Cuando me miras pareciera como si toda la esperanza del mundo se depositara en tus ojos, como si me dijeras sin palabras: anda, ven y toma el mando. Cuando abres los ojos, desbloqueas puertas de mi alma. Tus ojos, dos sentimientos que me persiguen en cada pensamiento. Tus ojos, sinónimo de tu ternura, reflejo de tu belleza y trovadoras de tu amor. Tus ojos, mi primer recuerdo del día en que te conocí, en el que me abriste los brazos a tu mundo.
¿Por qué cuando me besas siento que cómo te vuelves parte de mí? ¿Cómo es que estando a mi lado te derrites? Besos salvajes, caníbales; que mezclan sentimiento, pasión y entrega. Tus besos, loción que me rodea, traje a la medida de la locura, vino dulce e incoloro, ambrosía de lo invisible, detonante de explosiones cósmicas. Todo el caos que me rodea comienza a tener sentido hasta que mis labios se encuentran con los tuyos en un beso.
En tus detalles hallé piezas de tu alma, relámpagos cegadores y poderosos que cayeron en los rincones más profundos de mi ser. Corazones, flores, muñecos, cartas: testigos de nuestros días juntos, chocolates y dulces que son banquete para los enamorados. Tu sinceridad no necesita poesía, los colores de cada regalo adornan cada infusión de sentimientos. Son como balas de cañón, que han derribado poco a poco los muros de mi ser, destruyendo cada duda, cada sinsabor. Son salvavidas para las discusiones sin sentido, esas que son nubes negras en el horizonte de nuestro porvenir.
Tú eres el ritmo, te adentras en él y lo disfrutas. Una sonrisa de satisfacción plena aparece mientras la música entra por tus oídos, satisfacción plena en el balanceo de tus caderas y en el movimiento de tus esculturales piernas. Bailas bajo las leyes de la gravedad, invitas al deseo y lo encarnas con el calor de tu piel, con la humedad de palabras mudas, con las embestidas de un toro, con el éxtasis final de puntos sensibles explotando como minas de guerra. Cuerpo de niña y seducción de mujer.
Y me aferro a ti como la realidad que eres, con la dulzura, ternura, con tus ojos, con tus labios, con tus pechos, con tus piernas, con tus detalles, con tu entrega, con tu corazón. No necesitas sentir envidia de fantasmas; por mi parte el pasado lo dejé atrás. Pero, sin importar cómo termine esto, quiero que sepas que para mí lo único que importa es el presente entre los dos. Sobre todo cada vez que al recordarte, a verte y al sentirte digo tu nombre: Diana.
TE AMO.
Gerson.