viernes, agosto 05, 2016

ALETYA, LA MÚSICA Y LOS SUEÑOS

Cuando era niño, acababa de ver una película en la televisión y mi mamá me mandó a dormir. Antes de alcanzar el sueño, le pregunté si los sueños se hacen realidad. Ella, con su dulce voz y brillante voz me dijo que sí, que todo lo que soñara lo podía tener...

Nunca fui muy constante en la realización de ellos. Tiempo después, aprendí que la magia es algo que tú creas y que hay cosas que vale la pena apartar tiempo, esfuerzo y sobre todo constancia para que sean posibles. Una de las especialidades del mundo es de enterrar nuestros anhelos y yo fui cómplice para enterrar los míos. Yo quería ser escritor, un buen comunicador, alguien que pudiera influir de forma positiva en las personas. Lo más que logré fue terminar como Community Manager por mi tiempo excesivo en internet, por ello he vivido experiencias que nunca creí experimentar y conocido personas increíbles, una de ellas es Aletya.



Hace como 12 años, yo creía que Internet era como el Viejo Oeste, en el que todos teníamos derecho a reclamar un pedazo de tierra para nosotros, sin las restricciones que tenía el "mundo real" y eso lo vi en servicios como MySpace. En ese entonces, era una red en la que muchos músicos se dieron a conocer, subieron música y se volvieron populares. Yo tenía este blog, pero abrí mi cuenta para seguir a estas bandas musicales nacientes, muchas de ellas eran de México. En 2006, entre todas ellas, alguien que me llamó mucho la atención fue Aletya, Primero por el inusual nombre, pero también por su propuesta musical: un electropop fino y bien hecho, muy rítmico. Ahí su música me atrapó, en especial su rola Y mientes...



A través del mismo MySpace, la contacté para usar su música en un podcast que al final nunca salió. Ella fue muy accesible y me dijo que estaba empezando su carrera, igual que yo, y seria genial promoveríamos mutuante. No volví a saber de ella hasta como por 2010, creo que por Twitter. Ella vive en Puebla y me decía que había dejado de hacer música y que había encontrado trabajo como maestra de música. La notaba desilusionada y me compartía videos de los días en los que se presentaba en festivales locales.


Durante los últimos años, hemos desarrollado una bonita amistad por las redes sociales: Amamos con locura la Bossa Nova, los boleros, nos encanta David Bowie y el rock clásico, hasta creo que tenemos formas muy similares de ver la vida y entre charlas por DM le confesaba mi deseo de que ella volviera a la música. Yo creí que ella ya se había rendido y de pronto, entre 2012 y 2013 lanzó su primer álbum: "Aldea Imaginaria". Dio un cambio radical a su música y le dio un toque más acústico e íntimo, sobre todo, letras más profundas y cargadas de sentimiento. De ese álbum recuerdo con cariño Champán y chocolate:



Vamos, obtuvo una nominación en los Indie Music Awards (IMAS) y su canción Dance The Dream salió en la tercera temporada de Capadocia. Después sacó como sencillo individual, mi rola favorita de ella, una balada romántica en la que se atrevía a crear palabras y significados: Me traes glissando:



Siempre me invita a irla a ver a Puebla y tiene como 2 años que no lo he podido lograr. Me he vuelto muy fan de esta nueva etapa. Me da gusto ver que su estilo sigue en constante evolución y que se ha hecho un espacio para seguir construyendo su sueño de hacer música. Hoy tengo el honor de presentarles su más nueva canción. Es una colaboración con Tate Klezmer Band, agrupación que hace música propia de Europa del Este. La combinación se vuelve brutal y el resultado es como una polka llena de vida, un ritmo que no puede dejarte indiferente que encaja perfectamente con la voz de Aletya.



La canción se llama Si te digo que te quise:



Mientras escucho esta rola, me evalúo a mí mismo. ¿Por qué dejé morir mis sueños? ¿Por qué al menos no me doy un tiempo para intentarlo una vez más? Aletya para mí es un ejemplo de no traicionarte a ti mismo, de no rendirte antes las adversidades y de que el talento sin esfuerzo se vuelve un adorno. Cada que puedo, le muestro no sólo mi admiración sino el cariño que me provoca su amistad. Creo que con su capacidad y tenacidad, el único límite que tiene es el cielo. Por mi parte, creo que tendré que hacer un esfuerzo para rescatar esa parte de mí que escondí por una un otra razón y que cada noche me recuerdan que están ahí, esperándome, como una asignatura pendiente en mi destino. Ahora que lo pienso, al ver lo que ella ha logrado, veo que mi mamá tenía razón: los sueños sí se hacen realidad.

Nos vemos en el futuro.

martes, mayo 10, 2016

MAMÁ, TE DEBO TANTO...

Para María Teresa, mi mamá:

Mamá, te debo tanto y no sé cómo pagarte...

¿Cómo se paga el amor? Ni el que yo te tengo creo que sea suficiente. No me alcanza para pagar las noches de desvelo cuando he estado muy enfermo, o los días que a diario trabajabas para darme un mejor mañana. Me siento muy en deuda por aquellas tarde en las que platicamos y se nos van las horas. Ni todo el dinero del mundo es suficiente paga pagarte el haberme hecho ser quien soy, tanto que no puedo definir mi vida sin tus enseñanzas y sin el cariño que me demuestras todos los días.

¿Podría pensar siquiera una cantidad? Ni el dinero que me has prestado, el que me has dado cuando me he metido en problemas, ni siquiera cuando te convencía de darme dinero para ir a la tienda de revista por un cómic y más... todo ello, hasta la más mínima cantidad o duplicada, triplicada o aumentada hasta el infinito, no basta. Tu apoyo en los momentos más difíciles de mi vida y tu oído hacia mis razones desesperadas y a mis sentimientos más profundos, hasta tus intentos infructuosos por echarme ánimos que al final siempre terminan por hacerme reflexionar lo mal que estoy, todo ello y más es impagable.

¿Cómo pagar las risas, la buena vibra, inclusive las peleas? No puedo valuar tus preciados consejos, tu esfuerzo por que siempre estemos unidos, porque siempre actuemos como una familia, tu fe en mi (aún más grande de la que yo tengo en mí mismo) y el ayudarme sin pensar el el pasado o en el futuro. ¿Qué puedo ofrecer a cambio de que me veas mejor que el mundo, que creas que tengo talentos que ni yo mismo me creo a veces? Creo que gracias a ello no puedo rendirme ante los fracasos de la vida, porque sé que, aunque la vida se empeñe en aplastarme con el tonelaje de la frustración; al menos sé que hay alguien que cree que puedo levantarme y seguir luchando la buena batalla.

¿Acaso Dios mismo podría prestarme para saldar esta deuda? Cada que analizo mi vida y empiezo a contar a las personas más valiosas que tengo a mi lado, me siento muy feliz de que hayas estado desde el principio conmigo, cargándome desde pequeño, tomándome la mano después y en cada abrazo que nos damos, en cada llamada telefónica y mensajes con emoticones. Creo que terminaré debiéndole más a Él porque te puso a ti por mi mamá y porque no sé qué sería de mí sin tu presencia en mi vida. Lo imaginé hace rato, antes de escribir estas palabras y el panorama era desolador: soy una mejor persona gracias a ti.

Mamá, te debo tanto y no sé cómo pagarte: Por darme la vida, por apostarle al amor desde el primer momento en que supiste de mí, desde el primer respiro y los primeros rayos de luz que inundaron mis ojos; porque, sin saberlo, estás llena de amor y merece aún más del que tienes, porque nunca te rindes, nunca te haces pequeña ante los problemas, porque tu voluntad de leona es la que pone orden a la sabana, porque siempre me has puesto tu hombro para llorar, tu oído para escuchar y tus abrazos para sentirme a salvo. ¿Cómo se paga todo eso, cómo se paga todo? Hay una canción que dice,"al final, el amor que te llevas es igual al amor que das". No puedo más que agradecer a Dios todos los días por tu vida, por lo que me tú has dado y pedirle al Creador de todas las cosas que te multiplique toso ese amor que todos los días das.

Te amo, siempre.

Tu hijo Gerson.

miércoles, abril 27, 2016

DIEZ AÑOS DESPUÉS...

(...o: VIVE LATINO: UN TOUR POR LA NOSTALGIA)

Hay un dicho que suele ser lapidario: “No es lo mismo Los tres mosqueteros que Veinte años después”. Curiosamente ambas son novelas de Alexandre Dumas y sólo hubo un año de diferencia entre la publicación de ambas, aunque sí existe el evidente salto temporal en la historia. Este dicho atribuye la razón de que la primera obra fue mejor de la segunda (o por lo menos con notorias diferencias). ¿Será que, como versa otra de estas piezas, “los tiempos pasados siempre fueron mejores”? Esa misma pregunta me hice al volver este domingo al Vive Latino: 10 años después de la primera vez: ver post 1 y post 2 (mayo 2006).

El boleto fue uno de esos beneficios que tuve por el trabajo y ese domingo no había decidido si usarlo; inclusive lo consulté en Twitter y ahí movieron mi conciencia. Vivo a media hora del Foro Sol, no tenía ninguna expectativa, pero tampoco nada bueno qué hacer. Como aquella primera vez, no sabía si bajarme en Velódromo o en Ciudad Deportiva. Con el boleto en la bolsa del pantalón, cuidando de que no se fuera a salir, sin bloqueador solar en la piel y con el dinero de la semana en la cartera. Al hacer check-in en el recinto de Iztacalco, el primer comentario en Facebook fue de Skene, a quien conocí hace 10 años y me acompañó esa vez al Vive: fue el inicio a un tour sin escalas por la nostalgia.

Amé que ya no existiera el largo trayecto y los tres puntos de revisión de la primera vez; en 5 minutos ya estaba en el primer escenario, disfrutando de una banda que no había escuchado antes y que me sorprendió por la frescura de su propuesta. Parecía que era la primera vez que Surfistas del Sistema salían de su país y ante un público sucinto pero entregado, se envolvieron en el éxtasis de la satisfacción por saberse agradables: la mejor experiencia de sus vidas, según el vocalista. Desde ahí supe que sólo era el inicio de un buen domingo.

Surfistas del Sistema.

Hubieron dos puntos de inflexión del día: el primero fue llegar a escuchar a Chetes. La catarsis me dio un puñetazo en la cara al escuchar Que me maten: recordé a Marisol, mi acompañante preferida del cine, de las veces en las que salíamos, del Centro Cultural España, de lo mucho que la quise y de esos tiempos en los que creía que todo era posible. Tomé en cuenta que el álbum Blanco Fácil salió hace diez años y estuve a punto del llanto en cuanto escuché Poco a poco: había salido de la carrera, amaba los blogs, había cortado con Érika y había ido a ese Vive con Adriana (Crazygirl en su bitácora) de Tampico. Quería ser periodista y no tenía idea de lo que serían Twitter y Facebook en mi vida. No tenía un buen trabajo y muchos kilos menos que hoy. Cuando volví en mí, Chetes había cerrado su participación con Efecto Dominó y decidí romper mi regla de eventos y partidos de fútbol: fui por un vaso de cerveza cara. Las circunstancias lo ameritaban.

Gorrita de trailero.

Me arrepentí de no llevar gorra por el sol, que asaba todo el terreno y me compré una gorra de camionero. Estuve un poco en el escenario donde estaba la buena ondita de Kanaku y El Tigre y después fu donde estaba Ibeyi: un par de gemelas que eran cubano-francesas, hablaban en español pero cantaban en inglés y en dialectos africanos. Una onda Chill Out con muy buena vibra, lo que me puso a punto para lo que sería una de las grandes bandas que vi esa noche: The Chamanas. Tardaron un poco en salir, pero la espera valió la pena: un rock místico y potente, baladas poderosas y tan bien interpretadas, una energía que sólo voy a experimentar una vez en la vida, un momento único que me regalaron estos tipos de Ciudad Juárez/El Paso, Texas.

The Chamanas con el GRAN Mauricio Ruíz, de Los Ángeles Negros.

Amaya, impresionante y a veces Janis Morrisoniana de The Chamanas.

En el camino hacia el otro escenario estaba Porter con demasiada gente para el espacio que tenían. Casi nunca fui fan pero hasta ellos despertaron mis nostalgia: recordé MySpace y toda esa nueva música que escuché de 2005 a 2008 y volví al tango de los 10 años: recordé a una excompañera del trabajo, muy fan de ir a conciertos, que se sorprendía que con tanto amor y conocimiento que tengo de la música, yo no fuera un tipo que va mucho a conciertos. Quizá ella (de todas las veces que le escuché hablar sandeces) esta vez tenía razón: había perdido tanto tiempo sin disfrutar de la experiencia de la música en vivo: inigualable, que te eleva como la marea alta, que te llena como la luz que vence a la noche, que vuelve un momento más grande que la vida misma, tan necesaria como una adicción.

Subí a las gradas a escuchar a Of Monsters and Men; no soy muy fan pero debo reconocer que tocan muy bien y sonaban muy profesional. En realidad, sólo hice tiempo viendo mi cuenta de Twitter mientras empezaba Vicentico: el segundo punto de inflexión. Extraño mucho al Vicentico de Los Rayos; y aunque esta versión Rock/Pop de ahora no está mal, deseo que regrese esa fuerza de la naturaleza que era el vocalista de Los Fabulosos Cadillacs. Sin embargo, ese Vicentico volvió en dos canciones: la primera fue una acústica Mirando a la luna, fue inevitable recordar a Itzel, antes Venusina; hoy La Innombrable. He querido olvidarla tanto y he fracasado rotundamente en cada oportunidad, esa es una de sus canciones favoritas y deseé ser el tipo de atrás que estaba besándose con su novia tan apasionadamente como le era posible, quería que fuéramos nosotros dos: algo que nunca sucederá. La segunda canción fue una versión balada rock de Basta de llamarme así: ¡Suprema! Algún día les contaré porqué esa canción me recuerda a alguien muy cercano y amado, también les diré mi sentir ante la situación con la que lucha día a día…

Casi al último, Vicentico tuvo el detalle de coronar como rey al príncipe con una emotiva versión de Purple Rain.

Desde las gradas vi a Café Tacvba, los reyes del Vive, en su mood de revisitar sus discos que cumplen 20 años, le tocó al Avalancha de Éxitos. Tocaron todos esos covers que contiene ese álbum: los que más amo son Perfidia que es instrumental, Alármala de tos (de Botellita de Jerez) y la entrañable Cómo te extraño, mi amor de Leo Dan. Después se fueron a sus éxitos, Ingrata y Las Flores retumbaron el lugar; pero en El baile y el salón, los Tacvbos fueron esos viejos mosqueteros de los que escribió Dumas, con falta de brío a pesar antiguas y gloriosas páginas de la historia.

A lo lejos, cantando "Ay amor divino, pronto tienes que volver..." como un Mantra.

A las 10 de la noche supe que ya era suficiente para mí. Como decía el sabio Rey Salomón en Eclesiastés 7:10: No te preguntes ¿por qué los tiempos pasados fueron mejores que estos? Porque en ello no hallarás sabiduría. Es cierto, porque en algún punto de esa tarde me cuestioné cuánto tiempo había perdido, cuánta gente se había ido, qué estaba haciendo con mi vida: cuestiones que básicamente siempre me han perseguido en la vida, me han atormentado las respuestas; pero con el tiempo aprendes a dejar el pasado atrás y a que esas preguntas te impulsen a tomar decisiones en el presente. Aún tengo vida y cada minuto es valioso porque es único e irrepetible, aún con lo circular que puede ser la existencia; quizá las oportunidades pasadas no volverán; pero eso no me exime de vivir nuevas y de crear futuros que serán tiempos pasados aún más brillantes.

Si pudiera explicar todo lo que he cambiado en 10 años, este blog se quedaría corto. Este es testigo de muchas páginas gloriosas y otras no tanto. Lo que he aprendido en este tiempo es que tengo que disfrutar cada momento de su vida, con lo bueno y lo malo, con quien está y quien no, mirando hacia adelante. Al revisar uno de los post del Vive (con todo y lo mal que escribía en ese entonces), definí ese primer sábado de Festival como “fue un día muy chido y que quedará muy presente en mi memoria como uno de los más importantes y definitorios de mi vida”.

Este domingo, 10 años después, también lo fue…

Gerson en el Vive Latino: Izquierda: En 2006. Derecha: En 2016.

Si llegaste hasta esta parte del texto, mil gracias.

Nos vemos en el futuro. :)

lunes, febrero 29, 2016

AÑO BISIESTO

Para la señito Vodka:

Cada cuatro años tengo un día más para extrañarte. Gracias a los errores del calendario gregoriano, febrero tiene un día más en el que eres bella; en el que el viento llega; roba parte de tu esencia y en su infinita gracia, llega hasta a mí por la nariz, recorre cada parte que has tocado con tu piel y por el torrente sanguíneo llega hasta mi memoria. Haces latir tan fuerte mi corazón cuando tú estás; pero no es el mismo cuando estás ausente, como los años con un día menos, esos años aciagos e infelices que no son bisiestos.

Cuento los días para escucharte hablar de música, para que me compartas lo que pasa por tu oídos; para que cantemos a Bowie, para que bailemos con Morrissey y su Have the pleasure of singing what you mean?, para que me beses con con The Doors y le quites su lugar a Paul como La Morsa. El cielo sabe lo miserable que soy cuando la ausencia tuya me atrapa y no hallo cómo solucionarla; quiero resolverlo todo como si fueran matemáticas, el tiempo intenta cambiarme pero no puedo alcanzar al tiempo, adelantarlo al momento en el que vuelvo a mirar tu tiernos ojos, esos brillantes que conectan con los míos cuando nos queremos.

Extraño tu voz suave endulzando mi oído, diciendo que quieres quedarte conmigo. Extraño cada uno de tus ángulos, lo quebrado de tu cabello a veces negro o rojo o castaño. Extraño cuando logro hacerte sonreír, pero más cuando te logro hacer sonrojar. Extraño aferrarme a tus caderas, como si un tornado me fuera a alejar de ti, ser un explorador del placer en tu cuerpo y descubrirte en más de mil formas. Mi cama te extraña tanto que cada noche vivo en un desierto sin el oasis de tus besos, las arenas cortan mi piel y nublan mi vista, sólo en los espejismos de mi nostalgia puedo tenerte cuando no estás. Hasta extraño tus mensajes, esos que me alegran el día cuando me llegan, como la brisa del mar en un día caluroso.

No me desprecies por ser bueno, tú conoces más allá de lo que la gente ve y sabes mi valía. Una vez logré que mis palabras atravesaran tu piel y calaran tus huesos. Mi diosa del vodka, te rezo todas las noches, esperando que vuelvan tus favores de afrodita, bendíceme con la gloria de tus ojos y con el paraíso de tus placeres. Hada perversa que con el hechizo de tu mirada enchinas mi ser. Sin ti, la cerveza me sabe a nada, la música se vuelve monoaural, el frío se vuelve insoportable. Vive recostada en mi pecho desnudo y duerme toda una tarde conmigo, ignoremos al tiempo, a la distancia, al desamor, a los demás: esos que nunca han importado entre tú y yo.

Sé que lo único que tengo son estas palabras y quizá haya mejores que yo; que puedan darte más y que hasta quizá logren cautivarte mejor. Te quiero tanto que no puedo desear más que tu felicidad conmigo o sin mí. Y aunque tengo la música, mis recuerdos de ti y mis amigos para sobreponerme a tu ausencia; sé que el viento me llevará tu esencia a donde quiera que vaya, porque sé que al menos he dejado una parte de mí en ti, una que sé que hará que tú me extrañes, al menos un poco. Los días 29 de febrero, invariablemente se me hará recordarte por tu cumpleaños, aún se hará más necesario evocarte por una simple razón: Cada cuatro años se me hará más difícil extrañarte, porque tendré más días para hacerlo; esos especiales que se dan cada año bisiesto.

Feliz cumpleaños. Te extraño siempre.

Gerson.

martes, enero 12, 2016

EN MIS PENSAMIENTOS, MAMÁ.

Eres la cálida brisa de una mañana de primavera, que pasa por un jardín de flores y lleva su olor al mundo. El fuego que se esparce en los bosques y a todo árbol contagia. Eres la ola que llega hacia la playa y juega con la arena, moviéndola de lugar. Eres tan indomable como la velocidad de la luz, que llega a todo lugar para vencer a la oscuridad. Así mismo entraste  en mis pensamientos, en mi corazón, y en mi destino, mamá.

Así como cuando me viste por primera vez con tus ojos, la primera vez que me sonreíste, la primera vez que me diste un abrazo y que secaste mis lágrimas. También así fue la primera vez que escuchaste mis sueños, que me aconsejaste cuando tenía algún problema, cuando me dijiste que tenía que cambiar, cuando me dices “cuídate y que Dios te bendiga”. Tú eres artífice de muchas de mis primeras veces, y así mi concepción del mundo sería completamente distinta sin ti.

¿Cómo es posible que sepas todas las respuestas? Siempre me lo he preguntado. ¿Cómo es que no te detienes ante nada? Tu voluntad te hace indomable. ¿Por qué nunca has perdido la fe a pesar de las circunstancias? Por eso Dios te bendice mucho. ¿Por qué tu sonrisa parece interminable? Cuando la muestras, mi vida se llena de gloria. ¿Qué se siente estar tan llena de amor y ni siquiera saberlo? No sólo te mereces ser amada; sino la realidad misma debería tener más de ese amor que llevas dentro.

Cuando más te extraño es cuando los recuerdos se hacen presente, quizá porque quiero compensar tu compañía, las veces que reímos juntos, o  cuando podemos platicar por horas sin que el tiempo sea un impedimento. Por mucho que la tecnología trate de acortar distancias; nunca puede lograr lo bien que nos comunicamos en un mismo espacio. Ni todas las palabras bellas que pueda escribir se comparan a la sensación que tengo de verte y de repetir la dinámica que durante todos estos años nos ha unido: el hablar con el corazón, a los ojos, con pasión y con el cariño que es más fuerte que los lazos familiares que nos unen.

Al recordarte evoco lo mucho que me has dado: las comidas simples, pero que a la vez eran deliciosamente poderosas; las veces que me diste la mano cuando estuve por los suelos, el agua que me salvó de morir en el desierto, el consejo mesurado ante la cólera que a veces me domina, la sonrisa que me arrebatas cada que me compartes de la tuya, la confianza que Aquel que cruzó nuestros caminos tiene el control de las cosas y lleva el barco a buen puerto y el amor con el que a cada instante procuras mis días. El ánimo que siempre me das para que letras como estas florezcan y nunca mueran. Si tuviera que pagarte por ello y mil cosas más; no me alcanzaría la inmensidad para pagarte ni una décima.

Es difícil ahora que ya no vivimos juntos y a veces me invade la nostalgia pero sé que es por mi bien, porque así podré acercarme a emular los logros que tú has alcanzado y podré estar más cerca de mis sueños; pero siempre tengo necesidad de verte, aunque a veces no lo demuestre tanto. Por ello, siempre te recuerdo en la brisa de las mañanas en primavera, en el olor de las flores, en el fuego que se propaga por los bosques, en las olas que juegan con la arena del mar, en los rayos de luz que tocan todo lo que vemos, en mis pensamientos, en mi corazón y en mi destino, mamá.

De tu hijo que te ama mucho y desea que Dios te llene de miles de días felices.


Gerson. :)