jueves, marzo 29, 2012

EL AMOR Y EL TEMOR

En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
1 Juan 4:18

Hasta para reconocer la cobardía hay que ser valientes. Había escrito un patético post donde explicaba cómo mi miedo me apartó de la persona que amo. Pero después recapacité y vi que tenía que tomar una decisión: o amaba e intentaba materializar ese amor, o no amar lo suficiente para morir en la cobarde frustración. Tenía miedo, pero en un mundo donde hasta las piedras hablan recordé esta escena de Medianoche en París y comprendí lo que al "discípulo amado" se le fue revelado. Aquí Woody Allen hace hablar a Ernest Hemingway y señala la tregua que hace el miedo a la muerte ante la pasión desbordada hacia el amor encarnado:



Por ello decidí no tener miedo, si la he de conquistar será todo un triunfo. Si no, tendré que hacerme a un lado pero la consciencia tranquila y apartada de todo temor. Y es que, como el artículo que me pasó mi amigo Chuck, el temor cobra otra perspectiva cuando en realidad estás en peligro de muerte (como decía Steve Jobs en su famoso discurso), por lo que se puede usar este instinto básico de supervivencia en algo realmente vital.

Me repito a mí mismo, como muchos hombres le hacen cuando el temor los mira de frente: ¡Soy machín! ¡Soy machín! No tengo miedo. Pido en silencio la ayuda de mi Dios y caigo (falling en inglés, tomber en francés: ambos verbos utilizados para decir "enamorarse") esperando a que la valentía me haga volar.

Nos vemos en el futuro.

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