[De Fondo:
Tamba Trio - O Barquinho]
Quisiera poder expresar en una palabra el pasado fin de semana, cargado de emociones, de descanso, de montones de comida y aún más de alcohol, pero me resulta imposible. Pudo haber sido mejor, nos pudo acompañar más gente, ido en una mejor aerolínea, perdido menos en tiempo, pero al final salió todo bien. He aquí la crónica de un fin de semana en Playa del Carmen:
Surreal… pero chido!El ojete del jefe de mi hermana no la dejó ir al viaje con nosotros, por lo que tuvimos que ir nosotros cuatro (Papá, Mamá, mi tío Cesáreo y yo) a la playa. Mis padres intentaron comprar boletos para este viernes o el sábado y fue imposible. Un trasporte nos llevó a la nueva Terminal 2, donde nos esperaba el avión que nos liberaría del clima capitalino… o eso creíamos.
Llegamos al aeropuerto de Cancún y (oh sorpresa) estaba nublado y lloviendo, parecía que el fenómeno meteorológico llamado Olga nos iba a hacer la malobra. Viendo desde el avión el increíble clima, yo me abrigué, pero al salir del avión, ese calor insoportablemente delicioso que habita en esas tierras. Calor en un cielo nublado, una serie de contrastes que sólo se pueden dar en nuestros sueños.
Después de un transporte agotador, llegamos a nuestro hotel, de pronto se escuchan, casi dominantes, lenguas extranjeras y comienzo a sentir lo de siempre: que el extranjero soy yo. Después de un buen baño, me dispuse a cenar con la familia y después a practicar el idioma… y a echar desmadre.
Casi había puro canadiense (homme et femme), uno de esos agarró buen pedo y se tomó una foto conmigo. Después conocí a unos tipos de Ciudad Juárez (la belleza norteña aún me puede un chingo), súper buen pedo con los que tomé hasta que nos corrieron a todos del bar. Yo me sorprendí a mi mismo de mi nivel de inglés y francés, me pude hacer entender y lograr una conversación coherente.
Ahí nació José, mi alter-ego que usé para presentarme y convivir con los vacacionistas extranjeros.
Sábado TediosoEs sorprendente que en vacaciones me de por levantarme temprano, salir a desayunar de ese bufete que ponen en todos esos hoteles y tragar hasta desconocer. Después de perder 3 horas en una variante de “te ofrezco tiempos compartidos” (mis padres no aprenden) fuimos a recorrer la Quinta Avenida, y al puerto donde sale el Ferry a Cozumel. Vimos cantidad de chucherías mexicanas y restaurantes al estilo americano. Hasta me di el gusto de echarme un Frapuccino Caramel y comprobar que ahí es diez pesos más caro.
Ya en la noche, después de la cena, me desmarqué de mis padres para ser nuevamente José en el bar. Vi cómo unos gringos locos se aventaron a la alberca, me tocó hablar con un mexicano casado con una canadiense y un par de tipos vascos súper agradables con quienes pasé la mayoría de la velada. Ya más entrada la noche me fui al after donde jugué billar, me iba del nabo, pero el otro jugador metió la 8 antes de tiempo y gané jejeje.
La última noche en PlayaMe levanté temprano, pero mi tío, que fue mi roomate, ya estaba arreglado y junto con mis padres se fueron a desayunar, yo fui como media hora más tarde y ellos ya estaban en la playa, cuando llegué y ellos me vieron, me dijeron que todavía olía a cerveza y que tenía los ojos bien rojos. Todo el día se pasó en beber cerveza, comer papas, broncearse y platicar con algún otro animador del hotel. Ya en la noche hubo karaoke y no pude resistirme (hasta me acordé de aquellas noches en las que cantaba con unas chelas encima)… tan chido estuvo que una ñora chilena me pidió que me inscribiera al festival de Viña del Mar. =P
He aquí una foto de mi bonito ridículo:
El día siguiente sólo esperamos frente a la playa (con beidas incluídas) la hora del check out y pues así terminó una de esas vacaciones, que me gustarían que duraran más o hacer otro tipo de cosas, ya que mi tío y mis padres casi no se querían meter al agua o visitar otros lugares. En fin, será para la otra. En resumidas cuentas puedo decir que fue un buen finde, aunque ha habido otros mejores en otros años.
Más fotos en mi página de
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Nos vemos en el futuro.