Día 16. Una canción que te solía encantar y ahora te caga. Antes amaba a Coldplay, me encantaba que sus canciones tenían la melancolía exacta para sobrellevar los malos ratos. Inclusive las canciones más alegres tenían la capacidad de hacer lo que una triste: llegar hasta lo más profundo del alma. No me imaginaba que serían tan conocidos y que esta canción sería el fin del principio de mi desagrado.
Después del A Rush of Blood to the Head, el grupo comenzó paulatinamente a cambiar, Fix You aún tenía ese sello característico del Parachutes. Mientras más ganaban audiencia más perdían consistencia. Yo no soy de esos tipos que si su banda indie gana popularidad, la dejand e seguir, pero ya no encontraba motivos musicales para sustentar mi gusto. Después llegó Viva la vida y su absurda imitación de The Beatles, intenté subirme en su nuevo carro de alegría y no pude, aún no puedo. Chris Martin se casó y perdió el talento.
Bueno, con esa mujer hasta yo quisiera perder el talento…
La canción desde el principio me atrapó con sus primeras notas al piano y su batería a contratiempo, realmente funcionaba como un reloj, con todas las piezas correctas, “es genial”, pensé en cuanto cruzó por mis oídos. Era una canción que deseaba escuchar todo el tiempo y con ella aprendí que es mejor no hacerlo. De pronto, sonaba en todos lados y se repetía hasta el hartazgo por lo que evité escucharla para no enojarme. Todo por servir se acaba, como establecieron los antiguos.
Le sucedió a I Just Call to Say I Love You de Stevie Wonder, a Smells Like a Teen Spirit de Nirvana, a Disco Samba de Two Man Sound (la rola brasileña de las bodas), a Wonderwall de Oasis, a Wannabe de Spice Girls, a I Was Made for Loving You de Kiss, a Billie Jean de Michael Jackson, a You Get What You Give de New Radicals… Odio a Coldplay (al de ahora) y después de mucho tiempo, hoy vuelvo a escuchar Clocks:
¿Y a ti qué canción te gustaba y ahora te caga?
Nos vemos en el futuro.
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