lunes, noviembre 12, 2007

PENSANDO EN EL MAR...

[De Fondo: Ely Guerra - Mi playa]

Hace un año la cagué…

Si existe un lector que haya sobrevivido a un año de estupideces mías (que agradezco con toda el alma que sigan conmigo, aunque no comenten) sabe que me perdí de un viaje a Oaxaca porque estaba trabajando y al mismo tiempo estudiando un diplomado que abandoné un mes después. No quise ir, el finde no lo aproveché (se fueron tres días como uno), mientras que mi padre y co, se la pasaban bomba.

Cuando me contaron cómo se la pasaron, si me sentí muy del nabo…

Mi primer amor es el mar: la primera vez que lo vi, no pude sino más que amarlo en todos los sentidos. Sentir mis pies en la arena y esa sensación fría de la ola que me limpiaba. Los amaneceres, atardeceres e inclusive la luna reflejada no es más que poesía en mis ojos. A veces pienso que la brisa que acaricia mi piel es una correspondencia a ese sentimiento que desde hace mucho llevo.

Tampoco puedo negar que me encantan las extranjeras, que abundan por montones en aquellos lugares: portuguesas, francesas, italianas, holandesas y –locas pero ahí están- gringas. Amo playa del Carmen porque hay cada cuero europeo, mientras que en Los Cabos hay a madres de gringas locas. A pesar de tanta calidad de féminas, las más amables son las nacionales –casi en su totalidad las que trabajan en el hotel- con las que se puede hablar, cagarte de la risa e, inclusive, fajar.

Otra de las cosas que amo es volar. Oh sí, mi padre lo odia . Esa sensación de vacío en el despegue lo pone nervioso, por eso siempre me quedo en ventanilla para ver el cielo, la ciudad desde arriba y para entrar en un limbo chido en el que, en vez de pensar en lo peor, llego a altos niveles de relajación que no consigo en ningún otro lugar.

En esta ocasión la mala noticia es que uno de mis tíos, el de peor carácter, es el que va a ser en quinto malo. En fin, trataré de no pelarlo y de disfrutar mi viaje. Yo sabía que iba a regresar, no en las circunstancias que me gustarían (sólo, con un cuate o con mi pareja), pero lo que queda es disfrutar de esas cosas que adoro. En fin, en otra ocasión me iré a mi gusto, con mi lana y toda la libertad del mundo.

Todavía falta un mes, así que desde ahorita me puedo poner a soñar…

Y tengo que darle estructura a mi novela, hacerle los cambios pertinentes, hacer algo de ejercicio, organizar lo que me queda de mi vida y seguir luchando por encontrar un trabajo que reactive los vicios que ya extraño (comprar, ir al cine, al starbucks y a chelear con la banda).

Nos vemos en el futuro.

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