jueves, octubre 23, 2008

UN GORRÓN MUY 2.0

[De Fondo: OK Go - Here It Goes Again]



Ya sabía a lo que iba, sabía que no entendería ni papa, sabía que estaría entre puros desarrolladores…

Confieso que esta vez sabía lo que me iba a encontrar: bellas edecanes, los mismos discursos del año pasado que escuché en el evento de Microsoft en el Sheraton Centro Histórico (por ahí alguna vez escuché, un informercial de varias horas), y pues, como en todo evento de ellos debía existir comida gratis, chupe gratis y xbox 360 para pasar el rato.

Así fue en el centro histórico y así fue en la anzures, pero ahora me había encontrado llegando tarde (que fue lo mejor que me pudo pasar) y con una hilera. Al entrar al ex convento de San Hipólito (un lugar que, por su arquitectura colonial, es muy chido como pueden ver en la foto), sólo veía unos pobres stands de patrocinadores mientras que, en espacio grande estaban acomodadas muchas sillas para lo que sería una conferencia aburrida de tres horas sobre el software como servicio.

¿Recuerdan ese capítulo de los Simpsons cuando Homero habla con la maestra de Bart y sólo escucha “blablablablabla”? Así me pasó, de repente ese directivo con voz de venezolano hablando sobre los servicios que ofrecía la gama de Live, sólo entendía un blablablablabla…

Y lo peor, no había las acostumbradas consolas de Xbox 360. Seguro me moriría de aburrimiento…

De repente me perdí durante una hora y media (no me pregunten dónde estaba y qué estaba haciendo porque andaba mentalmente muy lejos de ahí) y llegaron las 7:30 de la noche, cuando habría otra plática más a fondo. Cuando llegué fui un borrego y fui a que me pusieron una pulsera roja que no sé si me correspondía; más tarde supe que había de más colores y que, según cómo se había suscrito uno, le tocaba una conferencia; si no eras de los que tenía una pulsera, te tocaría una plática sobre el Explorer 8.

La plática que me tocó era sobre la versión de Windows para dispositivos móviles, otra vez me sentí en Babel cuando hablaban de cómo programar para ese sistema operativo. Así pasó el tiempo y gracias a un tipo que estaba ayudando al ponente, mi conferencia terminó antes de las demás, que fu benéfico porque cuando bajé a la recepción casi no había nadie y ya estaban listas las cervezas frías y los hot dogs para cenar.

Sí, no soy programador, pero esas dos poderosas razones anteriormente mencionadas, hicieron que valiera la pena esas conferencias indescifrables y aburridas para mí. Sin duda esa fue una cena de campeones: dos cervezas Victoria y tres hochos.

Sí, soy una especie de gorrón 2.0…

¿Quién me manda a ir a un evento de esta naturaleza? No lo sé, pero sin duda es mucho mejor a quedarse en casa sin nada qué hacer, yendo que se pase el tiempo y dejando que la nada se apodere poco a poco de mi vida.

Mi ídolo Capulina estaría satisfecho con el día de hoy...

Nos vemos en el futuro.

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