Mi padre es tecnofóbico. Cuando le hablas de términos de computación se le va el color de la cara, le entra un pánico indescriptible y busca a toda costa cambiar de tema; sin embargo yo no entré de una forma diferente al cambio tecnológico, recuerdo que no sabía hace 4 años cómo usar un celular… y me aterraba. No puede ser que no sólo mis costumbres, sino las del mundo hayan cambiado así de rápido en estos últimos 8 años.
Antes creía que una llamada de larga distancia que durara dos horas con un amigo, me costaría una verdadera fortuna; ahora puedo comunicarme con voz y video hasta el otro lado del mundo sin que me cueste un solo peso, él se sorprende que yo bajé de peso (y yo noto que no se ha rasurado), mientras le muestro una foto de mi graduación de la universidad.
Marshall McLuhan pudo haber imaginado una “aldea global”, pero ni por la cabeza se le pudo ocurrir los foros de discusión en Internet, en los que se habla de todo y nada, en los que puede empezar un tema que, invariablemente, nunca terminará como empezó. Una comunidad unida a una afición (cine, música, tecnología, entre muchos otros tópico) pero dividida por la visión subjetiva de cada miembro, que emite su opinión de muy diversas maneras que difieren de la creencia de la frialdad en una computadora.
Mi madre me preguntó un día: ¿Cuántos amigos tienes?
¿Los de la escuela o los del Messenger? Respondí.
¿Qué da más flojera? ¿Escribir una carta con puño y letra? ¿O esperar un correo convencional mientras que alguien te puede mandar una postal electrónica que te llegará en un tiempo mínimo de 7 segundos?
Antes, si querías una de esas recopilaciones de música que tan bien saben hacer los japoneses, tenías que ir a Japón, o esperar a que la tienda de discos la pidiera, con el inconveniente de la disponibilidad. Ahora puedes buscarlo en eBay o en Amazon.com (más si buscas la página con el dominio jp) y tenerlo en las puertas de tu hogar con un precio menor al que podría costarte antes.
Alguien de Internet inventó el sexo seguro para ti… pero no para tu equipo de cómputo, que puede llenarse de virus informáticos con sólo entrar a un sitio de pornografía en la red. Ahora pienso que Norton también podría ser una buena marca de condones…
A mi me encanta la música, por lo que pensé que de grande compraría todos los discos donde viniera la canción que a mi me gustara y así formar mi colección. No contaba con los archivos mp3, ni con el Napster, ni con el Bittorrent, mucho menos con ese acertijo llamado Emule… Ya no digamos de llevar la música en algo como un iPod.
Banca en línea, música en línea, periódico en línea, pago de impuestos en línea, autos en línea, enciclopedia en línea, buscadores en línea, mapas en línea, correo en línea, libros en línea… ¿Por qué mi papá no se siente alineado?
A veces me da miedo que ponga mi nombre en Google y éste responda:” Resultados 1 - 10 de aproximadamente 817 de Gerson Obrajero. (0.14 segundos)”.
¿Por qué hay cada vez más gente que olvidó el diario y se refugió en esas páginas web llamadas blogs? Se supone que los blogs los podemos leer todos pero… ¿Qué pasa si la chica que te gusta lee lo que piensas de ella… o tu jefe, o tu mejor amigo? Sería un descubrimiento peligroso.
Ahora la publicidad permite que las personas que tienen páginas de Internet puedan ser remuneradas por cada “clic” de uno da dentro de ellas. Supe de alguien que tuvo problema en el banco, pensaban que era una especie de estafador: sólo quería cambiar un cheque de Yahoo.
Y existen muchas más cosas que suceden en la web, cosas que nunca pensé que sucederían cuando aquella vez que me acerqué al laboratorio de cómputo en la preparatoria, en dónde, como mi padre, empecé con algo de tecnofobia. Ahora mi padecimiento es peor, tengo algo de tecnodependencia: tengo un blog en blogger y otro en wordpress, un myspace, un hi5, correos electrónicos en Yahoo, Gmail y Hotmail; tengo una cuenta en flickr, un lector de feeds, el imprescindible MSN Messenger, mi iPod, una memoria flash USB y, por su fuera poco, cada día me gusta estar conectado al Internet nuestro de cada día.
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