Es raro... estos últimos días he estado reflexionando (y en parte gracias al cuestionario anterior) sobre el amor, el querer, el sexo, las relaciones interpersonales y todo ese tipo de tópicos que sabemos que estár interrelacionados pero no necesariamente vienen en un paquete, tándem, kit o como quieran llamarle. Son casi las dos de la mañana al momento de que estas palabras son escritas y tengo la mente en blanco... no sé cómo terminará este post.
Se me vienen a la mente muchas referencias y es difícil ordenarlas y tratar de escribir lo más espontáneo posible. Alguna vez escuché que quizá somos adictos a las canciones de amor no porque sólo sea un producto mercadológicamente ideado para ser consumido, sino porque, en lo profundo de nuestros corazones, una parte de ese amor vive en nosotros, entonces pienso que los sentimientos sin fundamento tienen voz y, con o sin justifiacición en nuestro mundo real, creemos por tres minutos que el amor existe.
A veces me pregunto por qué el icóno del corazón está pintado de rojo, quizá porque es un color que difícilmente pasa desapercibido ante nuestros ojos, tal vez porque algunos piscólogos dicen que el rojo es pasión, o quizá porque, como bombea nuestra sangre, nuestro líquido de vida, quizá sea también el conductor de todo aquello que nos impulsa a seguir vivos, a querer lo imposible... como la eternidad por ejemplo.
Es extraño también empezar a escribir cosas sin tener un tema definido, es como lazarse a la mar sin rumbo definido, salir a la calle sin una ruta específica, saltar al vacío sin saber qué tan profundo es allá abajo, entrar a un cuarto sin luz, explorar lo desconocido y quizá encontrar lo que uno no se espera. Dos de la mañana y la mente, que cuando no tiene algo determinado se denomina que está en blanco sigue dictando, cosa irónca si pensamos que el blanco es la conjunción de todos los colores; sin embargo tán homogénea que dista demostrarnos a primera vista que está compuesta de infinidad de matices.
Mente en blanco y corazón en rojo... quizá sea uno de esos lapsus reflexivos que le dan a uno cuando el ocio lo acompaña durante el día, o de develarse un poquito ante los demás, de pensar en cosas que se tenían guardadas por su fragilidad dentro de mi ser, de un insomnio que solo causa que me levante tarde más a rato, o una invitación cordial a sueño para que me haga el favor de fiarme unas horas para dormir, solo unas cuantas, antes de que despierte a los que trabajan por al mañana.
Este block de notas ya no está en blanco y sin duda, al rojo de mis sentimientos ya le dió un poco de sueñito.
Saludos a los testigos de esta aventura.
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