[De Fondo: Sergio Mendes feat. Jill Scott and Will.I.am - Let Me]
En diferentes culturas, el paso del adolescente para convertirse en hombre es salir de su entorno y salir a cazar.
El viernes en la noche, estaba desperdiciando mi vida como en muchas ocasiones y alguien llamó a casa. Nunca me incomoda que pase eso, porque la mayoría de las veces no me llaman a mí, casi siempre yo estoy en mi onda; pero a diferencia del pasado, la llamada preguntaba por mí.
Para sorpresa mía, me hablaban porque habían visto los datos en una página de Internet y querían ofrecerme trabajo de reportero, un sueldo más alto de lo que he ganado aquí, un día de descanso a la semana. En resumidas cuentas es lo que siempre quise tener: volver al ambiente del periodismo, ganar buen dinero y hacerme de currículum. Sólo que después mencionó un pequeño detalle: la llamada era de larga distancia y el trabajo se encuentra en Oaxaca.
Mi primera reacción fue pensar en no. No lo dije porque francamente no te llaman todos los días a ofrecerte un trabajo, sobretodo de lo que quieres. Mi padre del otro lado del sillón me dijo que le dijera que me diera tiempo para pensarlo y así lo hice, alegando que cambiarse de residencia no es algo que se pueda pensar de inmediato, que necesitaba reflexionar un poco y yo me pondría en contacto con él.
Quedé en shock. Aceptar el trabajo significaría un cambio de 360° a mi vida, vivir completamente solo, preocuparme de cosas propias de la gente que vive sola, tratar de ajustar un sueldo para la comida, lavar ropa, renta. Sobretodo lo más afectado sería la onda emocional, pierdo a los pocos amigos que me quedan en la ciudad, alejarme de mi novia y de la urbanidad misma.
Ahora que lo pienso, yo quería dinero para gastar una parte en la ciudad: en ir al cine, en beber cerveza, en tomar un café, en comerme unas gorditas, en ir a un hotel, en ir a un concierto, en recorrer el centro, en comprarme libro, además del amor que siempre le he confesado a mi ciudad natal. E irme para allá significaría nada de eso, esas cosas por las que en realidad me gusta ganar dinero.
Pero por el otro lado está lo que mi padre mencionó cuando subió a mi cuarto a platicar, después de la llamada: es el llamado a la aventura, a no depender de papá y de mamá, a saber de qué estoy hecho, además que es mucho mejor que estar aquí sin nada qué hacer. Entonces me dijo cómo le hacían los indo-americanos cuando querían pasar de niño a hombre. Inevitablemente me recordó esa escena de 300, que pegué arriba.
Ayer hablé y no encontré a ala persona, necesito saber cómo le haré para el hospedaje que es lo que más me importaría. El lugar en donde voy a trabajar no lo conozco y es lo único que me gustaría platicar antes de tomar la decisión definitiva. El lunes volveré a llamar y, por otro lado, buscaré trabajo aquí. Creo que ya no me queda de otra.
¿Cómo acabará esto? La verdad no lo sé, el martes se los haré saber.
Nos vemos en el (rural) futuro?
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