2015, un año para no olvidar:
Si 2014 fue un año de demoler y poner cimientos, este año que termina fue uno en el que me metí en un viaje vertiginoso que me llevó a lograr gran parte de las cosas que quería (y que me costó mucho obtener).
Gracias a Dios pude mudarme de nuevo, terminé de pagar algunas deudas, pude planear mejor muchos de los días, quité de mi vida gente que no me dejaba crecer y dejé entrar a gente que cree en mí. He tenido el placer y la dicha que anhelaba, pero voy por más.
Aún me falta trabajar en mi carácter, buscar ahorrar para el futuro y darme las vacaciones que merezco (la playa, por ejemplo); tampoco no descuidar mi alimentación ni dejar de visitar el gimnasio (otro logro más). Quizá no deje de creer en las personas (al menos en las que aún no me decepcionan), pero siempre me daré el beneficio de la duda.
Doy gracias al Creador por mi familia, por los amigos que están conmigo y que me quieren en su vida. A veces soy un poco ermitaño, pero si me llaman, ahí estaré.
Espero que el año que viene sea un año de muchos éxitos y de salud, de trabajo y felicidad, de amistad y mucha bebida, que la vida no deje de sorprendernos con cosas maravillosas, que cada día sea un aprendizaje y que compartamos lo bello y lo difícil con los que amamos, con su apoyo.
Gracias a todos por ser parte de mi vida. Espero que me acompañen en este 2016. La vida es un regalo y hay que aprovechar para disfrutarla hasta la última gota. Que mi Señor los bendiga.
Cheers! Prost! Saravah! 😃
Nos vemos en el futuro.