REDEMPTION POST

Hubo una vez que yo quería entrar a un proyecto, tanto que cada año insistía en que me dieran una oportunidad… y me la dieron.

Hoy todo es diferente, creo que todo tiene su ciclo y parece que uno está próximo a cerrarse a pesar del pequeño intento por revivirlo. Veo eso y creo que es momento de dejar ir ¿Por qué, inclusive en los momentos más difíciles, me aferré? Quizá porque me costó trabajo entrar. No quería soltar algo que no me fue sencillo de conseguir y eso bien valía la pena las críticas y los bemoles de exponerse al público. Ese compromiso, que ahora veo vano (a pesar de que disfruté mucho los primeros ocho meses) no lo usé en otros aspectos de mi vida.

Hace ya casi dos años trabajé en una empresa editorial que me dio mi primera oportunidad remunerada en mi carrera. Todavía recuerdo cómo menosprecié mi trabajo y a los que me mandaban, los tachaba de incompetentes, mi actitud en el trabajo no era positiva y eso pasaba aún haciendo mi trabajo en tiempo y forma. Recuerdo que las simplezas y los malentendidos sólo eran soportables al recibir mi quincena, aunque ínfima a mí se me hacía demasiado dinero (más tarde descubrí que en mi puesto al menos se ganaban dos mil pesos más en otros lados).

Sin embargo, el tiempo sin empleo se me ha hecho una penitencia. Aprendí a no despreciar a ningún compañero, valoré los consejos que me dieron y vi que con un poco de voluntad y fe, pude haber compartido esa visión de crecimiento que tenían. Eso quizá no hubiera impedido que fracasaran, o tal vez que no tuvieran broncas económicas y que por eso me despidieran; pero sí moralmente me habría sentido diferente, comprometido, inclusive hasta satisfecho en algo de lo que dudé ser parte.

Siempre era mi punto de vista, los demás estaban equivocados, mi actitud nunca fue de colaborar, sino de criticar. Creí tener razón. Hoy veo que no era así.

Estos últimos años han sido de darme chingadazos, sobre todo buenos reveces al ego. Ha sido bien doloroso verme en el espejo, escribir en el blog, reconocer mis errores y aceptar que aquellos tiempos no volverán y que lo mejor que puedo hacer es demostrar en el futuro que sí aprendí.

Actualmente gano el 20% de mi sueldo anterior, que no es neto porque pago impuestos. Estoy en proceso de aceptar otra chamba que hace dos años hubiera ignorado, involucra llamadas telefónicas (y recordar por qué odié el servicio social) y retórica. Me ofrecen algo más y mi intención es aceptar cualquier cosa extra con tal de facturar más. A pesar de todo ello, procuro que la actitud mía sea diferente, con la actitud, el compromiso y la fe que necesito (y que no tuve hace dos años) para cumplir el trabajo.

En verdad me siento afortunado y profundamente agradecido. A veces pienso como si este pequeño y demandante reto pudiera ser una oportunidad para alcanzar la redención, no sólo porque trato de expiar las culpas pasadas, sino porque me está costando trabajo la actividad, también cambiar mi modo de enfrentar las cosas. No es mucho dinero, al menos me da la oportunidad de tener un poco en la bolsa “pa’las chelas”, que es mejor que andar en ceros.

¿Podré reivindicarme? como acto de fe diré que sí. Sólo el tiempo lo dirá.

Nos vemos en el futuro.