[De Fondo: Chico Buarque y MPB4 - Quem Acreditou Na Vida Como Eu]
El juego no era precisamente virtuoso; el rival dominaba gran parte de la cancha y de milagro no se puso en ventaja al desaprovechar las fallas defensivas (que no fueron pocas). Un disparo afuera del área lo cambió todo: un golazo, un milagro. Así es la vida: las cosas pueden cambiar tan rápido, de la forma más inesperada.
Con octubre llegó mi primera felicidad de uno de los amores de la infancia. Algún día (quizá el del ansiado título) contaré del sentimiento profundo que me provoca el Cruz Azul, un romance que nació desde la niñez y que ha llenado de alegría mis ojos, cómo el sábado pasado. El fútbol me ha enseñado a celebrar hasta el último segundo. Nada es para siempre, inclusive los eventos desafortunados.
Dejando de lado el espectáculo deportivo, las cosas han tomado un rumbo distinto. Yo desperté con un ánimo diferente y fui a buscar trabajo. No encontré en el primer día pero mandé un correo porque en twitter vi que alguien pasó el dato. Hoy reflexioné que los últimos empleos los he conseguido gracias a las redes sociales: anuncios en bolsas de trabajo, RT’s y mensajes directos. Creo que ya estoy muy enganchado a ellos. En fin, la cuestión es que mandé mis datos… y que me llaman a la hora. Tenía al día siguiente una entrevista de trabajo.
No podía esperar a contárselo a mis papás. Era de noche y pasarían por mí porque me ayudarían a comprar un monitor nuevo. Esa decisión fue sorpresiva pero no desaprovecharía la oportunidad. No sólo resolvimos ese problema sino que mi papá, contagiado por el ánimo, compró también una pantalla de televisión. Fue un momento muy feliz que se conjugó con la noticia de la entrevista.
Ayer fui, conocí a una de las personas más amables en recursos humanos que haya conocido. La vacante es para redactor n una editorial joven pero que ya se ha ganado presencia en los puestos de revistas. Les platiqué de mi experiencia, hablé con soltura y me olvidé del nerviosismo y timidez que me caracterizan. Me pidieron que escribiera algo sobre gastronomía en una cuartilla y lo hice. Sólo me queda esperar. En realidad quisiera entrar ahí, es una oportunidad para aprender y para poner en práctica todo lo aprendido en estos años. El trabajo sería ideal para reactivar mi vida y darle un rumbo.
Y así de rápido hoy cumplo seis años con el blog. Las cosas pintan bien, pero al igual que con el fútbol, esperaré a que Dios y la suerte sigan conmigo hasta el final del partido. Es muy temprano para decirlo, pero las cosas parece que van a mejorar. Me queda por delante resolver muchos problemas y trabajar para el futuro, como lo vengo diciendo desde hace días. Gracias a todos los que se han paseado por aquí y que me demuestran que me leen a pesar de que no haya comentarios en los post: me animan para seguir llenando de letras este lugar.
A propósito de personas que vienen con frecuencia a este humilde blog; también octubre me llenó de otra sonrisa desde el otro lado del mar. Mi amiga Skene me dedicó parte de su post con una fotografía de aquellos años felices en los que deshacíamos la ciudad ¡Caray, cómo la extraño! Ella sin duda es parte del reality de mi vida, ya sea lejos o cerca; ojalá pronto se me conceda volverla a ver.
Cierro este ciclo con una canción que me encontré en los días que no tenía monitor. Habla sobre los cambios de la vida, que no todo es tristeza y que si uno mantiene firme su ánimo, la alegría vuelve de forma inesperada. Espero que les guste.
Sigue: Séptima Temporada.
Nos vemos en el futuro. =)
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