En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
1 Juan 4:18
Hasta para reconocer la cobardía hay que ser valientes. Había escrito un patético post donde explicaba cómo mi miedo me apartó de la persona que amo. Pero después recapacité y vi que tenía que tomar una decisión: o amaba e intentaba materializar ese amor, o no amar lo suficiente para morir en la cobarde frustración. Tenía miedo, pero en un mundo donde hasta las piedras hablan recordé esta escena de Medianoche en París y comprendí lo que al "discípulo amado" se le fue revelado. Aquí Woody Allen hace hablar a Ernest Hemingway y señala la tregua que hace el miedo a la muerte ante la pasión desbordada hacia el amor encarnado:
Por ello decidí no tener miedo, si la he de conquistar será todo un triunfo. Si no, tendré que hacerme a un lado pero la consciencia tranquila y apartada de todo temor. Y es que, como el artículo que me pasó mi amigo Chuck, el temor cobra otra perspectiva cuando en realidad estás en peligro de muerte (como decía Steve Jobs en su famoso discurso), por lo que se puede usar este instinto básico de supervivencia en algo realmente vital.
Me repito a mí mismo, como muchos hombres le hacen cuando el temor los mira de frente: ¡Soy machín! ¡Soy machín! No tengo miedo. Pido en silencio la ayuda de mi Dios y caigo (falling en inglés, tomber en francés: ambos verbos utilizados para decir "enamorarse") esperando a que la valentía me haga volar.
Ayer cuando estaba con mis amigos conocí a una mujer hermosísima (chaparrita, rubia, cuerpo delicado y delgado, ojos claros, nariz perfecta y voz un poco chillona). Platicamos muy bien y yo, como es mi costumbre cuando alguien me gusta de esa manera tan fuerte, disimulé mientras usaba mis habilidades al preguntar para conocer de ella y que no se aburriera ante muchos desconocidos. Me despedí y ella se quedó con uno de sus amigos, después me dijeron que a esa chava la engaña su novio. Ah, amiguitos, la vida es injusta en muchos sentidos, pero también nosotros permitimos que sea así.
El otro día estaba viendo "It Might Get Loud", documental que reúne a los talentoso Jack White, Jimmy Page y a (para mí no tan talentoso) The Edge. Escuchaba ahí unas declaraciones de el exguitarrista de Led Zeppelin donde mencionaba que allá en los 60 nadie entendía lo que hací y que uno de los mejores álbumes de la historia, el inigualable Led Zeppelin IV, solo recibió un párrafo de crítica. No lo pelaron. Page es ahora una leyenda del rock y nadie podría cuestionar lo que ahora revisamos como una innvación en la música. Lo importante fue la conexión que creó con la gente y que ellos no dejaron de creer en lo que estaban haciendo. No es que me sienta esta gran figura, pero a mí me falta creer más en lo que hago sin que me importe lo que la gente piense.
Si algo he aprendido en los años de moría de envidia es que esta produce mal karma. Pero no pueo evitar suspirar por las imágenes de aquellos que aprovecharon el puente y se fueron a otros lados a disfrutar. Aunque me la he pasado bien y me siento muy descansado para retomar lo que será una semana corta. Es una buena forma para dejar de pensar en la vida que no quiero y en la comodidad que no me gusta; lo mismo pensaba hace algunos años, cuando comenzaba mi carrera. Las circunstancias no son las mismas que cuando tenía el mismo pensamiento, así que solo tengo una opción viable para sobrevivir: cambiar mi forma de pensar.
¿Me estoy aferrando a un sentimiento que no puede ser y por ello pierdo la vista a mi alrededor? Fue un planteamiento que me hicieron en la semana. Amo a alguien pero ese alguien tiene un vida algo ocupada y sólo sé de ella por Facebook. Por más que trato de acercarme menos resultados obtengo. Quizá por ello no pueda avanzar, pero tampoco si no hago un último esfuerzo. Pero también es cierto que, aunque no haya nadie como ella, mujeres es lo que sobra en este mundo y podría enamorarme de nuevo. Lo que me di cuenta ese día en que conocí a esta chica es que si el amor vuelve a mi vida, esta vez tengo que ser una mejor persona, una digna para corresopnder y hacerlo crecer.
Por si no sabían, tengo la convicción de que hay canciones que llegan en momentos correctos a nuestra vida y yo me topé con ella hace unos días. Un ritmo pop pegajoso pero la letra es triste y logra identificarme. Hay frases tan exactas como "Time is never easy when you're alone" o "Life inside your head has come undone", que han rodeado mi mente desde antes de escucharlas en una melodía y la convierten en el soundtrack perfecto para esta temporada, en la que estoy en laque parece que estoy en la línea entre la insatisfacción y la madurez. Tomar decisiones y crecer no es nada fácil, sigo en el camino.
♪Now and then when you cry It will always be black and white & blue for you♫
El primer amor del mundo lo recibí de tus brazos, seguridad y alimento fueron tus pechos, tu dulce voz fue mi nueva alegría, misma que se reflejó en el claro de tus ojos. Me enseñaste a sentir y a expresarme frente a los demás. Después fuiste mi amiga, una que no comprendía porque veías el mundo de forma distinta, me molestaba no comprender qué es lo que querías. Al mismo tiempo me atraía tu orden y la delicadeza que desprendías al andar. Competíamos y en esos eventos veía nuestras diferencias físicas: yo era más fuerte, pero tú eras más audaz.
Cuando crecí te metiste en mis fantasías y tuve ganas de besarte, quería contigo imitar lo que los adultos hacían. Tú fuiste causante de una gran cambio en mí y nunca te diste cuenta: al pensarte y desear tenerte cerca, mi cuerpo reaccionó de forma placentera; pero tú también cambiaste y trataste de acentuar en lo que no éramos iguales. Y mientras más ganas tenían de estar cerca de ti, tú más te alejabas y entonces olvidé cómo hablarte. Después tú fuiste la que me abrió la puerta, me dijiste “novio” y cuando me dijiste “sí” me diste una de las más grandes alegrías de mi vida. Me colmaste de regalos, me abrazabas y me brindabas con ello el calor de tu cuerpo. Mis manos querían recorrerte toda, como exploradores curiosos queriendo conquistar lo que pisan sus pies, quería besar más que tus labios, quería con ello verte sonreír.
Partiste mi corazón la primera vez que me dejaste, comencé a extrañarte al límite de la locura y en tu abandono conocí la añoranza del hogar. Comencé a verte en otras personas y entonces conocí al amor de otra forma. Cuando lo supe, volviste a mí y con ello no sólo me entregaste tu corazón, sino también tu cuerpo, donde la exploración primigenia se volvió goce. Contigo me volví hombre y pude asumir mi género con orgullo al buscar tu bienestar y placer. Me aferraba a tus piernas como si en ellas se encarnara el deseo, tuve un deja vu al sentir tus pechos. Sudábamos juntos y yo ya no sabía qué parte de mi cuerpo era mía: creábamos una fusión transformada en éxtasis y tus palabras después del sexo me convencieron sobre querer tenerte así, conmigo, toda la vida.
¿Con quién más podría compartir mis días, sino contigo? Verte sonreír es uno de los regalos más bellos que recibo diario. Tu voz suave acompañada de música florece en mis oídos, donde las abejas que excitan el jardín elaboran la más dulce miel. Ruego a Dios la oportunidad que una parte de mi vida se quede en ti y se desarrolle algo más grande que nosotros mismos. Has sido tantas cosas durante este tiempo: madre, abuela, hermana, amiga, confidente, novia, amante y más, que me es imposible no sentir admiración ante un mundo que no te aprecia cómo debe, uno que no te trata como aquella mitad complementaria que mueve los engranes de la existencia. No comparto la opinión de los que te desprecian y quieren mantenerte diezmada. Quiero que en el futuro no sea necesario un día para reconocer quién eres y por qué no se debe tratarte con alguna forma de violencia o discriminación:
Te amo y siempre te amaré en cada forma posible, mujer.