lunes, julio 20, 2015

EL CAMBIO ESTÁ EN MÍ

Llega un momento en que te cansas, en que no puedes tolerar que las cosas sigan igual, uno en que deseas más que nunca que todo cambie.

Después vi que nada cambiaba.

Entonces, cambié yo.



He aprendido que las cosas más efectivas en mi vida son las que piensas poco, alguien me invitó a inscribirme a un gimnasio hace un mes y acepté. Después de un mes de estar yendo, hoy me pregunto ¿qué fue lo que me motivo a ir, yo que evadía cada oportunidad de una vida sana y que he dedicado muchos años de mi vida al hedonismo de la comida? No lo sé, yo nunca he tenido problemas anímicos con ser gordo; sin embargo, cuando la ropa te aprieta, cuando ya no te queda, cuando tienes que comprar tallas más grandes, empiezas a perder atractivo y a ganar volumen. Quizá haya muchas cosas en estos estos últimos años que no he podido cambiar: pérdidas, traiciones, reveses, corazones rotos, oportunidades que se diluyen, carencia, anhelo, nostalgia... al menos puedo agregar una nueva actividad a mi rutina. Ahí me di cuenta que el cambio puede empezar conmigo.

No conoces tus límites hasta que los pones a prueba. Cada aparato se hace una prueba en sí misma y las repeticiones parte de las mismas. El sudor a veces llega a nublarme la vista, sabe a sal. El dolor que al principio tratas de evadir al final te deja con un sentimiento placentero. Vas poco a poco, necesitas cierto tiempo usar una toalla y tomar algo de líquido. Subes el peso, aceleras el ritmo y luego lo bajas, caminas, corres, alzas, empujas, ves aquello que te motivas, limpias los aparatos al terminar, cuentas, el tiempo acelera y se estanca. En instantes pasan dos horas. Llego al locker, me cambio y salgo al infinito de la noche mientras un ángel citadino me bendice con su luz.

Tuve que acompañar este cambio con suprimir cosas como el pan, las frituras y el refresco, bajarle a mis raciones de comida y el azúcar; e incrementar la ingesta de agua, de fruta y de cereales. Yo sé que los cambios a veces no son inmediatos y para no perder la cordura ya no espero algún cambio. Quiero que esto se vuelva un hábito, parte de un nuevo estilo de vida que me pueda dar buenos años en el porvenir. Cada que recuerdo o se me quiere antojar eso que lo que me privo, me mentalizo y caigo en la reflexión de que "no lo necesito". Por lo mientras ya al inscribirme tengo un plazo forzoso de un año para pagar cada mensualidad más una anualidad, sería un desperdicio de dinero no ir y sería como verme la cara al no ir y aprovechar la oportunidad de cambiar las cosas, poco a poco, a veces con victorias casi imperceptibles.

Como les dije, llevo un mes. Me había comprometido a comparar mis medidas y peso en esta primera etapa, checar el progreso de la ida al gimnasio: logré bajar 4 kilos (quizá fueron más) y reducir muchos centímetros en brazo, pecho y cadera. Eso sumado a que pude ponerme un pantalón que antes no me cerraba me dio una alegría inmensa, un recordatorio que sí pueden cambiar las cosas en una realidad propia que parece inmutable. Gracias a Dios di este primer paso y permitió que se note el esfuerzo. Es agradable ver que nadie es indiferente a las modificaciones físicas y en la conducta que he realizado en estos 35 días. "¿Ya te vas al gym?", ¿¡Te ves menos panzón!", "¡Qué bueno que te estás cuidando", "se te está limpiando la cara" y otras frases que son halagos al alma, aunque sólo se refieran al cuerpo.

Tengo 33 años y siento que parte de mi juventud se fue con cosas muy tontas. El tiempo se me escabulle de las manos, tengo que aprovechar mientras tenga vida para disfrutarla al máximo y ofrecerme un futuro mucho mejor. Quiero también verme atractivo, que las personas sientan curiosidad de ver qué hay dentro de mí; que no vean a una persona descuidada sino alguien que puede aportar lo mejor de sí a los demás. Quiero una esposa y una familia para mí; porque ya no soy un niño, porque mis días no me gustan y quiero unos mejores. Porque si nada cambia al menos y puedo demostrar que el cambio está en mí.

Sé que al rato estaré muy cansado; pero saliendo del gimnasio, tendré la energía para continuar un día más.

Ya les contaré de mis avances.

Nos vemos en el futuro, uno más brillante.