lunes, octubre 13, 2008

EN UNA DE ESAS LUNAS DE OCTUBRE

[De fondo: Goldfrapp - Happiness]

Hace unos días, mi madre me dijo, “asómate por tu ventana, la luna está muy linda… dicen que las lunas de octubre son las mejores” y yo le di la razón. La luna estaba en cuarto creciente, pero brillaba con intensidad muy linda, tanto que me recordó esa fascinación que siempre le he tenido a esa forma casi siempre presente en el cielo nocturno.

El sábado a la feria del libro del Zócalo, he tratado de no pensar que no tengo dinero y me he concentrado en otras cosas. Como en una conferencia que algunos autores dieron sobre el cómic mexicano desde una perspectiva histórica, hace mucho que no escuchaba el discurso de “por qué la historieta mexicana está de capa caída” y todas esas ondas de las que he escuchado hasta el cansancio. Fui porque iría un amigo, pero el susodicho ni se apareció por ahí…

Llegué tarde con la banda, pero justo para chutarme esas dos películas que me encanta: el primer y segundo volumen de Kill Bill, me sé hasta los diálogos, disfruto cada momento de la obra como quien se saborea un buen vino. Esta ocasión vista en blueray y en una tele de alta definición, en widescreen y en 5.1 canales. Podía ver lo estética que son las tomas de Tarantino, apreciar mejor los homenajes a las películas chinas y japonesas y hasta reflexionar un poco más sobre las referencias al cómic que hace el guionista, productor, director y melómano que es el Sr. Quentin.

Y de ahí a la fiesta. Creo que tendría que hacer un post completo de la fiesta porque se lo merece, porque fue muy divertida. La anfitriona y festejada Queque fue muy linda al invitarnos y al ser parte de la diversión que traíamos, hubo cantidades obscenas de risas, alcohol y karaoke que quizá todos pudimos sacar una anécdota divertida de ese día.

A la mañana siguiente me dormí como a las 4:30, para que dos de mis amigos me despertaran a las 7:30 porque ya se tenían que ir a sus casas, yo quería dormir un poco más pero vi a la mamá de Queque y supuse que nos hacía la amable invitación para marcharnos. Ya después supe que me despertaron porque pensaban que yo también me iba con ellos… ¬¬

Ok, a las 12 tenía que ir a grabar el podcast de correspondencias, así que tenía cuatro horas y media para gastar a mi antojo, lo más lógico no era regresar a casa (pa qué, si ni iría a dormir, mis papás me molestarían y no me darían más dinero) así que me di mis vueltas por el metrobus. Algunas veces lograba dormirme y otras no, pero sólo así pude recuperar y poco de fuerza para las siguientes tres horas de grabación.

No fue extraño ver a Omar y a Bumen también desvelados y un poquito crudos, porque ellos fueron a otra fiesta que, según me cuentan también hubo mucho alcohol y acabó muy tarde. Después llegó Gely y su brother Jesús. Puedo decir que el podcast que grabamos fue de los mejores, por lo menos el que más me ha dejado satisfecho desde que me incorporé a su equipo de trabajo.

Dormí mucho y casi veinticuatro horas después, es decir hoy en la tarde, fui al taller de Guionismo que está impartiendo Bernardo Fernández. Está padre aunque haya cosas que ya sé de lo que he investigado por mi cuenta, de mis días de universidad y del taller de novela, pero me daré una oportunidad para probarme haciendo historias.

Durante el camión me puse a leer Rayuela de Julio Cortázar (a ver si es cierto que muy buena…) y ese capítulo 73 que habla sobre cómo interpretamos las cosas me hizo recordar cómo todos los escritores se quejan de los lugares comunes en la escritura y, cómo Cortázar con un buen ejemplo nos indica cómo no llegar a esos lugares en la escritura; sino también en la vida. Cagado fue que un tipo se subiera con una guitarra… a tocar rolas de Elvis, buen ejemplo que la vida da al respecto de un lugar poco común.

De regreso a casa, fue una de esas veces que la luna se ve a luz del día, está llena y es enorme. Esta noche, al momento de escribir estas palabras, la luna está tan hermosa, tan brillante y tan deseada como las noches en las que le compartía mis sueños y mis amores a esa forma casi siempre presente en el cielo nocturno.

Nos vemos en el futuro.

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