[De Fondo: Rod Stewart feat. Stevie Wonder - What a Wonderful World]
Fue cuando era niño, gracias a un comercial, conocí esa canción originalmente interpretada por Louis Amstrong…
¿Qué ha pasado en estos casi tres meses? Intentaré explicarme sin debrayar mucho: Sobreviví a los primeros tres meses en el trabajo y en él he hecho buenos amigos. La paga es buena, los jefes tienen poca calidad humana y hay uno que se cree el gran conocedor cuando sólo sabe cometer decisiones pendejas. Me volví muy unido con mis compañeros y creo que eso nos ha ayudado a sobrevivir ante diversas adversidades. En breve se separan la mitad de nosotros y poco a poco se agregan más compañeros. Aún así esperamos que la amistad se conserve, son excelentes personas…
… recuerdo que apenas y sabía algo de inglés: “¡Qué maravilloso mundo!”, fue lo único que entendí. Esa voz rasposa parecía salir de una voz de risa, reflejaba ternura y parecía, en mi desconocimiento, una melodía para celebrar (¡Qué universalidad de la música!).
Mi novia me ha convencido que me quiere y me ha dado a conocer su poder de transformar detalles sencillos en golpes demoledores. En un principio no supe cómo reaccionar y cometí algunos errores. Ella me dio una oportunidad más y ahí seguimos, con poco tiempo para vernos, con miel derramada en el Messenger, con salidas los fines de semana, con nuestros defectos y con la determinación de que disfrutemos el uno del otro. Yo espero también convencerla de que la quiero, porque así es y mucho.
…Durante muchos años pensé esta canción. Después escuché la versión de Joey Ramone al final de Bowling for Comubine, un epílogo interesante que Michael Moore le diera a su discurso cinematográfico contra la cultura de las armas y violencia en Estados Unidos…
El tiempo siempre ha sido lo que falta y aunque me choca esta carencia. He aprovechado bien el que me queda para dormir, volver a leer, escuchar música mientras intento maquinar un discurso para volver a escribir. Quisiera a veces que las distancias no fueran tan largas, que a los políticos no se les ocurriera hacer cantidades estúpidas de obras viales al mismo tiempo, que no hubiera tanto tráfico. Me he acostumbrado y eso ha hecho que los trayectos no se me hagan pesados. La música como siempre, ayuda.
Todo lo que desee lo tengo en este momento: trabajo, novia, dos teléfonos móviles, disfruto de la compañía de mis amigos, ya hasta tengo audífonos nuevos, juego FIFA, de a muy poquito pero bajo de peso, estoy todo el día en Twitter, escucho y descubro melodías que después me acompañan. Deseaba volver a escribir pero no hallaba cómo vaciar todo eso en la hoja en blanco, quería encontrar algo que sirviera como una fotografía del momento. Y esa imagen la encontré en una canción que me acompaña todas las mañanas en mi camino al trabajo: Rod Stewart, con esa voz rasposa le agrega nostalgia a la letra que camina sobre un piano, y aderezada con un Stevie Wonder que no necesita cantar pero que hace arreglos titánicos con la armónica; parece que no halla límites entre la evocación de recuerdos, el romanticismo, la ternura, la elegancia, el principio y fin de las cosas. Cada que la escucho, además de evocar aquella tonada de la infancia, me hace disfrutar todos los días y comenzar de una buena forma las mañanas, lo bien que la estoy pasando ahorita con lo que tengo y que lo demás no importa, tanto que hasta pienso para mí: What a wonderful world!
Nos vemos en el futuro (¡Ya extrañaba escribir eso!).
1 comentario:
waaaa te quiero :D
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