[De Fondo: Emiliana Torrini – Heartstopper]
Soy yo contra la hoja en blanco, otra vez…
Esa batalla que libro cuando una de las cosas que más me gusta hacer se me imposibilita, y más cuando las musas presentaron su carta de renuncia. Cuando el tiempo las acompaña y para sustituirla sólo dejaron a la nostalgia.
Mi mente está invadida y no dejo de pensar…
Como ya lo había dicho, mis padres estarán unos días (para envidia mía) en Playa del Carmen, disfrutando de mi primer amor que es el mar. Yo por mi parte, desconozco el futuro del finde, quien sabe si Leo me vaya a llamar y si salgamos a ese halloween.
No me pudo concentrar, de repente veo un mundo de problemas…
Algo que me debieron revisar del trabajo la semana pasada se les ocurrió revisármelo hoy, quien me manda no da bien las instrucciones y lo que “se le pasa decirme es casi siempre lo que tengo que corregir”. Es frustrante, más cuando se te junta el trabajo del cuál ya te sentías liberado.
¡Malditas películas, siempre tienen la razón!
Irónicamente acabo de recordar la de Eterno resplandor de una papa sin ketchup, como veces parece necesaria una de esas operaciones, pero a la vez como es irracional intentar borrar las cosas bellas, lo que valió la pena del pasado. En el Eclesiastés de Salomón, después de la letanía del “Todo tiene su tiempo”, el predicador dice sin que el hombre se diera cuenta, Dios puso eternidad en su corazón; porque lo que fue ya es, y lo que será ya fue… Dios restaura el pasado.
También compré el DVD de “La casa del lago”, es extraño porque nunca creí que se estrenara tan pronto, sobretodo porque la vi en julio. Esa película significa tanto para mí, creo que hasta cierto punto es catártica ahora, me hizo recordar cosas que ahora extraño, de sentimientos que jamás morirán, no importa cualquier barrera existente.
No hay tiempo, no hay espacio, sólo el presente.
Mientras que me preocupa cómo me irá en mi módulo del posgrado y del poco tiempo que tengo para escribir un ensayo que tendré que entregar, de la exposición que tendré que hacer, de lo concentrado que no puedo estar y del trabajo de la oficia que se acumula. Mis amigos se han ido y mientras regresan yo los extraño en mis días libres.
No me gusta estar solo.
Escribir es mi pasión más grande, en ella puedo decir todo lo que me gusta. Fluir como si las palabras fueran mi voz, una extensión de mi ser que se inmortaliza, que toca los corazones de los otros con una facilidad que me asusta a veces; donde mis sueños nunca mueren, donde a pesar de lo que yo pueda considerar un problema, éste siempre será un lugar que simularía a un estado zen: un lugar en la mente donde reina el silencio y se alcanza el infinito.
A veces quiero mandar todo a la chingada…
Pero la verdad es que no puedo, ya estoy en el camino y creo que he aprendido a no salirme de ahí. Para no arrepentirme, para probar mi capacidad de resistencia, para sobrellevar los bajones de la vida; pero sobretodo para disfrutar con más ganas los momentos maravillosos donde, como siempre, todo eso que me aflige quedará atrás.
Aún así, estoy bloqueado, de alguna u otra manera… ¡Claro! En ésta no. =)
Saludos Carnales.
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