[De fondo: Kubb - Somebody Else]
Logré dormir tres horas…
Me dieron unas profundas ganas de vomitar justo después de desayunar. Odio levantarme temprano, más cuando en la mañana parecía que esas náuseas no se querían ir: yo estaba que me llevaba la chingada.
El metro estaba lleno, aún así alcanzo lugar. Durante todo el camino la bolsa de una señora me está lastimando el hombro, cuando volteo a reclamar veo que ella no puede asirse hacia ningún nado, que está apretada por lo que niego a decirle algo y me limito a soportar durante el camino.
Llego a mi trabajo y están cerradas las calles por el informe de Marcelo, afortunadamente tengo mi credencial y puedo pasar sin problemas. Llego y ya está la chava que me sustituirá en unas cuantas semanas, tengo que seguir adiestrándola para que haga bien su trabajo durante los últimos seis meses.
Yo por mi parte me dispongo a hacer mi trabajo y a la mitad de éste, se bloquea en Internet y tardo más de lo debido, porque me tengo que trasladar de computadora. Por fin termino y leo mi correo: siento como un frío inmenso cada vez que escucho el resultado de mis palabras, en cada insulto, en cada ofendido ya sea conocido o desconocido.
A partir de entonces sentí un vacío inmenso en el estómago, al que se sumó un hambre que ya no puedo llenar con una garnacha porque simplemente no tengo dinero. Antes de irme, intento entrar al único baño que hay en el edificio (que está en el tercer piso, hay que subir las escaleras para acceder a él) y al llegar está cerrado con seguro. No puedo perder más tiempo y me voy.
No alcanzo lugar en el metrobús y veo que todavía el camino es largo. Al llegar al lugar donde había citado a mi tía (la del spa), nadie atiende al timbre. Intento contactar a todos los números que me pueden proporcionar un teléfono celular y están ocupados. Por fin logro acordarme de un número y me contesta mi pariente: todavía no había salido de casa. Concerto otra cita para mañana mientras cuelgo el teléfono para dar una mentada al aire.
El metro se va tan lento que logro legar a tiempo con una amiga, ella me consuela por el pesar del día, yo trato de aferrarme a ella como si no hubiera una amistad de por medio, como si fuera un ancla en este día en el que me sentía de la verga. Desafortunadamente no pude quedarme más tiempo con ella, esas ganas de ir al sanitario no se habían ido, al igual que mi tristeza.
Hoy marqué por teléfono y me dicen que no conseguí una vacante porque saque la mitad en mi examen de ortografía, una materia en la que sentía que no era tan malo. Mi padre está estresado por su trabajo, mi mamá en sus ondas religiosas, mi hermana está ocupada en el trabajo y la mitad de mis amigos está sacada de pedo por una ofensa que sólo le correspondía a una persona.
Hoy, en esta tarde, como deseé tener a alguien a quien amar, alguien que me dijera que me calme y que todo estará bien… hoy necesité del amor.
Nos vemos en el futuro.
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