martes, marzo 28, 2006

TALLA 32

[De Fondo: Alaska y Dinarama – Ni tú ni nadie]

Hoy, mi vida de burgués y de reyecito ególatra (dixit La Pitonisa) me llevó a conocida tienda departamental que usa como imagen publicitaria a la mujer más bella del momento (es que Heidi Klum no sólo es modelo, güerota, alta y mamacita, además es super simpática y con una sonrisa que maravilla). Ahí fue el momento que espero cada vez que me largo de vacaciones: comprar ropa nueva.

Antes, al Gerson pasado que no conocen le importaba poco qué ponerse, odiaba la moda y creía que cualquier cosa que me escogieran mis jefes estaría bien, con el fin de darles gusto, ellos elegían por mí. De repente crecí y empecé a tener gustos, pero los míos estaban párvulos y comencé a usar esa tonta moda post grunge… ahora que lo pienso, en ese momento era una persona demasiado descuidada: me conformaba sólo con una playera de algodón cualquiera y unos jeans cualquiera.

Otro aspecto que tampoco me importaba era el peso, aunque todavía sigo creyendo que lo importante es que uno se sienta bien consigo mismo, cuando hay ropa que y no te queda, o escuchas comentarios como “pues… está pasable, pero esta gordito ¿no?”, y ves cómo cada vez te estás inflando más, infieres que no es un modo de vida que te ayude con algo positivo a tu persona.

Un día hace como tres años, decidí dejar las playeras de algodón sólo para ondas netamente informales y comencé a usar camisa, recuerdo que evitaba ponérmelas porque son muy difíciles de planchar. También volvieron mis zapatos, los tenis me permitían caminar más, usaba gel y comencé a comprar ropa más fashion, pero… siempre talla L o G, pantalones talla 33 y en mis días más oscuros… 34. :S

Como ustedes (asiduos de mi vida en el blog) saben, he bajado un poco más de 10 kilos, pero existe un pequeño problema con ese chido logro: ahora mi ropa me quedaba grande.

Y ese problema trajo otro, yo mentalmente creía que tenía que ser talla G o L, y así escogí mucha ropa hasta diciembre, que uno de los chavos que atiende en los establecimientos que son totalmente palacio, me vio y dijo: “creo que mejor le traigo un sweater Talla M”.

Hoy si elegí ropa talla M, debo confesar que me encantan las playera tipo polo y odio las camisas a cuadros, amo las camisas de manga larga (que tengo muchas, pero no están en temporada ahorita jejeje), y llegó la hora de probarme varios modelos.

Ojala algún día Levi Strauss me bonifique en algo, porque es de mis marcas de ropa favorita y me encanta usar sus jeans, y como pasa últimamente, elegí varios modelitos para ponerme. Sospechaba que, a pesar de haber dejado la dieta, podrían quedarme los de Talla 32, así que ahora no me subí de ahí. Entonces llegó en momento de la verdad: ir a probadores.

Pants off… pants up… me cierro la bragueta y, SIN PROBLEMAS, ME CIERRO CÓMODAMENTE EL CINTURÓN.

Se siente tan bien, así como si fueses Clark Kent y te desabotonaras la camisa para mostrar tu “S”… me probé muchos pantalones, como nunca, todos me quedaban y lo mejor fue cuando me los probé en casa. Se siente chido, no define mi vida, pero sin duda es una sensación agradable hacer algo que creíste no volver a hacer.

Chale, creo que me he vuelto un poco superficial jejejejeje. :P

Saludos a los testigos de esta aventura.

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