Ya me está comenzando a molestar el no ser conformista. Hace 3 años hubiese dado las nalgas por el empleo que tengo, donde no tengo presiones, no gano mal y hasta me da oportunidad de escribir lo que se me da la regalada gana, el trabajo me es de lo más fácil y tranquilo. Pero mi corazón o mi necedad (una de las dos, es seguro) quieren ejercer lo que siempre soñé, no abandonar los medios digitales y desarrollarme en ellos (ya que es muy seguro que las revistas cedan ante el formato web) y hacer periodismo. Salió a flote mi reciente oportunidad a la mente cuando vi el video de cómo está creciendo el proyecto en internet de mi exjefe.
¿Será que ahora que debo estar tranquilo hago una tormenta en un vaso de agua? O viéndolo desde el otro lado ¿Cómo negarte ante los deseos del corazón? Quizá el problema sea yo, que no puedo estar satisfecho y me guste estar siempre en contra de mí mismo. Llego hasta cierto punto y sólo puedo pensar en lo que quiero; pero de niño aceptaba todo lo que me compraban sin chistar. Añoro esos días porque mis circunstancias las tomaba como venían, sin importar si no era precisamente lo que quería. Ahora siento que ya no puedo volver atrás.
Esta frustración y desconcierto la llevé a una actualización en el muro de mi Facebook (hace 3 años jamás me hubiera parado en esa red social), al expresar mi deseo de hacer lo que realmente quiero, en vez de provocar reacciones adversas a mi berrinche (como usualmente pasa), me consiguió una entrevista de trabajo. No espero nada porque no sé de qué se trata la chamba, solo sé que es en el edificio de al lado y que una amiga es la que va a llevar el proceso.
En momentos como estos sólo puedo recordar la rola cuya melodía se le reveló a Keith Richards en un sueño para que llegara Mick Jagger a componerle una letra inmortal que lleva el espíritu de Holden Caulfield, una misantropía que está a unos cuantos años de cumplir 50 y que revolucionó al mundo del rock tal y como lo conocemos. Un pensamiento que va en contra de toda religión, un berreo que suena bien. La escucho, la canto y me urge cambiar, quitarme como una mala costumbre de ese vació que provoca no obtener lo que quieres:
Lo peor viene con el siguiente pensamiento ¿Y si logro tener lo que quiero aún no estoy conforme? ¿O si nunca tengo lo que quiero podré vivir con esa insatisfacción? Veamos qué dice el porvenir.
Nos vemos en el futuro.
Bienvenido: ¿Quieres conocerme? Todo está aquí: mis días, lo que me gusta, mis ambiciones y sueños. En línea desde octubre de 2004.
lunes, febrero 27, 2012
martes, febrero 21, 2012
SOBRE CREER Y CONFIAR
¡Qué difícil es creer y confiar!
Hace un par de meses entré en un proceso para cubrir la vacante (qué fácil hubiera sido mejor usar la palabra “apliqué”, pero ese no es significado oficial del verbo a pesar de que al escribirlo se entienda) para una empresa editorial importante. El sueño de toda mi vida y una oportunidad para hacerlo realidad, como muchas otras cosas de mi vida, se fue…
Si algo he aprendido de los sinsabores de la vida es que hay que levantarse todas las veces que sean necesarias, por más que duela, por más que no quieras, por más que estés seguro que volverás a caer. Así no me escondo del sol y aparento tranquilidad cuando por dentro aún estoy intranquilo, busco consuelo de donde sea: tengo un trabajo muy tranquilo, me aumentaron el sueldo, puedo escribir lo que quiera y hasta me pongo a escuchar programas de radio donde me contengo la risa. Me encuentro bien, pero como dice mi padre “mientras más tienes y más quieres”.
En el proceso de aceptación me pongo a recitar en la mente mis partes favoritas de The Times They Are A-Changin’ de Bob Dylan: “For the loser now will be later to win… The slow one now will later be fast as the present now will later be past. The order is rapidly fadin'. And the first one now will later be last for the times they are a-changin'”. Quiero creer que situaciones como estas serán transitorias y que estas cosas que se repiten no son mala suerte sino coincidencias meramente desatinadas. Quiero creer que el momento de mi victoria se acerca.
Mi madre me dice que confíe en Dios, que me llevará a un lugar donde todo va a estar bien y a mí siempre me ha costado trabajo; sin embargo, ella hizo una jugada espectacular: me tapó los ojos y me guió por diferentes partes de la casa. Tuve que confiar totalmente en ella, ya que sin mi vista, sería muy difícil llegar a mi cuarto, inclusive hasta peligroso. Este ejemplo fue revelador, dejarse llevar no podía ser solo una opción, ser reacio podría causar accidentes, además ir a ciegas solo conduce a la fatalidad. Necesito confiar en el invisible para poder llegar donde mis ojos pueden ver lo material. Confiar siempre se he ha dificultado, no me gusta depender de nadie.
¿Qué sucederá en el futuro? No lo sé, lo que pueda hacer de él y lo que las circunstancias manden. De pronto me llega un miedo terrible de que se me cierren las puertas a las cosas que quiero, tampoco no sé bien si las desviaciones del camino original me llevarán a un porvenir de satisfacciones. Me debo aferrar a la fe y a la confianza de que si me esfuerzo valdrá la pena y no terminaré jodido, sin esperanzas ni voluntad. También me sostengo de la idea de que el mundo gira y que los que anteriormente estaban inconformes eventualmente llegan a donde quieren.
Y en el momento en que iba a terminar el último párrafo, la vida me trae la última escena de una (para mí) mala película, curiosamente este es un buen final. Mientras el futuro llega, lo esperaré bailando:
What the hell! Life goes on!
Nos vemos en el futuro.
Hace un par de meses entré en un proceso para cubrir la vacante (qué fácil hubiera sido mejor usar la palabra “apliqué”, pero ese no es significado oficial del verbo a pesar de que al escribirlo se entienda) para una empresa editorial importante. El sueño de toda mi vida y una oportunidad para hacerlo realidad, como muchas otras cosas de mi vida, se fue…
Si algo he aprendido de los sinsabores de la vida es que hay que levantarse todas las veces que sean necesarias, por más que duela, por más que no quieras, por más que estés seguro que volverás a caer. Así no me escondo del sol y aparento tranquilidad cuando por dentro aún estoy intranquilo, busco consuelo de donde sea: tengo un trabajo muy tranquilo, me aumentaron el sueldo, puedo escribir lo que quiera y hasta me pongo a escuchar programas de radio donde me contengo la risa. Me encuentro bien, pero como dice mi padre “mientras más tienes y más quieres”.
En el proceso de aceptación me pongo a recitar en la mente mis partes favoritas de The Times They Are A-Changin’ de Bob Dylan: “For the loser now will be later to win… The slow one now will later be fast as the present now will later be past. The order is rapidly fadin'. And the first one now will later be last for the times they are a-changin'”. Quiero creer que situaciones como estas serán transitorias y que estas cosas que se repiten no son mala suerte sino coincidencias meramente desatinadas. Quiero creer que el momento de mi victoria se acerca.
Mi madre me dice que confíe en Dios, que me llevará a un lugar donde todo va a estar bien y a mí siempre me ha costado trabajo; sin embargo, ella hizo una jugada espectacular: me tapó los ojos y me guió por diferentes partes de la casa. Tuve que confiar totalmente en ella, ya que sin mi vista, sería muy difícil llegar a mi cuarto, inclusive hasta peligroso. Este ejemplo fue revelador, dejarse llevar no podía ser solo una opción, ser reacio podría causar accidentes, además ir a ciegas solo conduce a la fatalidad. Necesito confiar en el invisible para poder llegar donde mis ojos pueden ver lo material. Confiar siempre se he ha dificultado, no me gusta depender de nadie.
¿Qué sucederá en el futuro? No lo sé, lo que pueda hacer de él y lo que las circunstancias manden. De pronto me llega un miedo terrible de que se me cierren las puertas a las cosas que quiero, tampoco no sé bien si las desviaciones del camino original me llevarán a un porvenir de satisfacciones. Me debo aferrar a la fe y a la confianza de que si me esfuerzo valdrá la pena y no terminaré jodido, sin esperanzas ni voluntad. También me sostengo de la idea de que el mundo gira y que los que anteriormente estaban inconformes eventualmente llegan a donde quieren.
Y en el momento en que iba a terminar el último párrafo, la vida me trae la última escena de una (para mí) mala película, curiosamente este es un buen final. Mientras el futuro llega, lo esperaré bailando:
What the hell! Life goes on!
Nos vemos en el futuro.
viernes, febrero 17, 2012
LA COSTUMBRE...
Pues otra vez la oportunidad que quería se me negó. Estoy triste. No me queda más que seguir. No desprecio lo que tengo ahorita pero es muy frustrante que lo haya visto, percibido y hasta arañado con las uñas para al final no poderlo lograr.
No más palabras.
No más palabras.
sábado, febrero 11, 2012
AQUELLAS PEQUEÑAS COSAS...
Para la fecha por venir, estoy escribiendo un texto. Yo sólo espero que Dios me permita no solo que lo lea, sino también que sirva de convencimiento para que me de una oportunidad de que reconsidere la decisión que tomó años atrás conmigo. Mientras me regodeaba en figuras retóricas y creía que desarrollaba las mejores palabras que he escrito para una mujer, me sacudió una duda. ¿A todas las mujeres a las que quise o amé les escribí igual?
Tuve que echar un clavado por 7 años de este blog y recordé cosas interesantes. Releí los textos que le dediqué a cada mujer que se ha cruzado en mi vida por estos medios: amigas, novias y crush. Tuve nostalgia y vi cómo desarrollaba otro tipo de ideas mientras pasaba el tiempo y comprendí que había cambiado no solo mi forma de escribir, sino mi forma de entregarme por medio de las letras. Ya no soy más descriptivo sino ahora me apoyo en lenguaje rebuscado y en muchos ejemplos: creo ser más contundente y emotivo.
Recapitulé victorias y derrotas, amores y desamores, ilusiones y realidades en dedicatorias hacia ellas. Sentí nostalgia, algunas cosas no terminan de sanar y otras están bien acomodadas en lugares donde no se puedan romper, aquellos eran tiempos más inocentes (como siempre lo son). Ante este hecho, no pude evitar pensar en esta canción de Joan Manuel Serrat que habla de Aquellas pequeñas cosas:
Y uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia... ♫
Las extraño, aunque he perdido contacto con muchas, me da gusto que estén bien... =')
Nos vemos en el futuro.
Tuve que echar un clavado por 7 años de este blog y recordé cosas interesantes. Releí los textos que le dediqué a cada mujer que se ha cruzado en mi vida por estos medios: amigas, novias y crush. Tuve nostalgia y vi cómo desarrollaba otro tipo de ideas mientras pasaba el tiempo y comprendí que había cambiado no solo mi forma de escribir, sino mi forma de entregarme por medio de las letras. Ya no soy más descriptivo sino ahora me apoyo en lenguaje rebuscado y en muchos ejemplos: creo ser más contundente y emotivo.
Recapitulé victorias y derrotas, amores y desamores, ilusiones y realidades en dedicatorias hacia ellas. Sentí nostalgia, algunas cosas no terminan de sanar y otras están bien acomodadas en lugares donde no se puedan romper, aquellos eran tiempos más inocentes (como siempre lo son). Ante este hecho, no pude evitar pensar en esta canción de Joan Manuel Serrat que habla de Aquellas pequeñas cosas:
Y uno se cree que las mató el tiempo y la ausencia... ♫
Las extraño, aunque he perdido contacto con muchas, me da gusto que estén bien... =')
Nos vemos en el futuro.
sábado, febrero 04, 2012
EL PRIMER SÁBADO DE FEBRERO
Cantando exorciso demonios...
En la vida espera lo inesperado, ten fe que vienen cosas mejores, toma una mejor actitud ante aquellas cosas que no te gusta, ármate de toda la paciencia posible y da todo el esfuerzo para que lo que dependa de ti resulte. Eso hago al empezar el mes más corto de año: febrero.
Enero se me hizo eterno. Fue un mes donde me fui acostumbrando a cosas como pagar una tarjeta departamental y un nuevo sueldo. No fue exactamente lo que me prometieron pero, siendo sinceros, no me puedo quejar. Todos los días se vuelven una aventura cuyo objetivo es llegar temprano. Si sigo con este cómodo empleo durante este mes, (y si Dios me lo permite) estaré planeando mis vacaciones a finales de mayo. Destino: la playa.
En diciembre mi computadora ya no quise prender y entre las cosas que necesitaba recuperar de ella era mi música. Apenas hasta hoy me ayudaron a rescatar la totalidad de mis archivos, por lo que el tlalocpod pronto podrá llenarse de nuevas melodías. Como saben, me encanta armar listas, así me tardaré en más de 8000 canciones.
En las cuestiones amorosas, como en un nuevo trabajo y en otros aspectos de mi vida: necesito una oportunidades. Sé que durante muchos años he estado dudoso de mostrar mis sentimientos por miedo a lo que fueran a decir y que la molestaran por mi culpa. Después fue la misma distancia y la vida misma lo que nos separó. El estatus de hoy nos deja con tiempo y distancias limitadas. Una ciudad me separa de ella, nuestros trabajos también, las ocupaciones, más. Ella sabe que quiero que andemos, ya me dijo que no una vez; increíblemente hemos salido un par de ocasiones después. Sabe que la quiero pero no que mis sentimientos son más porfundos. Yo la amo, busco la forma de verla de nuevo y de estar en contacto en la medida de lo posible...
Esta vez no voy a dejarla ir.
Hoy disfruto de mi puente escuchando música, viendo videos, películas y fútbol. Mañana toca ir a ver el Súper Bowl. Lo irónico del asunto es que he recibido tres invitaciones de distintos amigos para ir a ver el espectáculo... ¡y a mí ni me gusta el americano! En fin, espero tomar mucho y divertirme aún más, aunque no le entienda gran cosa a lo que pase enfrente de la pantalla. Al menos Madonna estará en el medio tiempo.
Todavía espero que cosas sorprendentes pasen en febrero, mientras tanto sigo cantando...
Nos vemos en el futuro.
En la vida espera lo inesperado, ten fe que vienen cosas mejores, toma una mejor actitud ante aquellas cosas que no te gusta, ármate de toda la paciencia posible y da todo el esfuerzo para que lo que dependa de ti resulte. Eso hago al empezar el mes más corto de año: febrero.
Enero se me hizo eterno. Fue un mes donde me fui acostumbrando a cosas como pagar una tarjeta departamental y un nuevo sueldo. No fue exactamente lo que me prometieron pero, siendo sinceros, no me puedo quejar. Todos los días se vuelven una aventura cuyo objetivo es llegar temprano. Si sigo con este cómodo empleo durante este mes, (y si Dios me lo permite) estaré planeando mis vacaciones a finales de mayo. Destino: la playa.
En diciembre mi computadora ya no quise prender y entre las cosas que necesitaba recuperar de ella era mi música. Apenas hasta hoy me ayudaron a rescatar la totalidad de mis archivos, por lo que el tlalocpod pronto podrá llenarse de nuevas melodías. Como saben, me encanta armar listas, así me tardaré en más de 8000 canciones.
En las cuestiones amorosas, como en un nuevo trabajo y en otros aspectos de mi vida: necesito una oportunidades. Sé que durante muchos años he estado dudoso de mostrar mis sentimientos por miedo a lo que fueran a decir y que la molestaran por mi culpa. Después fue la misma distancia y la vida misma lo que nos separó. El estatus de hoy nos deja con tiempo y distancias limitadas. Una ciudad me separa de ella, nuestros trabajos también, las ocupaciones, más. Ella sabe que quiero que andemos, ya me dijo que no una vez; increíblemente hemos salido un par de ocasiones después. Sabe que la quiero pero no que mis sentimientos son más porfundos. Yo la amo, busco la forma de verla de nuevo y de estar en contacto en la medida de lo posible...
Esta vez no voy a dejarla ir.
Hoy disfruto de mi puente escuchando música, viendo videos, películas y fútbol. Mañana toca ir a ver el Súper Bowl. Lo irónico del asunto es que he recibido tres invitaciones de distintos amigos para ir a ver el espectáculo... ¡y a mí ni me gusta el americano! En fin, espero tomar mucho y divertirme aún más, aunque no le entienda gran cosa a lo que pase enfrente de la pantalla. Al menos Madonna estará en el medio tiempo.
Todavía espero que cosas sorprendentes pasen en febrero, mientras tanto sigo cantando...
Nos vemos en el futuro.
miércoles, febrero 01, 2012
EL DESTINO COMO VENGA
José Alfredo Jiménez en “El hijo del pueblo” recita una frase que nunca había encajado bien en el rompecabezas de mi vida: “mi destino es muy parejo: yo lo quiero como venga”. No entendía el orgullo con el que el compositor se aferraba a sus fracasos y a la situación de carencia. Hace años no tenía trabajo, llevaba mucho tiempo sin novia y me la pasaba mal escuchando a gente que solo se burlaba de mí. No quería mi aceptar mi circunstancia; quería abstraerme del mundo mediante los videojuegos, el sueño y las ilusiones locas que salían de mi mente en ese entonces. Los que han leído este blog desde el principio, pueden dar fe de ello: sufrí mucho, sin embargo el aprendizaje de ese duro camino fue invaluable.
La vida, amigos y lectores, es impredecible. De vez en cuando a Dios le gusta lanzar los dados en momentos determinados y la suerte cambia. De pronto me vi con empleo, novia y dinero para comprar cosas y los que se burlaban de mí habían desaparecido o sabía cómo enfrentarlos. Aún así permanecía esa sensación de vacío a pesar de que en teoría, ya debería estar complacido. ¿Por qué no lo estaba? Porque nada era como esperaba. No dejaba de actuar como un niño malcriado que no quería comerse unos huevos revueltos porque los quería estrellados. Odio usar como ejemplo a los desamparados, como si la existencia fuera igual en cada persona, y al escuchar eso, lo que lograban era que renegara de mi destino.
El veinte te cae solo cuando recapitulas y así fue: vi que tuve todo lo que quería y que el problema era yo. Pude disfrutar muchas cosas que me pasaron si tan solo las hubiese tomado como venían. Los arrepentimientos sirven de poco. Entonces decidí comerme el huevo revuelto y acompañarla con arroz, frijoles y agregarles salsa. Si bien no era lo que yo quería en un principio, se ha vuelto una comida deliciosa que me perdería por un simple prejuicio. Tomé lo que había aprendido y ahora apuesto mientras le toca su turno a Dios de tirar a mi favor, sin importar cómo esté yo en el juego.
Amo las películas de Woody Allen y la que me recomendaron hace un par de semanas fue Whatever Works (“Como venga”, según mi traducción), que para Latinoamérica se nombró “Así pasa cuando sucede”, un mal título tropicalizado para una gran película. En ella, la versión más neurótica y pesimista de Alvy Singer (personaje de Annie Hall), tiene una filosofía de vida: “que sea lo que funcione, mientras no se afecte a nadie”. Un genio llamado Boris sin necesidades sexuales, que no baja de pendejos a todos y vestido con un cinismo que da risa. En la historia comprobamos que la vida no es una cosa estática, vemos cómo los personajes van cambiando y que al final lo impredecible hace que las cosas salgan bien, y lo más sensato es tomar la vida como lo hacía José Alfredo.
Les dejo la primera escena y les recomiendo que vean la película. Se reirán mucho:
Ahorita estoy muy bien en mi trabajo, es quizá lo más relajado que he tenido en muchos años. ¿Y si se presentara una oferta que me hiciera cambiar de aires hacia lo que realmente quiero? ¿Si poco a poco se fuera haciendo realidad esas cosas que escribí de Gerson de la Tierra-2? ¿Y si no se da? No importa, yo querré la vida como venga. =)
Nos vemos en el futuro.
La vida, amigos y lectores, es impredecible. De vez en cuando a Dios le gusta lanzar los dados en momentos determinados y la suerte cambia. De pronto me vi con empleo, novia y dinero para comprar cosas y los que se burlaban de mí habían desaparecido o sabía cómo enfrentarlos. Aún así permanecía esa sensación de vacío a pesar de que en teoría, ya debería estar complacido. ¿Por qué no lo estaba? Porque nada era como esperaba. No dejaba de actuar como un niño malcriado que no quería comerse unos huevos revueltos porque los quería estrellados. Odio usar como ejemplo a los desamparados, como si la existencia fuera igual en cada persona, y al escuchar eso, lo que lograban era que renegara de mi destino.
El veinte te cae solo cuando recapitulas y así fue: vi que tuve todo lo que quería y que el problema era yo. Pude disfrutar muchas cosas que me pasaron si tan solo las hubiese tomado como venían. Los arrepentimientos sirven de poco. Entonces decidí comerme el huevo revuelto y acompañarla con arroz, frijoles y agregarles salsa. Si bien no era lo que yo quería en un principio, se ha vuelto una comida deliciosa que me perdería por un simple prejuicio. Tomé lo que había aprendido y ahora apuesto mientras le toca su turno a Dios de tirar a mi favor, sin importar cómo esté yo en el juego.
Amo las películas de Woody Allen y la que me recomendaron hace un par de semanas fue Whatever Works (“Como venga”, según mi traducción), que para Latinoamérica se nombró “Así pasa cuando sucede”, un mal título tropicalizado para una gran película. En ella, la versión más neurótica y pesimista de Alvy Singer (personaje de Annie Hall), tiene una filosofía de vida: “que sea lo que funcione, mientras no se afecte a nadie”. Un genio llamado Boris sin necesidades sexuales, que no baja de pendejos a todos y vestido con un cinismo que da risa. En la historia comprobamos que la vida no es una cosa estática, vemos cómo los personajes van cambiando y que al final lo impredecible hace que las cosas salgan bien, y lo más sensato es tomar la vida como lo hacía José Alfredo.
Les dejo la primera escena y les recomiendo que vean la película. Se reirán mucho:
Ahorita estoy muy bien en mi trabajo, es quizá lo más relajado que he tenido en muchos años. ¿Y si se presentara una oferta que me hiciera cambiar de aires hacia lo que realmente quiero? ¿Si poco a poco se fuera haciendo realidad esas cosas que escribí de Gerson de la Tierra-2? ¿Y si no se da? No importa, yo querré la vida como venga. =)
Nos vemos en el futuro.
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