lunes, octubre 26, 2009

TRES-DE-TRI-DI-3D

La primera vez que vi la televisión fue en blanco y negro.

La tele era vieja pero aún daba buena imagen. Años más tarde comprarían la primera a colores. Deben saber que desde siempre la televisión me ha fascinado, más que el mismo cine que ahora disfruto más. En la tele estaban las caricaturas, la música, los deportes… era como una caja de ilusiones contenidas, una ventana al mundo, a lo que sucedía allá afuera, donde pasaban las cosas, una tutora inanimada, cuadrada y muy poderosa.

Después en la carrera vino la desilusión de la tele, ya tenía yo una visión crítica y ya no me gustaba lo que pasaban, además hice mi servicio social en una televisora y no me gustó lo que vi. Después me sorprendió la alta definición, la imagen ancha, el sonido envolvente y cosas que sólo experimentaba (y no siempre como debe ser) en el cine.

De chico añoraba ir a un autocinema y ver una película con esos lentes azul y rojo que según te permitían ver en tercera dimensión (muy a lo cliché de los 80’s). Debo confesar que al no experimentarlo creí que era un mito, uno que siempre quise comprobar.

Y pues que últimamente se ponen de moda las películas en 3D, los lentes han cambiado pero la curiosidad aún estaba ahí en estado latente. Apenas el sábado tuve la oportunidad de vivir la experiencia con un clásico moderno (palabra contradictoria que no puede quedar mejor): Toy Story. Se nota que no se hizo para 3D, por lo mismo lo mejor fueron los avances, que me permitieron ver cómo las cosas se salían de pantalla. Volví una vez más a ser niño y quise tocar el holograma de los copos de nieve con las manos, me hice para atrás cuando un objeto aparentaba acercarse y por fin entendí por qué le hacen tanto pancho a Avatar.

Quería más y el destino me lo daría. El domingo tuve la chance de ir a esa televisora donde hice mi servicio social (ya conocía Chapultepec y Santa Fe; me faltaba San Ángel). Ahí en el foro 2 y e medio de un picnic “de las estrellas” vi el clásico América contra Chivas en tercera dimensión. Era casi como estar en el estadio (recordé que en el ánulo en el que estaba la cámara así estuve yo la única vez que fui al Coloso de Santa Úrsula). Se podían notar la profundidad y las dimensiones, tanto que a ratos me olvidaba que sólo son hologramas y me lo recordaba quitándome los lentes de vez en vez.

Sí, esto del 3D es una tendencia que se viene fuerte para muchos medios, ya no sólo para el cine. Ante ellos mi gran fascinación que de pequeño tenía ante el objeto cuadrado donde se proyectaban imágenes en blanco y negro se queda corta. La técnica ha mejorado las ilusiones, no sólo para hacerlas nítidas; sino para también adherirlas a la realidad como espejismos en el desierto. Yo lo disfruté mucho, tanto que iré a ver la segunda de Toy Story en breve… así como muchas pelis más de esa manera ¿Quién me acompaña? =)

Nos vemos en el futuro.

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