débil de voluntad y a veces me gustaría reahcerme como un alfarero, pero sé muy bien que yo no lo soy, que hay alguien más que lo es y que s´lo él puede cambiarme, modificarme a s u gusto y con un poco de misericordia, del mío.
Tomé mucha cerveza y whiskey. No sé cómo termine mañ{ana. Espero poder tener la cabeza bien y las gasnas como para ir a la casilla y terminar lo que dije en le postmpasado. Hay noxhes que no me gustrían ue se acabaran y ésta 4es una de ellas. Auinque sólo me gustaría no terminarla sólo, frente a una cimptadora conectad a internet, esperando amquew las fuerzas superiores ( como digce la amiga Maga) se apiaden de uno que esribe pedo, que se edevela ante el indeterminado y que demuestra entre frases mal escritas lo oculto.
En fin, señores trolls, atasquense que ahorita hay lodo.
Nos vemos en el futuro.
Hace poco fue el cumple de mi mjor amiga, las extraño tanro. En fines de semanas tan chiodos xcomo estos ha sido imposible no extrañarla. Que beba tanto, que camine de un lado a otro como si no hubiera crecido, con esa actitud que niña, gritando y saltando. Exigente cuando hacía fantal, tgenual siempre.
Venusina no es real, bueno sí lo es pero ahorita está bastante lejos de mimalcance, es raromverl a en fotos de fiestas en las que no fui invitafdo, con gente que conozco y son chidos y con otros que no me caen nada bien y que se dicen blogfstars. Tan lejos de mí está que es mejor olvidarla, para que pendejos no usen su nombre haciéndose pasar por ella, parafraseando cosas de mi blog, jugando bromas pesadas. Juro por el altísimo que de encontrar a esos tipos les voy a partir su madre. En mi cumpleaños le dije a ella si sabía de Venusina y ella se sorprendió y no supo de lo que hablaba. Ella nunca supo que ella, la otra festejada, es la… cómo decirlo, musa de los escritos de la proveniente del segundo planeta.
Hoy Marcelito dejó que no hubiewra ley seca y que pudiera chupar como quisiera. Me dolí a cada paso los faulosos cadillacs, pero me refugiaba en la oscuridad del corsa azul de mi amigo Leo. Intenté subir una miagen sin lograrlo, me equivoqué al hacerlo pero no importa. No piensa en mi, sigue siendo mi amiga, oh melancolía.
Ojalá el cambiar fuera tan fácil. No lo es. Cuesta mucho trabajo quitarse esos lastres que uno arraqstra. El no dimirmor a mis horas, el no hacer ejercicio, el no comer menos, el no enamorarme de la mujer que me guste. Aún no puedo. Soy una persona débil de voluntad y a veces me gustaría reahcerme como un alfarero, pero sé muy bien que yo no lo soy, que hay alguien más que lo es y que s´lo él puede cambiarme, modificarme a s u gusto y con un poco de misericordia, del mío.
Tomé mucha cerveza y whiskey. No sé cómo termine mañ{ana. Espero poder tener la cabeza bien y las gasnas como para ir a la casilla y terminar lo que dije en le postmpasado. Hay noxhes que no me gustrían ue se acabaran y ésta 4es una de ellas. Auinque sólo me gustaría no terminarla sólo, frente a una cimptadora conectad a internet, esperando amquew las fuerzas superiores ( como digce la amiga Maga) se apiaden de uno que esribe pedo, que se edevela ante el indeterminado y que demuestra entre frases mal escritas lo oculto.
En fin, señores trolls, atasquense que ahorita hay lodo.
Nos vemos en el futuro.
viernes, julio 03, 2009
POLÍTICA SECA
Pues que a Leo se le ocurrió hacer algo para el sábado. Pero yo había leído o escuchado por ahí que habría ley seca el fin de semana electorero. Encontré la nota que decía que había un acuerdo entre el gobierno capitalino, el IFE y el IEDF para que se prohibiera la venta de bebidas alcohólicas en la Ciudad de México. Lo sorprendente es que hace algunos minutos, el mismo Jefe de Gobierno acaba de decir (lo que suena más a un comentario al calor del momento que a una declaración oficial) que no habría tal disposición oficial porque “eso ya no se usa”.
La falta de seriedad en las declaraciones de los políticos no es nada raro en México. Hay elecciones el fin de semana y durante varios meses los partidos y el instituto electoral nos han puesto hasta la madre con sus anuncios. Saturan al grado del hartazgo y permiten un panorama en que propuestas que siempre ocurren como el voto nulo, se transformen en movimientos organizados que con poco ruido, incomodan y llaman la atención de un sistema políticamente conveniente.
Creo que ante este escenario donde los políticos, por más publicidad que impongan y por más acarreados que junten en los mítines, no hallaron palabras para justificarse ante una sociedad cercana a sus límites de tolerancia. No sé si seamos como el estereotipo del macho mexicano, que tenga que embriagarse para armarse de valor y hacer un ejercicio que a fin de cuentas no cambia las cosas. Gane sultano o perengano, no hará nada, vendrán los plurinominales (que no elegimos y que saltaron de otro puesto) y le acompañarán a rascarse la panza mientras el país se cae a pedazos.
No creo hacerlo, pero me vendrían bien unas chelas antes de ir a las urnas. José Alfredo decía en “Caminos de Guanajuato” que “la vida no vale nada”… pero aun así uno vive. Las elecciones tampoco servirán para nada, pero aun así votaremos. Parece ser que es una ley de vida hacer cosas insignificantes. Uno podría tener un criterio para elegir entre “buenos y malos”, pero la verdad es que nadie es totalmente bueno, o totalmente malo: somos humanos, imperfectos, capaces de hacer bondades loables o las maldades más repugnantes.
Quizá este sábado, el plan de Leo me sirva para olvidarme un poco del país, de sus problemas y de los míos también. Reír un poco y chocar las botellas mientras el entorno se transfigura en nuestros sentidos. Quizá sea el “cocowash” perfecto para que el día siguiente, en domingo, vaya a la urna a ejercer mi derecho ciudadano (mintiéndome al pensar que los que murieron por el voto libre no lo hicieron en vano). Tendré tres boletas a la mano para plasmar mi decisión, oportunidad quizá para maquinar distintas posibilidades antes de que manchen mi dedo con tinta indeleble.
Por cierto, no sé si Ebrard es un engreído de primera o un pinche genio: una de dos!
Nos vemos en el futuro.
La falta de seriedad en las declaraciones de los políticos no es nada raro en México. Hay elecciones el fin de semana y durante varios meses los partidos y el instituto electoral nos han puesto hasta la madre con sus anuncios. Saturan al grado del hartazgo y permiten un panorama en que propuestas que siempre ocurren como el voto nulo, se transformen en movimientos organizados que con poco ruido, incomodan y llaman la atención de un sistema políticamente conveniente.
Creo que ante este escenario donde los políticos, por más publicidad que impongan y por más acarreados que junten en los mítines, no hallaron palabras para justificarse ante una sociedad cercana a sus límites de tolerancia. No sé si seamos como el estereotipo del macho mexicano, que tenga que embriagarse para armarse de valor y hacer un ejercicio que a fin de cuentas no cambia las cosas. Gane sultano o perengano, no hará nada, vendrán los plurinominales (que no elegimos y que saltaron de otro puesto) y le acompañarán a rascarse la panza mientras el país se cae a pedazos.
No creo hacerlo, pero me vendrían bien unas chelas antes de ir a las urnas. José Alfredo decía en “Caminos de Guanajuato” que “la vida no vale nada”… pero aun así uno vive. Las elecciones tampoco servirán para nada, pero aun así votaremos. Parece ser que es una ley de vida hacer cosas insignificantes. Uno podría tener un criterio para elegir entre “buenos y malos”, pero la verdad es que nadie es totalmente bueno, o totalmente malo: somos humanos, imperfectos, capaces de hacer bondades loables o las maldades más repugnantes.
Quizá este sábado, el plan de Leo me sirva para olvidarme un poco del país, de sus problemas y de los míos también. Reír un poco y chocar las botellas mientras el entorno se transfigura en nuestros sentidos. Quizá sea el “cocowash” perfecto para que el día siguiente, en domingo, vaya a la urna a ejercer mi derecho ciudadano (mintiéndome al pensar que los que murieron por el voto libre no lo hicieron en vano). Tendré tres boletas a la mano para plasmar mi decisión, oportunidad quizá para maquinar distintas posibilidades antes de que manchen mi dedo con tinta indeleble.
Por cierto, no sé si Ebrard es un engreído de primera o un pinche genio: una de dos!
Nos vemos en el futuro.
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