[De Fondo: Queens of the Stone Age - The Lost Art of Keeping a Secret]
Hace 5 días que es diciembre y no se le ve la menos intención a mi familia de poner adornos navideños.
Eso sí, no me puedo quejar, el consumismo en mi casa (aprovechando las satánicas tarjetas de crédito) florece, tanto que ya me compraron ropa, so pretexto del viaje, además de el nuevo jersey de la selección. La semana pasada comenzaron las compras y esto dista de terminar (creo que hasta me tocará celular nuevo).
Ya veo los siguientes días… ni huella de aquellos años inocentes en los que iba a la iglesia, cantaba villancicos, iba a una que otra posada, compartía (que en ese entonces me gustaba hacerlo) de mis parientes, adornaba el árbol (su rico olor impregnaba la casa), comía el pozole más rico de todo el mundo, veía caricaturas, hacía mi carta a los reyes, y pensaba que la navidad era algo más que el abrazo o el regalo; en cambio, ahora diciembre se ha convertido en un limbo, no hay adornos, ni regalos, ni posadas, la navidad se ha convertido en sólo una cena en donde no hallo momento para irme a dormir… y al final termino durmiendo mal.
A veces me pongo a pensar que la navidad se fue con mi niñez, con la muerte de Sara, mi abuelita materna, con el consumismo, con la misma apatía de la gente y con el trauma de acostarme en un lugar que no es mi cama. No existe la alegría de ayer, las esperanzas ahora se ven como un espejismo que se seguía sin razón, parece que ya nadien desea la gloria de Dios en las alturas y no hay paz a los hombres de buena voluntad.
Pagaría por tener una navidad así, como las de antes…
Creo que no queda más que buscar nuevas alternativas para sobrevivir a las fechas (diría fiestas, pero hasta el momento no se vislumbra alguna), para aprovechar el mood relax y pachanguero que la gente tiene, que está en nuestro código genético y que ahorita tenemos pretexto de explotar. Al menos espero ir a una posada en donde me ponga una buena peda (si conocen inviten, soy calladito y solo canto cuando la gente me anima).
En fin, creo que soy Grinch más por obligación que por convicción. No me gustan las navidades de ahorita. Supongo que ya ni se recuerda el propósito original, lo que la vuelve vacía, insípida y quizá los más amargados la vean hipócrita, innecesaria, comercial… no siempre fue así, de veras que no.
Aún tengo esperanzas, me gusta conservar en mi corazón algo de ese espíritu que ya se fue. De repente (y quiero que se haga costumbre) me gusta ver mucho la peli de Love Actually, la del Grinch mismo y esperar a que en la tele pongan al tío Scrouge o el cuento de la niña de los cerillos. Si la hueva es poca hasta me aventaría ver las de Charlton Heston, tan quemadas como entrañables.
En fin, creo que no habrá navidad tampoco este año.
Nos vemos en el futuro (pachangón).
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