jueves, abril 30, 2009

LOS ÚLTIMOS DÍAS DE ABRIL

A pesar de la alerta 5 (que sólo significa que la bronca ya se fue a más de dos países) pude ver en la conferencia de prensa, por parte de los secretarios, rostros más calmados (vamos, ahorita el Calderón pone su cara de pendejo, pero feliz). Quizá es sólo mi percepción, o ese deseo consciente de que las cosas mejoren, de que todo vuelva a la normalidad.

Yo sé que el enemigo oculto y mis detractores dirán que eso no afecta significativamente mi vida, y no es más que la verdad. Veo como algunos demuestran su aburrimiento twitter, muchas bromas muy buenas, pero al final se está convirtiendo en un tema que aburre y al final ya no tiene tanto sentido parodiar. He sido testigo de todo eso y se ha convertido en un asunto rutinario.

Me he puesto a leer, sobre todo leer y a escribir también. Tengo un nuevo proyecto del cual no quiero hablar hasta que de sus propios frutos, es una mezcla de muchas cosas: obras de teatro, películas, música y debrayes míos sobre las relaciones personales. Con respecto a “las traigo muertas” ya adelanté un par de capítulos más. No estoy seguro de publicar lo que tengo hasta que pueda asegurarme que está bien escrito. Por lo pronto ahí voy.

Terminé de leer El lobo estepario de Hermann Hesse, a veces extraño el podcast con Minerva en donde tenía mi sección de libros y podía hablar extensamente en un tema. Ese libro me lo recomendó hace un par de años la niña de Tulancingo, después fue uno de los libros que me preguntaron en la entrevista para la beca el año pasado. Me gustó, no para considerarlo de mis libros básicos, pero me hizo pensar que no siempre somos más que una personalidad dual, sino un infinito número de formas de ser dentro de un hombre.

También me puse a leer un libro que desde hace mucho quería: Confabulario de Juan José Arreola. Ya voy a la mitad y hay algunos cuentos que me han arrebatado una sonrisa, pero hay uno en especial con el cuál me identifiqué. Se llama Monólogo del insumiso, que creo está dedicado a Manuel Acuña, aquel escritor romántico que se suicidara en el siglo XIX (sólo dice “Homenaje a M. A.”). La incomprensión, subestimación, desánimo y preocupaciones que muestra el personaje son muy parecidos a los míos. Si lo leen tal vez me puedan comprender.

A veces pienso en el segundo planeta y siento que sólo ahí viven mis fantasías, las reconozco como tal y creo que ahí se encuentran bien, lejos de mí y de mis decisiones, ilusiones infantiles que sólo a mí me pertenecen. En fin, pensando en el mundo real, hay mucho que hacer una vez que se termine todo este drama de la influenza porcina. Digo, mañana será mayo y es el mes cumpleañero.

Nos vemos en el futuro (libre de influenza, por favor).

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