[De Fondo: The Cardigans - Your New Cuckoo]
El café siempre es un buen pretexto para platicar y después para salir a caminar y prolongar la chorcha. El Starbucks es re bueno para llevar tu portátil y conectarte desde ahí. El Internet es similar a las tramas que las parcas del Olimpo entrelazaban: de alguna manera todos estamos conectados.
Llegar temprano es una costumbre que hasta hace poco había perdido. Me dio gusto recuperarla el día lunes. Eso de esperar a alguien por tanto tiempo no es la onda, creo que por eso trato de llegar lo más exacto posible a mis citas. Yo sabría que ella llegaría tarde, porque así es, porque nos conocemos desde hace un ratito.
Yo no sabía que hay una cafetería escondida y que se puede llegar por Baja California. Me sentí tan mal al principio porque vi a puro modelo en la planta baja, inclusive a esa morenita flaquita mamacita que sale en comerciales, así que hice esfuerzos extraordinarios para sumir la panza y pararme derecho. Me ayudaste horrores pagando la mitad de mi café, porque así de plano no iba a pedir nada. Porque lo nuestro desde tiempos inmemorables (hace dos años) ha sido platicar.
Me platicaste de tus tormentos, del tuyo personal y de esa historia que algunas veces me sé a cachos y que no había actualizado. Entre chisme y chisme nos hemos dado cuenta de más vale pisar con cuidado, que fulanito conoce a perenganito, que muchas cosas de las que hacemos pueden tener eco rápidamente… y que a pesar de eso podemos ser confidentes, quizá más que antes.
Unas gotas de lluvia aparecieron sólo para alejarnos del café y para acercarnos a Ámsterdam (no sé cómo logramos llegar ahí) y de ahí al Parque México, lugar que no sólo me recuerda a ti; sino a la Skene y a la Marianitux, a la ingrata de la Soule (nos debemos un cinito chata) y hasta a mi Crush, con quien me fui a tomar unas chelas al Malverde, antes de que lo pasaran a Nuevo León.
Con razón hay tantas parejas sentadas en ese lugar: más que un lugar para el amor, es un lugar de pasiones desbordadas. El aroma que el viento roba de las hojas de los árboles también me llevó tu olor. Después nos detuvimos porque vimos una figura extraña y, casi por instinto, sacamos las cámaras para tomar una foto (malditos flickeros jajajajaja). Por un momento deseé tomarte de la cintura y besarte, que ninguno de los dos anduviéramos con mal de amores y que nos dejáramos llevar sólo por la pasión. Espero haber disimulado bien.
Después del debraye mental, volví a la realidad y fue el momento de despedirnos. Yo sé bien cuál es mi status contigo y por lo mismo ahora no volteé atrás, porque lo nuestro no es estar pegados como estampas, tampoco es olvidar nuestros fracasos con nosotros mismos. Lo nuestro es platicar.
Y en los pasillos del Metro no hice nada más que reírme de mí mismo y pensar que fue una gran tarde!
Nos vemos en el futuro
No hay comentarios.:
Publicar un comentario