Gerson termina, aprieta el botón y se activa el mecanismo del inodoro, sale del baño y llega a la computadora a escribir como si estuviera poseído.
Tiene tantas cosas qué contar, sobre lo que escribió para desahogarse, sobre cómo cambia la vida, sobre esta tarde, sobre la película que vio, sobre el destino, sobre lo cansado que está y que ya quiere irse a dormir… pero intenta de a poco ordenar sus pensamientos.
Hoy Gerson, acompañado de sus amigos, fue a ver una peli llamada “Más extraño que la ficción”. Recuerda que le cae bien Will Ferrell, que aunque tenía la idea que era una persona que sobreactúa, hoy le quedó claro que este tipo es versátil y puede ser otro Jim Carrey, que se ve bien en algo que no es una película 100% cómica.
En el momento que salió de la sala de cine, recordó todos aquellos post que ha escrito sobre el destino y la creencia de que alguien escribe su vida. Que el escritor es una persona extremadamente mala porque hacía que pocas cosas sucedieran, que había un momento en que su vida era monótona o en otras daba giros argumentales consecutivos que harían que cualquier lector se sacara de onda de lo que lee.
Pensó que de ser así, no tendría control total de su destino, que quizá está aburrido, que está harto, pero que a la vez de a poco se recupera de todos los cambios que han pasado en un tiempo muy reducido. Al momento, Gerson abre la biblioteca de su música en mp3 e intenta poner una canción para pasar el tiempo: es difícil escoger entre 2000 canciones una que no le recuerde algo que duela.
Gerson piensa que es demasiado noche y sus papás no están en casa el domingo. Por fín escoge una canción, recuerda que debe hacer un post sobre lo mucho que le encanta la bossa nova y de las ganas tremendas que tiene de conocer Brasil sólo por ese hecho, cree que debe escribir más a pesar de lo bien o mal que se sienta a veces (En algunas ocasiones el tipo se siente bipolar, pero no es nada más que un mustio).
Gerson se detiene un poco y va a mirar a las estrellas, le gustaría pensar que con sólo escribirlo, uno puede mandar mensajes que no necesiten de palabras. A veces le hubiera gustado tomar más en serio materias como la lógica o la psicología, aunque se sienta capaz de ser una persona coherente y sepa escuchar a los demás y crea que su acercamiento a esas disciplinas se da de forma empírica.
Gerson vuelve a la compu y le agrada que le hablen por el Messenger, los que lo conocen saben que él casi no saluda, pero no es mala onda, sólo que así es él, piensa que puede importunar a la gente y otras cosas en su cabeza. Ahorita un contacto de él le hizo recordar cuando hizo su famosa (pídanla cuando lo vean pedo) imitación de Armando Manzanero.
Mientras pasa todo esto, el autor de la vida de Gerson ve que ya es muy tarde y que debe dormir, ya que mañana tiene que escribir una difícil semana para Gerson. Espera estar a la altura de las expectativas del personaje y poder cambiar de rumbo esta novela. Por cierto, el autor de la vida de Gerson soy yo: Gerson.
Nos vemos en el futuro.
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