Los que me conocen saben que soy un cursi
Según la página de la película Rudo y Cursi son un 33% rudo y un 67% cursi. Dejé de hacer poesía por lo mismo (y porque le tengo cierto rencor mal plan), me sale demasiado melosa y tierna, casi increíble para los estándares actuales. Mi suéter favorito es uno que se parece a los de César Costa (tierno, tierno ♫) y sí soy susceptible a ciertas cosas (rolas, pelis, etc) que entrarían en la categoría.
Ayer fui a ver la ópera prima de Carlos Cuarón, a quien tengo en buen concepto gracias al guión de Sólo con tu pareja (mi peli favorita del cine mexicano contemporáneo) y por aquella frase que dio un día en entrevista: “yo tenía a mi novia literatura, éramos de manita sudada; hasta que un día mi hermano me presentó al cine, y me dio tan buenas mamadas que al final me quedé con ella”.
Yo presuponía una jalada de los pelos, otros me decían que era un “y tu mamá también futbolero” (como @el_espuki) y… para mí no fue nada de eso. Es una historia que entra en lo más profundo de nosotros mismos y nos muestra en una analogía cinematográfica nuestras dolencias más reales: la pérdida de piso, la corrupción y abuso de derechos humanos, la difícil decisión de conocer si debemos hacer lo que realmente nos gusta o para lo que somos realmente buenos, la pasión religiosa del fútbol, todo el rumor que hay detrás de él y la lenta (pero segura) conquista del país por parte del crimen organizado.
Es la historia de dos hermanos, con sus rivalidades que son puestas al límite cuando se encuentran ante la oportunidad de su vida. Gael y Diego, como Caín y Abel pamboleros nos demuestran qué fácil podemos caer ante los bemoles del poder. Lo que fácil se da y fácil se puede quitar. La premisa y slogan de la peli es: la vida es un volado… y así es, no sólo bastan nuestras decisiones, sino una pizca de eso que me gusta llamar destino.
Carlitos no me falló, es una película que puedo recomendar (y como habrán visto en otros blogs, no estoy nada equivocado) para ver más de una vez, para cagarte de la risa de cómo habla Diego (como ponchito, me cae) y cómo canta Gael (la neta me retecagué con esa parte), la sabiduría terrenal y narración de “Batuta” y las piernas de esa cubanita que le hace los favores al Cursi.
Sí, sigo pensando que soy cursi, que soy un poco como ese personaje, que a menos de que tenga un buen varote (o de menos baje de peso) no tendré su suerte, quizá también confunda lo que me gusta con lo que sé hacer mejor. Tal vez sólo me gustó la forma de escribir y dirigir de Cuarón y sólo es un momento de euforia, a lo mejor la vuelvo ir al cine a verla.
Por cierto, sólo tengo 7 visitas este año al cine, así que prácticamente me puedo ir despidiendo de mi tarjeta oro de Cinemex. =(
Nos vemos en el futuro.
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PS. @Portero, a mí lo pendejo o lo cursi se me quita. A ti lo PUTO (ni la cara das para insultar, te creí más hombrecito) ni aunque te hayas casado. =)
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