Amigos todos:
Una parte de mí muere hoy. Necesito seguir adelante y la única manera que concibo es dar vuelta a la página.
Esta es la carta que nunca me atreví a darle a Itzel, a la que aquí me referí como Venusina. Alguien a quien amé mucho y que no fui correspondido. Quiero que conste en este post las últimas palabras que le dediqué. Hoy más que una carta declaratoria o de amor, servirá como testamento. De esto, quien lo lea será testigo:
ERES TÚ; SOY YO
Eres como una pequeña luz, derrotas a la oscuridad que domina el cuarto, la estrella de la mañana que a primeras horas brilla, inspiras la pasión que provoca la devoción de la fe, tienes la poesía que se arranca de la esencia de las flores, eres el fuego que ilumina el cielo en un robusto incendio, el fulgor de explosiones atómicas: el resplandor de la gloria divina que se halla en el telón de tu sonrisa.
Volcán en erupción son tus letras, cuya lava se expande en todo lo que toca, destruyendo y creando, quemando y dominando el entorno, irrandias calor en cada superficie. Eres la individualidad que cautiva a quien la conoce, la luz innegable que desprenden las luciérnagas de tus ojos. No conozco a nadie que no disfrute de tu compañía, quien no se sienta en ella como en casa: en los muebles de tus palabras, en la chimenea de tu risa, en tus puertas y ventanas, en tu rostro que conmueve a los rayos del sol y que envidian los jardines frondosos a la luz de la luna.
Eres arista de partículas que corren a velocidades cósmicas, con el agua te fragmentas en belleza de colores, arcoíris que anuncia el pacto de los silencios rotos, de los suspiros como caricias, de besos furtivos dados en lo etéreo de la imaginación, las visiones de la belleza de tu cuerpo esbelto, de la miel de tu cabello castaño, de las sábanas durazno de tu piel. Creas un ecosistema para cobrar vida a través de tu cercanía.Te vuelves centro, luz vital, sistema solar del cual gira cada planeta que te conoce.
Eres inconcebible sin música, para ti es aire que entra por tus oídos y enciende de pasión tu aliento, creando luz intermitente que ilumina tus adentros en cada latido de tu corazón. Por tus venas corren las líricas y en tus cuerdas vocales se insertan las melodías, transformándose al salir de tu cuerpo en un suave remolino que te acaricia y te mueve al compás del ritmo. Potencializas los sonidos vivos en los conciertos, te vuelves única entre la multitud, disfrutas cada nota como si cada una fuera un caramelo auditivo, las vuelves delicias al tímpano, ondas sonoras que compartes entre tus acompañantes. Eres visitante involuntaria y frecuente de mi subconsciente en innumerables noches.
Y yo... yo soy el que ha visto todo esto a través de los años, el que se quedó impresionado desde la primera vez que mis ojos te recrearon, el que te recuerda en las noches de desvelo en que te despedías solo para volver y quedarte hasta el amanecer. Soy el que quedó admirado al leer tus post, el que busca cualquier pretexto para hablarte, aún más para volverte a ver. Soy el que escribe cosas que no has leído, el que por bendición del destino es afín a muchas canciones que te gustan, el que quiere celebrar su cumpleaños contigo y verte con las primicias del sol.
Soy un ave que escapó de su jaula hacia tus aires, una planta que hace fotosíntesis con la lejanía de tus suspiros, un explorador en búsqueda de las joyas de tu mirada, un girasol que quiere bailar solo contigo, un devoto que te ofrece versos convertidos en rosas. Soy el anhelo propio de hace 4 años que ha sobrevivido a tu ausencia, a la distancia y al destino mismo, el que se ha reflejado en varios de tus espejos y se ha cautivado al verte en la faz que el agua revela de vuelta. Soy el que esconde lo que siente como el más preciado tesoro, el que no quiere que nadie más se entere que existe, excepto el pirata que tiene las llaves del cofre que contiene un botín de riquezas llenas de luz.
Soy el que ya te declaró que te quiere, aunque desconozcas que caigo encantado bajo los efectos anteriormente escritos: soy el que ya tiene un “no” ganado de antemano. Pasa el tiempo y no puedo negar que eres solo tú, con la que mis ojos quieren escuchar tu voz y mis oídos quieren deleitarse en tu mirada, mis pies quieren bailar en tus palabras y mis letras desean con fervor les concedas una pieza. Tenerte en mi mente es un carro que me impulsa hacia adelante, a hacer cosas que no creía posibles, a dejar a el sentimiento y la razón a un lado para convertir mi fe en obras. Eres fantasías hechas carne y realidades que vuelan hacia dimensiones imposibles. Es por eso que esta vez vuelvo a insistir.
Pero esta vez, Mujer Luz, yo te pido que me conozcas, que te permitas hacerlo para que, si es tu voluntad, reconsideres tu “no”. Date una oportunidad de entrar en el agua, déjame enseñarte un mundo de cosas grandes y misteriosas que tú no conoces, entremos en un barco donde podemos bajar al momento que deseemos pero seguimos adelante para ver dónde llegamos, compartamos la comida así como las conversaciones, vibremos al compás de la música trasladándonos entre realidades, lleguemos a ese lugar donde no seas tú, ni yo: sino nosotros.
Con toda la esperanza que poseo.
Gerson.
1 comentario:
Que belleza de palabras, cuanta sensibilidad...
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