Si es que acaso no lo saben, esta semana me embarqué en el Festival de la Palabra y, tengo mucho que contarles, cosas buenas y cosas malas, pero, de momento y como mi tiempo para dormir se ha hecho cada vez más corto y mis ganas mandar a todos a la chingada se hacen más difíciles de controlar, este post será corto.
Este evento ha movido muchas cosas en mi, unas que no conocía, otras que había olvidado, y sobre todo, me ha dejado mucho qué reflexionar, ya sea de modo positivo, negativo, realista e utópico. De momento, sólo les dejo estos pensamientos que reflejan estos 4 días de intenso trabajo:
Cuando leí al Quijote, recordé que antes era un soñador e idealista; pero cuando ví el rostro de ella, recordé por que ya no lo soy.
El tiempo se hace más largo cuando empiezas a contarlo.
El Ayer es el mañana que dejó de ser hace mucho tiempo.
Síp, me he vuelto un mercenario y he dejado de soñar.
Un silencio vale más que mil ayudas.
Odio que mis esfuerzos sean como castillos de arena, que llegue el mar y desmadre el trabajo antes planeado.
A veces siento que Dios no me comprende… él nunca sabrá lo que es saberse derrotado.
Dos mundos muy pocas veces coinciden… las miradas sólo una vez.
y… cuando todo parece perdido, siempre hay un punto por dónde empezar de nuevo.
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Chale, todavía faltan 5 días para que esta cosa se termine pero bueno, ya vamos por la mitad.
Prometo post y la segunda parte del podcast del Vive la próxima semana va?
Saludos a los testigos de esta aventura (volvió el poeta :D!!!).
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