[De Fondo: Chico Buarque – Olê, Olá]
Como lo mencioné en el segundo correo que mandé el día de hoy, la vida es un camino en consecución de círculos, vamos de uno hacia otro y si nos quedamos en uno, no crecemos.
También la vida está llena de omisiones. Omitimos acciones por miedo, por comodidad, porque en verdad no queremos un cambio. Por omisión también nos podemos quedar en esos círculos que tanto menciono. Hoy me di cuenta que no salí de uno y que he tenido que dejar otro. Todo es cambio: bueno, malo, lleno de satisfacciones o con una mancha pegajosa de tristeza y decepción. Hoy no fue un buen día para mí.
Últimamente no me permito desahogarme. Pero hoy quería llorar, lamentarme y vaciarme hasta que cayera en un profundo sueño; sin embargo, la vida no me lo permitió. Reí con chistes publicados, planes radiofónicos, pláticas que intentaban subirme el ánimo, buenos post que provienen de mis feeds y un mensaje sonoro desde el viejo continente de mi mejor amiga. Cómo no dejarte llevar por esta fuerza natural, corriente buenaondita que me inunda y me arrastra a mejores pastos, ajenos a mi voluntad pero no así perjudiciales.
La memoria pinta cuadros hermosos en momentos cuando más lo necesitas. En estos últimos días me recordó una de mis canciones favoritas: Olè Olá de Chico Buarque. Es una melodía cadenciosa, que transpira el calor de las vegetaciones amazónicas, consecución de latidos vueltos percusiones, una voz sincera y poco pretenciosa y la letra, que es por lo que hago exposición de mi gusto y deleite, invita a dejar las lágrimas por un momento y ponerte a bailar. No puede existir mejor canción para ejemplificar lo que siento en este momento.
Esta canción la descubrí por el servicio llamado Pandora, que crea listas con música similar a un artista. Así fue como hace cinco años descubría a Chico Buarque y varias de sus canciones. Mas tarde el servicio se restringió por cuestiones (absurdas) del copyright que cambia por la legislación de cada país; mas la música se quedó conmigo. Busqué más y me encontré una versión del gran Zeca Pagodinho con el conjunto vocal MPB-4. Curiosamente este video tiene una traducción rudimentaria. Pero en este post tuve la colaboración de alguien que ama mucho de la cultura brasileña y que me ayudó a traducir la canción. Gracias estimada @Trasherized. =)
Una de las frases que más me gusta y que la que sin duda todos podemos aprender (yo doy fe de ella en este día): “La vida es buena para quien quiere cantar”. Hoy canté y me emocioné en una vida que toma sus diferentes rumbos, que abre y cierra círculos, que nos recuerda que la amistad y el amor están ahí presentes, para que nos recuerden y nosotros también las evoquemos y para que en esta vida opaca haya un poco más de luz.
Chico Buarque de Hollanda – Olê, Olá
Não chore ainda não, que eu tenho um violão
E nós vamos cantar
Felicidade aqui pode passar e ouvir
E se ela for de samba há de querer ficar
Seu padre toca o sino que é pra todo mundo saber
Que a noite é criança, que o samba é menino
Que a dor é tão velha que pode morrer
Olê, olê, olê, olá
Tem samba de sobra, quem sabe sambar
Que entre na roda, que mostre o gingado
Mas muito cuidado, não vale chorar
Não chore ainda não, que eu tenho uma razão
Pra você não chorar
Amiga, me perdoa, se eu insisto à toa
Mas a vida é boa para quem cantar
Meu pinho, toca forte que é pra todo mundo acordar
Não fale da vida, nem fale da morte
Tem dó da menina, não deixa chorar
Olê, olê, olê, olá
Tem samba de sobra, quem sabe sambar
Que entre na roda, que mostre o gingado
Mas muito cuidado, não vale chorar
Não chore ainda não, que eu tenho a impressão
Que o samba vem aí
É um samba tão imenso que eu às vezes penso
Que o próprio tempo vai parar pra ouvir
Luar, espere um pouco, que é pra o meu samba poder chegar
Eu sei que o violão está fraco, está rouco
Mas a minha voz não cansou de chamar
Olê, olê, olê, olá
Tem samba de sobra, ninguém quer sambar
Não há mais quem cante, nem há mais lugar
O sol chegou antes do samba chegar
Quem passa nem liga, já vai trabalhar
E você, minha amiga, já pode chorar
-----------------------------------------------------------------------------------------------
No llores todavía que tengo una guitarra
Y vamos a cantar
Felicidad aquí puede pasar y oír
Y si ella fuera a sambear ha de querer quedarse
Padre, toca la campana para que todo el mundo sepa
Que la noche es joven, que el samba es un niño
Que el dolor es tan viejo que puede morir
Olê olê olê olá
Hay samba de sobra, quien sepa sambear
Que entre en la rueda, que muestre su baile
Pero mucho cuidado, no vale llorar
No llores todavía que tengo una razón para no llorar
Amiga, perdóname si insisto tanto
Pero la vida es buena para quien quiere cantar
Mi viola toca fuerte para a todo el mundo despertar
No hables de la vida ni hables de la muerte
Ten pena de la niña, no la dejes llorar
Olê olê olê olá
Hay samba de sobra, quien sepa sambear
Que entre en la rueda, que muestre su baile
Pero mucho cuidado, no vale llorar
No llores todavía que tengo la impresión
Que la samba viene ahí
Es una samba tan inmenso que a veces pienso
Que el propio tiempo va a parar para oír
Luz lunar, espera un poco
Para que mi samba pueda llegar
Yo sé que la guitarra está débil y ronca
Pero mi voz no se cansa de llamar
Olê olê olê olá
Hay samba de sobra, nadie quiere sambar
Ya no hay más quien cante ni hay más lugar
El sol llegó antes de que la samba llegara
Quien pasa ni mira, ya va a trabajar
Y tú, mi amiga, Ya puedes llorar
Yo cantaré y con ello esperaré lo que el destino me ponga enfrente. No más omisiones y no más llanto. Septiembre al momento no ha sido tan desastrozo y parece que las cosas pueden mejorar pronto. La vida es buena después de todo, olê olá. =)
Nos vemos en el futuro.
Bienvenido: ¿Quieres conocerme? Todo está aquí: mis días, lo que me gusta, mis ambiciones y sueños. En línea desde octubre de 2004.
jueves, septiembre 23, 2010
miércoles, septiembre 15, 2010
MEXICANO
Cada año es lo mismo. Los festejos se convierten en algo que asumimos en automático y cada vez pensamos menos qué festejamos y sobre todo, por qué lo hacemos.
De niño te lo graban en la conducta: es el día donde el cura Hidalgo dio un grito que levantó a un pueblo inconforme en armas, una acción que significaría 10 años más tarde el nacimiento de México. Pero no se celebra igual el inicio de la lucha que el fin de la misma. Se festejan siempre los inicios, pero nunca los finales.
Desde siempre ha sido como una suerte de "Día del mexicano" donde hacemos nuestros los colores patrios y pintamos con ellos la ciudad. Se levanta en el mástil la bandera, volvemos a ser mexicanos al grito de guerra aunque no sepamos dónde quedan los "centros". Comemos más de la gastronomía nacional y quizá algunos rompan la dieta y hacemos de este día una Navidad patriótica, con usos y costumbres propios, evocando al mariachi y al bolero, al baile regional y al canto reprensentativo. Las calles se llenan de gritos y explosiones, de vidrios rotos, de hedor a alcohol y a pólvora.
Muchos dicen sentirse orgullosos de ser mexicanos; unos pocos (porque los hay) aprovechan para desmarcarse y decir que festejar es de nacos. Otros más ponen delante la crítica y aseguran que no hay nada qué festejar y una masa incontable sólo sigue la corriente, aprovechando que en los próximos días no habrá que ir a trabajar. Pero una cosa es cierta: este día no puede dejarse de lado.
El año pasado escribí en un post que no había nada qué festejar, tomando en cuenta la situación del país, que aún sigue siendo lamentable 365 días después de aquellas palabras. Lo digo porque en todos lados se ha tomado como spot publicitario que celebramos la libertad, como si un grito hubiera sido suficiente para liberarnos del dominio español, como si una celebración fuera suficiente para olvidarnos de los problemas que nos aquejan. Pero tomando en cuenta las costumbres acentuadas desde épocas porfirianas, es un orgullo demostrar que se es mexicano, no sólo en una fecha o por conmemoraciones bicentenarias, sino por amor propio, porque uno es polvo, parte de la tierra, fruto de la nación de (en la mayoría de las ocasiones) tus padres, tus hermanos, tu familia, tus amigos y tu entorno, la luz de tus ojos por las mañanas, el aire que respiras, la comida que comes... Todo dentro de un espacio de mundo.
A la historia no se le puede honrar de otra manera que recordándola. Que se
exalten a los mitos como nos enseñaron en primaria. Saludo al cura jesuíta que
ansiaba el regreso de su antiguo monarca, a los cabecillas del movimiento
insurgente que deseaban hacer valer su derecho de nacimiento para gobernar, al primer idealista de las Américas que terminó siendo un siervo fiel a su nación, al que prefirió a su patria antes que a su sangre, al que pactó con un abrazo la independencia de un país buscando ser el futuro rey, a los que instauraron los primeros ideales por los que ahora usamos el gentilicio, no de azteca, no de español; sino de mexicano.
Por la historia que esta conmemoración engloba, no puedo hacer a un lado mi orgullo y afirmar todo lo que significa portar mi ciudadanía. Ahora y gracias a la generosidad de mi tierra, hemos sido enriquecidos con muchas personas de otros países tan diversos y por ello la población ya no es una mezcla de sólo dos razas y sus respectivas culturas; a pesar de todo ello, quisiera pensar que vale más la nacionalidad que nos une: que ante todo, ser mexicano es lo que nos afirma los pies sobre el suelo, nuestro punto de gravedad.
En mi caso, yo no tengo parientes extranjeros. Soy mexicano en cada átomo de mi ser y reconozco a uno de los míos que siente la misma pasión por mi paìs sin importar de quién haya sido padre u abuelo. A pesar de que tengo gustos de
otras tierras, no dejo de decantarme por lo mejor de mi cultura, en su diversidad de representaciones, hace que me hierba la sangre cómo México se expresa, me llena de una alegría inmensa que emborracha mi corazón.
A pesar de las situaciones, de cierta gente que abusa de poderes y autoridades, de mentalidades arraigadas que nos arrastran hacia el fango, de esfuerzos medianos y conformismos, de no reconocer la grandeza que nos rodea, aquí estamos, dispuestos a celebrar, a gritar el nombre de México, de celebrarla como
si fuera su cumpleaños. Somos como el mito de Tezcatlipoca: el espejo humeante, que no se reconoce su reflejo, como si fuese el vacío que te devuelve la mirada. Pero hoy, como en toda fiesta, nada de eso importa, porque de esa manera estamos aún más cerca de reconocer lo que en verdad somos, de vestirnos de identidad: hoy los símbolos nos unen más que nunca.
Hoy es el Bicentenario (aunque la historia estricta dice que mañana) aunque a mí me queda ese sentimiento de otros "días de…". Ser mexicano es cosa de todos los días a menos que quieras jurar por otro país. A lo mejor esta fecha única, este momento histórico que nos ha tocado vivir, sea un buen pretexto para, además de tener una noche de fiesta, de revalorar el amor por lo nuestro. En ocasiones creo que ya no les enseñan a las futuras generaciones a amar a este país y esta podría ser una buena ocasión para comenzar. Tomo un respiro e inflo mi pecho creyendo que tal vez mis motivos puedan ser leídos y quizá animen a un compatriota a pensar en los suyos. Yo con eso me conformo. =)
No soy un aguafiestas; así que disfrutaré del sentimiento, aunque no es necesaria la festividad para demostrar mi orgullo en una frase: soy mexicano.
¡Viva México!
De niño te lo graban en la conducta: es el día donde el cura Hidalgo dio un grito que levantó a un pueblo inconforme en armas, una acción que significaría 10 años más tarde el nacimiento de México. Pero no se celebra igual el inicio de la lucha que el fin de la misma. Se festejan siempre los inicios, pero nunca los finales.
Desde siempre ha sido como una suerte de "Día del mexicano" donde hacemos nuestros los colores patrios y pintamos con ellos la ciudad. Se levanta en el mástil la bandera, volvemos a ser mexicanos al grito de guerra aunque no sepamos dónde quedan los "centros". Comemos más de la gastronomía nacional y quizá algunos rompan la dieta y hacemos de este día una Navidad patriótica, con usos y costumbres propios, evocando al mariachi y al bolero, al baile regional y al canto reprensentativo. Las calles se llenan de gritos y explosiones, de vidrios rotos, de hedor a alcohol y a pólvora.
Muchos dicen sentirse orgullosos de ser mexicanos; unos pocos (porque los hay) aprovechan para desmarcarse y decir que festejar es de nacos. Otros más ponen delante la crítica y aseguran que no hay nada qué festejar y una masa incontable sólo sigue la corriente, aprovechando que en los próximos días no habrá que ir a trabajar. Pero una cosa es cierta: este día no puede dejarse de lado.
El año pasado escribí en un post que no había nada qué festejar, tomando en cuenta la situación del país, que aún sigue siendo lamentable 365 días después de aquellas palabras. Lo digo porque en todos lados se ha tomado como spot publicitario que celebramos la libertad, como si un grito hubiera sido suficiente para liberarnos del dominio español, como si una celebración fuera suficiente para olvidarnos de los problemas que nos aquejan. Pero tomando en cuenta las costumbres acentuadas desde épocas porfirianas, es un orgullo demostrar que se es mexicano, no sólo en una fecha o por conmemoraciones bicentenarias, sino por amor propio, porque uno es polvo, parte de la tierra, fruto de la nación de (en la mayoría de las ocasiones) tus padres, tus hermanos, tu familia, tus amigos y tu entorno, la luz de tus ojos por las mañanas, el aire que respiras, la comida que comes... Todo dentro de un espacio de mundo.
A la historia no se le puede honrar de otra manera que recordándola. Que se
exalten a los mitos como nos enseñaron en primaria. Saludo al cura jesuíta que
ansiaba el regreso de su antiguo monarca, a los cabecillas del movimiento
insurgente que deseaban hacer valer su derecho de nacimiento para gobernar, al primer idealista de las Américas que terminó siendo un siervo fiel a su nación, al que prefirió a su patria antes que a su sangre, al que pactó con un abrazo la independencia de un país buscando ser el futuro rey, a los que instauraron los primeros ideales por los que ahora usamos el gentilicio, no de azteca, no de español; sino de mexicano.
Por la historia que esta conmemoración engloba, no puedo hacer a un lado mi orgullo y afirmar todo lo que significa portar mi ciudadanía. Ahora y gracias a la generosidad de mi tierra, hemos sido enriquecidos con muchas personas de otros países tan diversos y por ello la población ya no es una mezcla de sólo dos razas y sus respectivas culturas; a pesar de todo ello, quisiera pensar que vale más la nacionalidad que nos une: que ante todo, ser mexicano es lo que nos afirma los pies sobre el suelo, nuestro punto de gravedad.
En mi caso, yo no tengo parientes extranjeros. Soy mexicano en cada átomo de mi ser y reconozco a uno de los míos que siente la misma pasión por mi paìs sin importar de quién haya sido padre u abuelo. A pesar de que tengo gustos de
otras tierras, no dejo de decantarme por lo mejor de mi cultura, en su diversidad de representaciones, hace que me hierba la sangre cómo México se expresa, me llena de una alegría inmensa que emborracha mi corazón.
A pesar de las situaciones, de cierta gente que abusa de poderes y autoridades, de mentalidades arraigadas que nos arrastran hacia el fango, de esfuerzos medianos y conformismos, de no reconocer la grandeza que nos rodea, aquí estamos, dispuestos a celebrar, a gritar el nombre de México, de celebrarla como
si fuera su cumpleaños. Somos como el mito de Tezcatlipoca: el espejo humeante, que no se reconoce su reflejo, como si fuese el vacío que te devuelve la mirada. Pero hoy, como en toda fiesta, nada de eso importa, porque de esa manera estamos aún más cerca de reconocer lo que en verdad somos, de vestirnos de identidad: hoy los símbolos nos unen más que nunca.
Hoy es el Bicentenario (aunque la historia estricta dice que mañana) aunque a mí me queda ese sentimiento de otros "días de…". Ser mexicano es cosa de todos los días a menos que quieras jurar por otro país. A lo mejor esta fecha única, este momento histórico que nos ha tocado vivir, sea un buen pretexto para, además de tener una noche de fiesta, de revalorar el amor por lo nuestro. En ocasiones creo que ya no les enseñan a las futuras generaciones a amar a este país y esta podría ser una buena ocasión para comenzar. Tomo un respiro e inflo mi pecho creyendo que tal vez mis motivos puedan ser leídos y quizá animen a un compatriota a pensar en los suyos. Yo con eso me conformo. =)
No soy un aguafiestas; así que disfrutaré del sentimiento, aunque no es necesaria la festividad para demostrar mi orgullo en una frase: soy mexicano.
¡Viva México!
domingo, septiembre 12, 2010
COMO LA TOS
Creo que el diablo ya sabe lo que quiero y se da gusto mostrándome linaje no puedo tener.
Probado en horno de sufrimiento, exagerado y berrichudo, con el mundo descompuesto. Charly García ante situaciones como la mía diría que "tan sólo es un bajón". Hoy el monitor ya no atendió a los golpes y por fin dejó de funcionar. Todo lo que me queda es el tlalocpod para andar por acá, eso ya lo había mencionado. También que extraño el teclado físico y que el corrector/texto predictivo es un arma de dos filos, por el que más vale estar atento para que no se lean incoherencias.
Solo las palabras son lo que me sobran. Muchas veces sin sentido y sin rumbo. Salen como la tos y a veces no es suficiente la boca para contener el ruído. Yo sólo espero la oportunidad para cambiar la circunstancia. Duele ver al destino como están ahorita. Ahora más que nunca me gustaría vivir con los ojos cerrados, así es más fácil.
El clima anda cambiante, espero no enfermarme, ya que es de las cosas que más odio. El insomnio ya parece de planta, con todo y quejas incluídas. La madrugada pasa sin contratiempos; las fiestas callejeras se acaban, los borrachos se aparecen, el vigilante hace su ronda y las verdades no se pueden ocultar más.
Nos vemos en el futuro.
Probado en horno de sufrimiento, exagerado y berrichudo, con el mundo descompuesto. Charly García ante situaciones como la mía diría que "tan sólo es un bajón". Hoy el monitor ya no atendió a los golpes y por fin dejó de funcionar. Todo lo que me queda es el tlalocpod para andar por acá, eso ya lo había mencionado. También que extraño el teclado físico y que el corrector/texto predictivo es un arma de dos filos, por el que más vale estar atento para que no se lean incoherencias.
Solo las palabras son lo que me sobran. Muchas veces sin sentido y sin rumbo. Salen como la tos y a veces no es suficiente la boca para contener el ruído. Yo sólo espero la oportunidad para cambiar la circunstancia. Duele ver al destino como están ahorita. Ahora más que nunca me gustaría vivir con los ojos cerrados, así es más fácil.
El clima anda cambiante, espero no enfermarme, ya que es de las cosas que más odio. El insomnio ya parece de planta, con todo y quejas incluídas. La madrugada pasa sin contratiempos; las fiestas callejeras se acaban, los borrachos se aparecen, el vigilante hace su ronda y las verdades no se pueden ocultar más.
Nos vemos en el futuro.
viernes, septiembre 10, 2010
LLUEVE ALLÁ AFUERA
Llueve de madrugada afuera de casa. A veces no se sabe cuando deja de hacerlo porque el agua escurre en forma de gotas. Quería escribir, sin motivo aparente, sin rumbo fijo, sin destino final.
No sé a dónde me lleva el destino, a veces siento que no lo controlo, sólo sé que debo escribir. Hacerlo hasta el cansancio, hasta que sacie esta sed de nada, hasta encontrarme sentido a cada gota de lluvia que escucho en la madrugada y que me recuerda que tengo insomnio. A veces disfruto de los simple y otras veces se me olvida, otras quiero explotar y algunas más vuelvo a mí para comenzar de nuevo.
No llovió durante todo el día afuera de casa. Escuchaba por twitter lo relatos sobre increíbles granizadas en el DF, inclusive varias personas en twitter subieron fotografías que ejemplificaban la cantidad de agua que cayó por allá. Pod un momento agradecí la seguridad de la cueva. De seguro la ciudad sopa fue un caos. De ser ellos también estaría igual de sorprendido. No me gusta la lluvia pero amo ver cómo sucede desde una ventana.
Escribir me calma. Me siento como un boxeador que le pega anuncio costal hasta csnsarse. No sé por qué muchas veces comparo esto con el boxeo, hago sombra, me muevo con agilidad, cada tecleo es un jab, un gancho, un golpe recto. Esquivo mi ego y planeo el siguiente combo de golpes. Estoy viendo Rocky II, esa peli me resulta, en gran número de ocasiones, en inspiradora. El Semental Italiano pelea contra todo, inclusive contra él mismo, para salir adelante. Una gran historia y un gran personaje, ambos siempre subestimados por el vox populi.
Ahorita no hay con quien hablar, mas que con uno mismo. Por eso vengo aquí, como si fuera a un bar a tomarme una chela con el amigo que te escucha (y que luego te dará un buen sermón) y al cual le puedes contar todo. Ah! Cómo me hace falta unos buenos tragos y compañía. Me gustaría conocer Garibaldi, nunca he ido y como que deseo irme a perder un rato por ahí, para vaciar todo lo que se deba en alcohol y canciones.
Se aparece el fatídico anuncio del 20% restante de energía a este gadget. Por lo que debo terminar este post. Ya creo que se está convirtiendo en costumbre que venga aquí con el tlalocpod a dejar unas palabras por estos rumbos, cuando nadie está para leer, cuando tengo la paz suficiente para soltar palabras como balas hacia objetivos invisibles del alma. Por cierto, el destino anda de mamón y le encanta hacer de las suyas con mis sentimientos, el muy cabrón.
Nos vemos en el futuro.
No sé a dónde me lleva el destino, a veces siento que no lo controlo, sólo sé que debo escribir. Hacerlo hasta el cansancio, hasta que sacie esta sed de nada, hasta encontrarme sentido a cada gota de lluvia que escucho en la madrugada y que me recuerda que tengo insomnio. A veces disfruto de los simple y otras veces se me olvida, otras quiero explotar y algunas más vuelvo a mí para comenzar de nuevo.
No llovió durante todo el día afuera de casa. Escuchaba por twitter lo relatos sobre increíbles granizadas en el DF, inclusive varias personas en twitter subieron fotografías que ejemplificaban la cantidad de agua que cayó por allá. Pod un momento agradecí la seguridad de la cueva. De seguro la ciudad sopa fue un caos. De ser ellos también estaría igual de sorprendido. No me gusta la lluvia pero amo ver cómo sucede desde una ventana.
Escribir me calma. Me siento como un boxeador que le pega anuncio costal hasta csnsarse. No sé por qué muchas veces comparo esto con el boxeo, hago sombra, me muevo con agilidad, cada tecleo es un jab, un gancho, un golpe recto. Esquivo mi ego y planeo el siguiente combo de golpes. Estoy viendo Rocky II, esa peli me resulta, en gran número de ocasiones, en inspiradora. El Semental Italiano pelea contra todo, inclusive contra él mismo, para salir adelante. Una gran historia y un gran personaje, ambos siempre subestimados por el vox populi.
Ahorita no hay con quien hablar, mas que con uno mismo. Por eso vengo aquí, como si fuera a un bar a tomarme una chela con el amigo que te escucha (y que luego te dará un buen sermón) y al cual le puedes contar todo. Ah! Cómo me hace falta unos buenos tragos y compañía. Me gustaría conocer Garibaldi, nunca he ido y como que deseo irme a perder un rato por ahí, para vaciar todo lo que se deba en alcohol y canciones.
Se aparece el fatídico anuncio del 20% restante de energía a este gadget. Por lo que debo terminar este post. Ya creo que se está convirtiendo en costumbre que venga aquí con el tlalocpod a dejar unas palabras por estos rumbos, cuando nadie está para leer, cuando tengo la paz suficiente para soltar palabras como balas hacia objetivos invisibles del alma. Por cierto, el destino anda de mamón y le encanta hacer de las suyas con mis sentimientos, el muy cabrón.
Nos vemos en el futuro.
jueves, septiembre 09, 2010
Y TODO ESE BLUES...
A la gente le gusta el blues pero no los escritos tristes.
Si mal no recuerdo, el blues nació como una expresión natural de los esclavos negros americanos que expresaban el dolor de una vida sin libertad. Más tarde, ese dolor reflejó las desigualdades de la raza para culminar en los dolores más profundos del ser humano como la soledad, el desamor y la falta de oportunidades. La música era simple, pero otorgó con letra y música los cimientos para la mayoría de las melodías modernas como el rock, el pop, el reggae y otros. El arte fue un buen desahogo para los desazones de la vida, tanto que se convirtió en algo superior.
Creo que mi blues es distinto. A lo largo de estos años sólo logré cansar a la gente que se sintió con derecho de decirme cómo vivir mi vida. Tanto que ahora estoy solo, la vida sólo ha cambiado para llegar irreversiblemente al mismo lugar.Veo a tanta gente, personas excepcionales, con gustos similares, de quienes aprender y compartir. Me gustaría ser su cuate. Algunos me creen un tonto. Otros ni saben que existo y algunos más me subestiman.
A la gente le gusta más el blues. La gente lo canta, se aprende los nombre de los que lo tocan (algunos se convirtieron en leyendas). A mí me catalogan de berrinchudo, que siempre escribo de lo mismo, escriben como si les interesara mi vida pero un motivo desconocido por mí los impulsó a juzgarme. Debí aprender música y poner todo esto en una canción.
Todos aman en blues, no al que escribe de tristeza. No sé cómo Werther fue tan popular, tan leído. De hecho no sé por qué el mundo es infeliz y por qué toda la gente miente al decir que no tiene lo que quiere. De hecho el mundo es un lugar de dicha en el cual yo no soy invitado. Toda la gente exitosa merece una voz y no los que perdemos cada vez. El blues habla de perder, de no tener, de extrañar, de aullarle a la luna... Y aún así logra mayor gracia.
Para mí, que tambíen amo el blues o cualquier balada con tintes melancólicos me sirve de desahogo, alimenta mi alma y si no estoy en ese sentir, puedo comprenderla e ignorarla, pero no despreciar la melodía o a la persona que la interpreta/compone. Yo siento desilusionar a los que esperaban algo de mí y aún no lo han visto. No estoy aquí para complacerlos. Quizá el blues les pueda dar lo que aquí no encuentren, es un género excepcional.
Hoy sólo quise tomar el iPod y escribir hasta que sintiera más fuerte el hormigueo en mis manos. Quería al escuchar el falso tecleo encontrar un poco de paz en el caos imperante. Olvidar (en caso de que fuera posible) lo que me tiene mal. También buscaba entre estas letras un refugio, una repuesta posible y correcta. Saciar una necesidad desconocida. Buscar un alivio para los malestares del alma. Critíquenme si quieren, digan que no tengo remedio y compárenme con sus excelentes vidas. Los demás no me miren con lástima. Sepan que escribo con toda la honestidad que poseo, sin falsas poses, sin triunfalismos espectrales, con la fatalidad en la mano izquierda y con la verdad en la derecha. Quería desatar un poco de lo que todavía guardo.
Si estuviera en la compu, les pondría una buena rola "blusera" para animar la noche y cerrar este post (digo, para que llegar hasta acá tuviese una recompensa al oído), pero no sé cómo hacerlo desde aquí. Les agradezco si llegaron a esta parte conmigo.
Nos vemos en el futuro.
Si mal no recuerdo, el blues nació como una expresión natural de los esclavos negros americanos que expresaban el dolor de una vida sin libertad. Más tarde, ese dolor reflejó las desigualdades de la raza para culminar en los dolores más profundos del ser humano como la soledad, el desamor y la falta de oportunidades. La música era simple, pero otorgó con letra y música los cimientos para la mayoría de las melodías modernas como el rock, el pop, el reggae y otros. El arte fue un buen desahogo para los desazones de la vida, tanto que se convirtió en algo superior.
Creo que mi blues es distinto. A lo largo de estos años sólo logré cansar a la gente que se sintió con derecho de decirme cómo vivir mi vida. Tanto que ahora estoy solo, la vida sólo ha cambiado para llegar irreversiblemente al mismo lugar.Veo a tanta gente, personas excepcionales, con gustos similares, de quienes aprender y compartir. Me gustaría ser su cuate. Algunos me creen un tonto. Otros ni saben que existo y algunos más me subestiman.
A la gente le gusta más el blues. La gente lo canta, se aprende los nombre de los que lo tocan (algunos se convirtieron en leyendas). A mí me catalogan de berrinchudo, que siempre escribo de lo mismo, escriben como si les interesara mi vida pero un motivo desconocido por mí los impulsó a juzgarme. Debí aprender música y poner todo esto en una canción.
Todos aman en blues, no al que escribe de tristeza. No sé cómo Werther fue tan popular, tan leído. De hecho no sé por qué el mundo es infeliz y por qué toda la gente miente al decir que no tiene lo que quiere. De hecho el mundo es un lugar de dicha en el cual yo no soy invitado. Toda la gente exitosa merece una voz y no los que perdemos cada vez. El blues habla de perder, de no tener, de extrañar, de aullarle a la luna... Y aún así logra mayor gracia.
Para mí, que tambíen amo el blues o cualquier balada con tintes melancólicos me sirve de desahogo, alimenta mi alma y si no estoy en ese sentir, puedo comprenderla e ignorarla, pero no despreciar la melodía o a la persona que la interpreta/compone. Yo siento desilusionar a los que esperaban algo de mí y aún no lo han visto. No estoy aquí para complacerlos. Quizá el blues les pueda dar lo que aquí no encuentren, es un género excepcional.
Hoy sólo quise tomar el iPod y escribir hasta que sintiera más fuerte el hormigueo en mis manos. Quería al escuchar el falso tecleo encontrar un poco de paz en el caos imperante. Olvidar (en caso de que fuera posible) lo que me tiene mal. También buscaba entre estas letras un refugio, una repuesta posible y correcta. Saciar una necesidad desconocida. Buscar un alivio para los malestares del alma. Critíquenme si quieren, digan que no tengo remedio y compárenme con sus excelentes vidas. Los demás no me miren con lástima. Sepan que escribo con toda la honestidad que poseo, sin falsas poses, sin triunfalismos espectrales, con la fatalidad en la mano izquierda y con la verdad en la derecha. Quería desatar un poco de lo que todavía guardo.
Si estuviera en la compu, les pondría una buena rola "blusera" para animar la noche y cerrar este post (digo, para que llegar hasta acá tuviese una recompensa al oído), pero no sé cómo hacerlo desde aquí. Les agradezco si llegaron a esta parte conmigo.
Nos vemos en el futuro.
sábado, septiembre 04, 2010
FUERA DE ACTIVIDAD
Qué tal. Ando posteando desde el tlalocpod. La experiencia más que placentera se volvió necesaria: ya ni el monitor nuevo ni el viejo sirven.
Por lo mismo, me veo en la necesidad de dejar la mayoría de las actividades que usualmente hago por aquí. Estaré muy poco por el messenger (bueno, ya casi nadie me habla por ahí), postearé un poco menos y estaré en twitter en lapsos.
Ahora tengo que conseguir dinero no sólo para el monitor, sino para resolver todos los pendientes de mi vida. Al saldo de objetos descompuestos ahora se suma el horno de microondas. La situación ahorita no es la óptima para comprar uno nuevo, por lo que un poco de dinero de mi parte no vendría mal.
También me conviene irme un poco de aquí. Es un golpe un poco duro al ego que a una chava que te gusta, no le intereses. Será bueno irme de estos lares, que tanto me recuerdan a ella. Necesito superar el pasado porque en estos y a pesar de no rendirme a seguir adelante, no me ha resultado nada fácil continuar. Aún busco formas de perdonarme.
Quiero agradecer a los que vienen a leerme al blog. Aquí solo hay cosas personales de un tipo con mucho cabello y poca barba, que tiene la mala costumbre de descubriese tal cual es sin medir las consecuencias. No hay chistes, excelentes fotografías, anécdotas sorprendentes con gente famosa, poesía, información tecnológica o política, mucho menos bullying. Aquí sólo soy yo y al menos de eso me siento orgulloso, porque me ha permitido conocer a algunos de ustedes y que con el blog, me conozcan.
En fin, no sé cuánto tarde esto. Espero volver en la medida de lo posible, para iniciar la séptima temporada y cerrar esta. Quiero en verdad que las cosas sean distintas en mi vida a mi regreso. Mientras, como dije, pueden buscarme en twitter, dejarme un recado en Facebook, o un comentario por acá. En verdad espero solucionar esto en menos de un mes. Necesito la compu para muchas cosas y el monitor aún más.
Nos vemos en el futuro.
Por lo mismo, me veo en la necesidad de dejar la mayoría de las actividades que usualmente hago por aquí. Estaré muy poco por el messenger (bueno, ya casi nadie me habla por ahí), postearé un poco menos y estaré en twitter en lapsos.
Ahora tengo que conseguir dinero no sólo para el monitor, sino para resolver todos los pendientes de mi vida. Al saldo de objetos descompuestos ahora se suma el horno de microondas. La situación ahorita no es la óptima para comprar uno nuevo, por lo que un poco de dinero de mi parte no vendría mal.
También me conviene irme un poco de aquí. Es un golpe un poco duro al ego que a una chava que te gusta, no le intereses. Será bueno irme de estos lares, que tanto me recuerdan a ella. Necesito superar el pasado porque en estos y a pesar de no rendirme a seguir adelante, no me ha resultado nada fácil continuar. Aún busco formas de perdonarme.
Quiero agradecer a los que vienen a leerme al blog. Aquí solo hay cosas personales de un tipo con mucho cabello y poca barba, que tiene la mala costumbre de descubriese tal cual es sin medir las consecuencias. No hay chistes, excelentes fotografías, anécdotas sorprendentes con gente famosa, poesía, información tecnológica o política, mucho menos bullying. Aquí sólo soy yo y al menos de eso me siento orgulloso, porque me ha permitido conocer a algunos de ustedes y que con el blog, me conozcan.
En fin, no sé cuánto tarde esto. Espero volver en la medida de lo posible, para iniciar la séptima temporada y cerrar esta. Quiero en verdad que las cosas sean distintas en mi vida a mi regreso. Mientras, como dije, pueden buscarme en twitter, dejarme un recado en Facebook, o un comentario por acá. En verdad espero solucionar esto en menos de un mes. Necesito la compu para muchas cosas y el monitor aún más.
Nos vemos en el futuro.
miércoles, septiembre 01, 2010
SEPTIEMBRE OTRA VEZ
En el año menos prolífico de mi vida, tuve en agosto uno de los meses en los que más post escribí en este blog.
Quería hacer un post antes de septiembre, como si quisiera anticipar el que ha sido en los últimos años, el peor mes. Hace tres años pasé por una situación incómoda en un blog conocido, hace dos me llegó un mail donde me negaban una beca y el año pasado, casi al final de mes tuve un día asqueroso, que más tarde terminaría en un fracaso profesional: y en las tres acabé destruido anímicamente. Como en una novela de Carlos Fuentes, septiembre se ha convertido en un mes fatídico, trágico, negro.
Tengo miedo. Creo que ahorita mi vida está peor que en esas tres ocasiones. Todos mis sueños han sucumbido y ya no tengo de dónde hacerme. Intento reconstruir mi vida; pero creo que terminarán antes la ampliación de carriles en la autopista México-Pachuca (que lleva mucho tiempo y dificultades para terminar) que yo con los cimientos del nuevo rumbo. A veces pienso que quizá ya no me queda nada qué perder, pero ¿Uno podrá tentar así al destino?
A veces parece un pecado decir que uno tiene miedo, como si el mundo estuviera lleno de gente valerosa y entregada, tan llena de éxito que los temerosos fuesen una minoría, una paria de leprosos. Recuerdo una práctica en la universidad cuando mi clase fue a Puebla, terminamos en Atlixco, un pueblo hermoso y apacible; había caído la noche. Estaba junto a un par de compañeras muy guapas y que casi ni me pelaban, tuvimos que pasar por un una calle donde el alumbrado público fallaba. Cuál sería mi sorpresa al ver que dos de ellas me tomaron del brazo, explicándome que tenían miedo porque varias veces habían sido asaltadas ¿Debí burlarme de ellas porque expresaron su miedo justificado ante una situación que quizá no tenía peligro? En ese momento no lo hice, las entendí. La burra no era arisca; los palos la hicieron así.
Más allá de cualquier miedo o superstición, han llegado los primeros minutos de septiembre: el mes del bicentenario (junto con todos sus festejos piteros) y del final de temporada del blog. Comenté esta inquietud en twitter y recibí un excelente consejo: “Enfréntalo con huevos”. Sí, no me queda de otra, no me puedo dormir durante un mes hasta que esto pase. Tendré que despertarme para encarar el mañana como venga y al menos hacer mi parte. Mentalizarme que los tres años anteriores fueron una penosa casualidad.
Como el año pasado, sólo hasta el día 30 a las 11:59 con 59 segundos podré festejar… y vaya que lo haré en grande.
Nos vemos en el futuro.
Quería hacer un post antes de septiembre, como si quisiera anticipar el que ha sido en los últimos años, el peor mes. Hace tres años pasé por una situación incómoda en un blog conocido, hace dos me llegó un mail donde me negaban una beca y el año pasado, casi al final de mes tuve un día asqueroso, que más tarde terminaría en un fracaso profesional: y en las tres acabé destruido anímicamente. Como en una novela de Carlos Fuentes, septiembre se ha convertido en un mes fatídico, trágico, negro.
Tengo miedo. Creo que ahorita mi vida está peor que en esas tres ocasiones. Todos mis sueños han sucumbido y ya no tengo de dónde hacerme. Intento reconstruir mi vida; pero creo que terminarán antes la ampliación de carriles en la autopista México-Pachuca (que lleva mucho tiempo y dificultades para terminar) que yo con los cimientos del nuevo rumbo. A veces pienso que quizá ya no me queda nada qué perder, pero ¿Uno podrá tentar así al destino?
A veces parece un pecado decir que uno tiene miedo, como si el mundo estuviera lleno de gente valerosa y entregada, tan llena de éxito que los temerosos fuesen una minoría, una paria de leprosos. Recuerdo una práctica en la universidad cuando mi clase fue a Puebla, terminamos en Atlixco, un pueblo hermoso y apacible; había caído la noche. Estaba junto a un par de compañeras muy guapas y que casi ni me pelaban, tuvimos que pasar por un una calle donde el alumbrado público fallaba. Cuál sería mi sorpresa al ver que dos de ellas me tomaron del brazo, explicándome que tenían miedo porque varias veces habían sido asaltadas ¿Debí burlarme de ellas porque expresaron su miedo justificado ante una situación que quizá no tenía peligro? En ese momento no lo hice, las entendí. La burra no era arisca; los palos la hicieron así.
Más allá de cualquier miedo o superstición, han llegado los primeros minutos de septiembre: el mes del bicentenario (junto con todos sus festejos piteros) y del final de temporada del blog. Comenté esta inquietud en twitter y recibí un excelente consejo: “Enfréntalo con huevos”. Sí, no me queda de otra, no me puedo dormir durante un mes hasta que esto pase. Tendré que despertarme para encarar el mañana como venga y al menos hacer mi parte. Mentalizarme que los tres años anteriores fueron una penosa casualidad.
Como el año pasado, sólo hasta el día 30 a las 11:59 con 59 segundos podré festejar… y vaya que lo haré en grande.
Nos vemos en el futuro.
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