martes, abril 01, 2008

ME QUEDO CON TU OLOR

Para Minerva:

Me quedo tu olor. Me quedo tu olor que ahora es el mío. Que me cubre como un aura, que me sugestiona como un perfume, que es mi sombra, mi segunda piel.

Me quedo con tu olor como un traje, el cual me pongo y solo se va quitando, uno que se resiste a las reglas de los productos biodegradables, me cubre brazos, piernas, mi gusto, atrapa mi paladar, se posesiona de mi nariz y deja marca indeleble en mi sexo.

Me quedo con tu olor de día de noche, y al otro día… y al otro, y al que sigue y así, ni aunque me bañe me lo quito, tampoco quiero quitármelo. El olor se planta en el corazón y su fragancia hace trabajar a la memoria, evocando los momentos en que estamos tú y yo y nuestros deseos y nuestras risas y los momentos que con solo estar los dos se vuelven divertidos.

Me quedo con tu olor, con la flor tuya, con el polen, con cada una de los pétalos, con el olor que traspasa el olfato y va directo al oído, a la música de latidos que también producen el mismo aroma a ti. Tengo el aroma de tus ojos que me miran y ven a alguien que no veo yo, a alguien mejor, con posibilidades tanto para el bien como para el mal. Contigo no hay ropa que me cubra ni materia que te impida ver mi alma.

Me quedo con tu olor, con tus besos apasionados que me hacían sentir vivo, con el sonido intempestivo de tu voz, con la entrega que sólo conocen los que no son de este mundo. Me quedo con tu amor escondido, con tus espacios llenos de café y nicotina. Con las veces que me hiciste llegar al infinito y me mostraste el placer oculto.

Me quedo con tu olor, que es como ninguno, que no percibí jamás en mi vida, me quedo con nuestro concepto de la amistad, ese punto de convergencia en el que nos encontramos. Me quedo con el olor de tu reflejo que es el mío. Me quedo con las ansias espontáneas, las que tú fabricas cuando estamos a puerta cerrada.

Me quedo con tu olor, contigo, con tu olor en mí, con tu olor cuando me acuesto y me levanto, cuando voy a comer o degusto un café, con nuestras lágrimas que también huelan y con las semillas que no. Pero me quedo con el olor que no es momentáneo, con eso que me diste y que no te podré devolver, me quedo con lo mejor de ti.

Oh Dios, esto no es nada fácil.

No más palabras.

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