jueves, noviembre 12, 2009

CASI TRES SEMANAS DESPUÉS

Me paro ante la hoja en blanco sin alguna idea de lo que voy a escribir. Ya ha pasado mucho tiempo y el cierre no sólo fue editorial, sino de ciclos. No me gusta pensar en ciclos cerrados porque, a diferencia de los que creen que al cerrar un círculo terminas; yo creo que es como un perro que quiere morder su cola, un acto que se puede desarrollar ad infinitum.

Aquel error que cometí antes de entrar a chambear, aquel que aún no deja mi mente, me desmadró. Ahora tengo que replantear las cosas de nuevo. Nadie me dijo que la vida era una continua búsqueda de oportunidades, un salto de un lugar a otro, menos sabía que la estabilidad es un privilegio logrado por muy pocos. Ya no estoy en el desierto, ahí ya no volveré jamás.

Vida social, amor y esas cosas ahorita parecen lejanas. Bueno, no es de ahorita, pero como que lo siento más cuando el finde tienes ganas de salir a reventar y no hay nadie disponible. Aparte, tópicos como el noviazgo en estos tiempos suenan bastante desgastados. A veces me siento un anticuado con mi forma de ser y con mis deseos. Debí nacer en 1942 para que fuera más fácil crear una familia nuclear.

Hoy vi 500 días con ella. Qué buena película, me recordó harto a Annie Hall de Woody Allen con toques a La Ciencia del Sueño. Hay algunas referencias musicales y de películas que se mezclan con escenas que a cada rato me dibujaban una sonrisa. La vi en el WTC, desde hace un buen rato que no iba a ese cine, me hizo recordar las veces que lo he visitado con gratas compañías.

De pronto escucho algo de bossa nova y eso me recuerda que tengo una deuda pendiente con la novela. Ahí está, lista para que termine con ella y ahora con el tiempo para tratarla. Es una de esas cosas que también debo replantear, ya no soy el mismo de hace un par de años y quizá deba hacerle uno que otro cambio. No lo sé, en su momento lo veré.

Perdí mi iPod azulito y me compré un Touch de 32 GB. Ya le metí toda la música que me gusta. Sin duda es una oda a la melomanía. Lo he convertido en un dispositivo que te puede poner una canción diametralmente opuesta si está en modo aleatorio. Es padre, aunque creo que sólo yo puedo ser el único capaz de disfrutar la mezcla brutal de géneros que se pueden encontrar en el recién bautizado Tlalocpod.

Pues qué me falta? Creo que ya es todo. Saludos a los que pasan por aquí (creo que los trolls y aquellos que me linkean en la-cosa-esa-de-tequila no han tenido mucho de qué hablar). Tenía ganas de venir a escribir pero nunca sabía cómo empezar. Creo que ahora todo será diferente.

Nos vemos en el futuro! =)

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