lunes, febrero 29, 2016

AÑO BISIESTO

Para la señito Vodka:

Cada cuatro años tengo un día más para extrañarte. Gracias a los errores del calendario gregoriano, febrero tiene un día más en el que eres bella; en el que el viento llega; roba parte de tu esencia y en su infinita gracia, llega hasta a mí por la nariz, recorre cada parte que has tocado con tu piel y por el torrente sanguíneo llega hasta mi memoria. Haces latir tan fuerte mi corazón cuando tú estás; pero no es el mismo cuando estás ausente, como los años con un día menos, esos años aciagos e infelices que no son bisiestos.

Cuento los días para escucharte hablar de música, para que me compartas lo que pasa por tu oídos; para que cantemos a Bowie, para que bailemos con Morrissey y su Have the pleasure of singing what you mean?, para que me beses con con The Doors y le quites su lugar a Paul como La Morsa. El cielo sabe lo miserable que soy cuando la ausencia tuya me atrapa y no hallo cómo solucionarla; quiero resolverlo todo como si fueran matemáticas, el tiempo intenta cambiarme pero no puedo alcanzar al tiempo, adelantarlo al momento en el que vuelvo a mirar tu tiernos ojos, esos brillantes que conectan con los míos cuando nos queremos.

Extraño tu voz suave endulzando mi oído, diciendo que quieres quedarte conmigo. Extraño cada uno de tus ángulos, lo quebrado de tu cabello a veces negro o rojo o castaño. Extraño cuando logro hacerte sonreír, pero más cuando te logro hacer sonrojar. Extraño aferrarme a tus caderas, como si un tornado me fuera a alejar de ti, ser un explorador del placer en tu cuerpo y descubrirte en más de mil formas. Mi cama te extraña tanto que cada noche vivo en un desierto sin el oasis de tus besos, las arenas cortan mi piel y nublan mi vista, sólo en los espejismos de mi nostalgia puedo tenerte cuando no estás. Hasta extraño tus mensajes, esos que me alegran el día cuando me llegan, como la brisa del mar en un día caluroso.

No me desprecies por ser bueno, tú conoces más allá de lo que la gente ve y sabes mi valía. Una vez logré que mis palabras atravesaran tu piel y calaran tus huesos. Mi diosa del vodka, te rezo todas las noches, esperando que vuelvan tus favores de afrodita, bendíceme con la gloria de tus ojos y con el paraíso de tus placeres. Hada perversa que con el hechizo de tu mirada enchinas mi ser. Sin ti, la cerveza me sabe a nada, la música se vuelve monoaural, el frío se vuelve insoportable. Vive recostada en mi pecho desnudo y duerme toda una tarde conmigo, ignoremos al tiempo, a la distancia, al desamor, a los demás: esos que nunca han importado entre tú y yo.

Sé que lo único que tengo son estas palabras y quizá haya mejores que yo; que puedan darte más y que hasta quizá logren cautivarte mejor. Te quiero tanto que no puedo desear más que tu felicidad conmigo o sin mí. Y aunque tengo la música, mis recuerdos de ti y mis amigos para sobreponerme a tu ausencia; sé que el viento me llevará tu esencia a donde quiera que vaya, porque sé que al menos he dejado una parte de mí en ti, una que sé que hará que tú me extrañes, al menos un poco. Los días 29 de febrero, invariablemente se me hará recordarte por tu cumpleaños, aún se hará más necesario evocarte por una simple razón: Cada cuatro años se me hará más difícil extrañarte, porque tendré más días para hacerlo; esos especiales que se dan cada año bisiesto.

Feliz cumpleaños. Te extraño siempre.

Gerson.

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