[De Fondo: Radiohead – Knives out]
Cuelgo el teléfono y dos minutos más tarde me llega un mail que me confirma lo que los tonos me habían dicho hace varias llamadas atrás: no quieres hablar conmigo.
Ahorita entra la rola exacta al iPod para poder seguir escribiendo: es Knives Out de Radiohead. Sigue haciendo un calor terrible en la oficina y por un momento dejo en paz el twitter para estar en mi batalla eterna contra la hoja en blanco.
Pienso en el fin de semana, en el alcohol que me tomaré para olvidarme un poco de la dieta y de la tarde de ayer. Veo que muchas veces por escribir con las vísceras, no escribo con las manos y salen frases incoherentes, sin sentido. Entonces vuelvo a leer (cosa que pocas veces hago bien) y le doy sentido a cosas que deberían tenerlo.
Considero que anímicamente estoy fuerte, una situación como estas hace meses me hubiera aplastado. Tampoco quiere decir que no me importe que una amiga se vaya, pero esa fortaleza me hace no dramatizar muchas cosas y tratar de buscar una solución razonable al problema.
Es irónico que cosas pequeñas hayan conseguido lo que las cosas grandes no…
Hoy te vi y pensé lo que siempre he pensado desde aquella vez que entré a tu blog: tú sabes qué. Como dije en mi post anterior: hay cosas que cambian y otras que nunca van a cambiar. Y pues bueno, la situación es completamente diferente a ese entonces, en dos o tres meses cumplirá un año de que te conocí… y vaya que ya nada es lo mismo.
Sí, te hice enojar y lo siento… y pues ya. Una de las cosas que aprendí de ti fue a no disculparme demasiado, sabes lo que significas en mi vida y no hay nada más por hacer, soy humano, soy una persona que sigue pensando en ti, pero que ya no espera que cambien las cosas, que intenta aceptarlas como son.
Ahora tu vida es muy padre y encontraste a alguien perfecto, a alguien mejor que yo y eso me da gusto, soy una persona que sabe perder, intento (en la medida de mis posibilidades) ser un caballero… y no verás ese tipo de cosas que escribí cuando andabas con aquel “palomo”.
Ahorita que está lloviendo recuerdo cómo te asocio con la lluvia, la primera vez que pasó esto te recordé en una lluvia, cuando te volviste a ir igual… y tan cagado es que cuando me llegó tu mail, escucho en la ventana las primeras gotas de una llovizna.
No sólo es cagado, sino irónico que le hagas llover al Tlalocman…
No sé que pase en el futuro, sólo sé que te extrañaré, que cada día aprendo más de ti y que nunca olvidaré ninguna cosa bonita que compartimos entre los dos, que mantendré cualquier promesa que te haya hecho y que hay cosas que duran por siempre, pase lo que pase.
En fin, no sé que más decir: no más palabras.
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